El único imputado por el homicidio de la chica declaró ante el juez Javier Ríos y se refirió a supuestos apremios ilegales. El juez también ordenó una inspección ocular al edificio de Ravignani. Mañana vence el plazo para que decida si lo procesa o no.
Un día antes que venza el plazo para definir la situación procesal de Jorge Mangeri, el juez de Instrucción Javier Ríos le tomó declaración indagatoria al encargado del edificio y único detenido por el crimen de Ángeles Rawson. El hombre escuchó la acusación y se negó a declarar sobre el asesinato. Únicamente habló sobre los supuestos apremios ilegales sufridos por parte de la policía. Por la tarde, después de tomar algunas declaraciones testimoniales, el juez realizaba una inspección ocular en el edificio de Ravignani 2360.
A las 7.30 de la mañana, el camión del servicio penitenciario que transportó a Mangeri desde el penal de Ezeiza llegó a los Tribunales de Talcahuano. Cerca del mediodía, sus abogados lo acompañaron hasta el 5º piso. En uno de los pasillos, frente a la mesa de entradas del Juzgado Nº17 aguardaban una mujer de unos 40 años y un jubilado. Pablo Lanusse - abogado de Franklin Rawson, padre de Ángeles- caminaba por el hall mientras hablaba por teléfono. Dos puertas más allá, el juez indagaba a Mangeri ante la presencia del secretario del juzgado Pablo Cina, la fiscal Paula Asaro y los abogados defensores, Miguel Ángel Pierri y Marcelo Biondi.
La declaración de Mangeri duró 45 minutos. Siguiendo la estrategia de sus representantes, el portero hizo algunas aclaraciones sobre las horas que pasó en la fiscalía la madrugada del 15 de junio último. El portero dijo fue “hostigado” y “apretado” por policías para “hacerse cargo” del hecho. También dijo que el jueves anterior había sido amenazado por varios hombres que iban en un automóvil Polo.
A las 14.30, el juez celebró una audiencia con la fiscal y Lanusse. El abogado se interiorizó del estado de la causa. Unos minutos después, uno de los colaboradores del juez hizo pasar al despacho a la mujer que aguardaba afuera. Era Beatriz, la hermana de una vecina del edificio de Ravignani 2360, que había llegado a los tribunales a las nueve de la mañana. La voz de la mujer aparece en la grabación que recibió hace algunos días el juez. Allí, se la escucha contar que el día del crimen escuchó una discusión en la casa de la familia de Ángeles.
Después de dos horas, la puerta del juzgado se volvió a abrir y salió Beatriz. Visiblemente nerviosa atravesó el pasillo. “Por favor, no quiero hablar”, dijo a Infojus Noticias mientras buscaba el ascensor. Una fuente con acceso al expediente explicó que la mujer reconoció ante el juez que era su voz la que consta en el audio. “Fue muy confuso y contradictorio el testimonio. Dijo que no había escuchado la pelea sino que había hablado por encargo de otra persona”, agregó la fuente, que explicó que con este testimonio queda totalmente descartado el audio como prueba en la causa.
“Avisá que corten la calle en las dos esquinas”, le dijo el prosecretario del Juzgado a uno de los tres policías de la División Homicidios que hacían guardia. Se refería a la calle Ravignani entre Paraguay y Avenida Santa Fe, donde vivía la familia de Ángeles. A las 18:48, el juez ingresó al edificio para realizar una inspección ocular. A un día para que finalice el plazo para definir la situación procesal de Mangeri, Ríos quiso conocer el lugar de los hechos (los allanamientos anteriores los hizo el primer juez de la causa, Roberto Ponce). El magistrado, junto a su secretario, la fiscal, el abogado Lanusse y un grupo de policías inspeccionó los lugares por los que solía moverse el portero. Además, habría pedido a los titulares de los tres departamentos vacíos que hay en el edificio que le faciliten el ingreso.
Ángeles fue hallada en un predio de la CEAMSE en la localidad bonaerense de José León Suárez. Tenía dos vueltas de hilo sisal enrollado en el cuello y la cabeza cubierta con una bolsa de plástico de supermercado. La autopsia confirmó que la chica murió por aplastamiento dentro de un camión compactador de basura y que no fue violada. Mañana, al cumplirse 22 días de su asesinato, el juez deberá decidir si procesa o libera al encargado del edificio. Una fuente de la investigación dio por sentado que el acusado seguirá preso. A pesar de que no haya un móvil aparente, confía en el peso probatorio de las pericias: “Los restos de ADN de Mangeri en las uñas de Ángeles alcanzan para llevarlo a juicio”, dijo.