Fue el mismo día que ordenó revisar las penas y liberar a los músicos de Callejeros. A Chabán lo condenaron en primera y segunda instancia. Primero a 20 años de prisión, pero cuando se revisó la condena, un cambio en la carátula, le restó casi 9 años. Asumió su responsabilidad en la tragedia donde murieron 194 personas, pero dijo: "hay que ser idiotas para tirar bengalas, yo no la tiré".
Omar Chabán estaba enojado. Miraba por televisión, en su departamento de Monserrat, cómo los músicos de Callejeros se abrazaban, eufóricos, con sus familiares. Habían recuperado la libertad.
-Es injusto, ¿cómo puede ser que ellos estén libres y yo no? –dijo después en un programa de radio.
La bronca de Chabán no era solo por la banda de rock. El 5 de agosto de 2014, la justicia rechazó su liberación. En un breve escrito, la Corte Suprema de Justicia declaró “inadmisible” la presentación de un recurso de queja y le confirmó la condena de diez años y nueve meses de prisión. Ese mismo día, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 24 ordenó la liberación de cinco ex integrantes de la banda Callejeros y a otros tres condenados.
A Chabán la justicia lo condenó en primera y segunda instancia. En 2009, a 20 años por estrago doloso -es decir, considerando que hubo una intención de provocar un incendio-. Pero luego recibió un beneficio de la justicia por el cambio de la carátula. En mayo de 2012, la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal Federal le confirmó la pena de diez años y nueve meses de prisión acusándolo por ser partícipe de un hecho culposo. A partir de allí, Chabán presentó diversos recursos para morigerar la pena y exigir su libertad. Ninguno de ellos fue correspondido.
Desde la tragedia, el empresario artístico sintió que el peso de Cromañón recaía sobre sus espaldas. En varias oportunidades, Chabán asumió su responsabilidad por el incendio en que murieron 194 personas, pero también compartió culpas. "Yo sabía que era una banda bengalera; pero hay que ser un idiota para tirar bengalas, yo no la tiré. Vinieron los bomberos pero no entraron, porque tenían miedo. Se cagaron, son humanos”, había dicho después del juicio que le dictó sentencia.
Desde que comenzó a cumplir la segunda parte de su condena, en diciembre de 2012 en el penal de Marcos Paz -donde había pasado un par de años antes de que comenzara el juicio-, Chabán estuvo casi todo el tiempo en la enfermería. Finalmente, fue derivado al Hospital Santojanni. Allí empezó a responder favorablemente al tratamiento. Luego, en 2013, la justicia le otorgó el beneficio de la presión domiciliaria. "Por el tema de la cárcel tengo un cáncer. Me mareo por el cáncer, camino dos pasos y me canso", había dicho,
En relación a Callejeros, no le pareció injusto que los músicos volvieran a tocar después de recuperar la libertad– “A mí me parece bien porque no tienen plata y tienen que vivir”-. Su peor pesadilla, la que lo desveló hasta el final de sus días, fue la condena social: “Me compararon con represores condenados por delitos de lesa humanidad. Es tremendo. Fui el único que fue a la cárcel dos años y medio".
El único alivio que había tenido con la justicia lo recibió cuando la Corte Suprema, en el fallo que le negó la libertad, también descartó que la causa volviera a catalogarse como hecho doloso. Esto implicó que la causa se mantuviera como un hecho culposo: no le pudieron incrementar las penas, como pretendía el fiscal Raúl Pleé.
En una de sus últimas palabras, Chabán volvió a pedir perdón a los familiares de las víctimas. Habló, además, del impacto emocional que sufrió su familia. Eso, según él, lo terminó de destruir: “La angustia que sentía por los muertos de Cromañón la fui desplazando a las consecuencias que tuvo sobre mi familia. Lo que he hecho sufrir a mi mamá, a mis hermanos, a mis sobrinos” se lamentó ante la revista Rolling Stone, en una de sus últimas entrevistas en enero de este año.