A la titular de Abuelas de Plaza de Mayo le llevó 36 años encontrar a su nieto. La búsqueda empezó cuando Laura fue secuestrada en noviembre de 1977. En esta nota te mostramos los diez hitos de ese largo y doloroso recorrido.
La historia que une a Estela Barnes de Carlotto con su nieto, Guido Montoya Carlotto, tiene más que los 36 años que él tiene de vida. Comenzó a escribirse cuando Laura fue secuestrada en noviembre de 1977. Entonces tenía 22 años y era militante enla Juventud Universitaria Peronista y en Montoneros. En agosto de 1978 la asesinaron y le entregaron el cuerpo a sus padres, pero dos meses antes había parido a su hijo. Ese día nacióla historia de Estela y Guido, y una búsqueda que duró más de tres décadas.
1. “Laura está embarazada”
El 16 de abril de 1978 una mujer se acercó a la pinturería de Guido Carlotto, el esposo de Estela, y preguntó por él. La mujer le contó que había estado secuestrada en La Cacha y que ahí había conocido a Laura. Le dijo que estaba embarazada de unos seis meses y medio y que tenía dos mensajes para ellos. Uno era para Estela: que buscara al bebé en Casa Cuna. El otro, para su papá: si el nene era varón se llamaría como él. Cuando la mujer se fue, Guido llamó a Estela y le contó la noticia. “Estela recupera la vitalidad, se entusiasma, piensa en la noticia como en un rayo de luz: si Laura va a tener un bebé, es porque va a vivir. La esperan nuevas tareas. Quiere salir a comprar lana para tejer unos escarpines, preparar una de las habitaciones de su casa para la llegada del nietito, conseguir una linda cuna”, cuenta la editora de Infojus Noticias María Eugenia Ludueña en su libro, Laura: vida y militancia de Laura Carlotto.
2. “¿Cómo se busca un nieto?”
“Estela ¿por qué estás sola? Si hay otras señoras aquí en La Plata que se reúnen. ¿Sabías que hay madres y también abuelas? Están buscando nietitos”, le dijo Nelva Falcone, su consuegra y mamá de Claudia, desaparecida en “La Noche de los Lápices”. Estela había empezado buscando a su nieto en Casa Cuna, como le había pedido Laura, pero no había tenido suerte. Le hizo caso a Nelva y llamó a Alicia de la Cuadra, que la invitó a sumarse a una reunión de otras abuelas que buscaban a sus nietos. “Fui a su casa y me encontré con otras señoras que me recibieron muy bien –dice Estela–. Fue como descubrir a amigas desconocidas, teníamos el mismo objetivo. Empecé a viajar a Buenos Aires cada quince días. Nos reuníamos en casa de alguna abuela con mucho cuidado, en alguna confitería, en alguna estación, en las iglesias”, contó Estela. Se fueron organizando y empezaron a moverse en grupos, así les daban más atención. Estela se sumó entonces a Abuelas argentinas que buscan a sus nietitos desaparecidos, como se llamaba entonces la entidad.
3. Laura tuvo un varón
En 1980, Estela viajó a San Pablo, Brasil, para entregar información al papa Juan Pablo II sobre la búsqueda de bebés robados. Allí conoció a Alcira Ríos y zsu marido, que habían estado en cautiverio con Laura. La conocían bajo el apodo de Rita. Fue en el marco del Comité de Defensa de los Derechos Humanos en el Cono Sur (CLAMOR) que supo que su hija había tenido un varón. Ellos “habían sido testigos del relato de nacimiento del hijo varón que les hizo mi hija, con fecha aproximada del 26 de junio de 1978. En pocos días mi nieto Guido cumple 36 años”, dijo a Estela durante su testimonio en el juicio por los crímenes en La Cacha. Declaró en junio pasado: desconocía entonces que en esos días su nieto se enteró que no era hijo biológico de quienes lo habían criado y se acercó a Abuelas para hacerse un test de ADN.
4. “Estela, eres abuela”
Sobre el embarazo de su hija, en su último testimonio ante la justicia, Estela recordó que en 1985 “con autorización del juez Alejandro Hortel pude pedir la exhumación de Laura”. El Equipo Argentino de Antropología Forense, bajo tutela de Clyde Snow, que acompañó también la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos, quedó documentado que Laura fue asesinada. “Se defendió, le quebraron un brazo, le dispararon en la espalda a 30 cm de distancia y las balas entraron en su cabeza”. En esa oportunidad, Snow la llamó aparte y le dijo: “Estela, eres abuela”. Le mostró las huellas de los huesos de la pelvis. “Quedan para siempre cuando el bebé se apoya antes de salir del cuerpo de su madre. Estela ya lo sabía, pero ahora tenía las pruebas. No necesitó seguir yendo cada domingo al cementerio, como había hecho durante siete años”, cuenta Ludueña en su libro.
5. “Es medio frentón, nació con poquito pelo”
Laura parió a Guido atada y solo pudo tenerlo con ella cinco horas. Para sacárselo de los brazos tuvieron que doparla. María Laura Bretal y Norma Aquin fueron dos de sus compañeras de cautiverio y dieron sus testimonios en varios de los juicios en los que estuvo el caso. Bretal, que fue secuestrada y llevada a La Cacha el 3 de mayo de 1978 cuando estaba embarazada de cuatro meses, declaró en el Juicio por el Plan Sistemático de Robo de Apropiación de Menores y contó que Laura le habló de su compañero. “Chiquito”, militante de la Juventud Peronista, fue el papá del bebé. “Tenía esa mirada de no aflojar, no la veíamos caer ni llorar. No flaqueaba”, contó Bretal. Aquin, que llegó a La Cacha el 18 de julio de 1978, describió como Laura le habló de su bebé. “Me decía: “No sabes, tiene unos ojos hermosos, es medio frentón, nació con poquito pelo”.
6. Campañas y música por la identidad
“Hace diez mundiales que te estamos buscando”, decía Lionel Messi en la última campaña de Abuelas. En pleno mundial de Brasil 2014, el mejor jugador del mundo aparecía junto a Estela de Carlotto sosteniendo un cartel de la organización. Guido Montoya Carlotto participó de “Música por la identidad”, cuando todavía desconocía la suya. La campaña fue otro de losproyectos que tuvo y tiene como objetivo central la búsqueda de los nietos apropiados durante la última dictadura cívico-militar.
7. Pruebas irrefutables
El ADN es una prueba irrefutable para probar una identidad. Los padres de Oscar Vladimir Montoya, José y Hortensia Ardura, dejaron en 2006 una muestra de su sangre en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Tenían la esperanza de que algún día apareciera un nieto del que ni siquiera tenían certeza de que existiera. Este martes Hortensia supo que ese nieto existía y que era hijo de su hijo y de Laura Carlotto. “El abuelo murió y la abuela tiene 91 años. Nos comunicamos con el tío de Guido, Jorge Montoya, que lloraba a mares y nos dijo que la abuelita celebraba diciendo 'tengo un nieto, tengo un nieto'", contó Claudia, tía de Guido y titular de la Comisión Nacional de Identidad (CONADI). Montoya nació el 14 de febrero de 1952 en Comodoro Rivadavia, Chubut, donde lo llamaban "Puño" o "Petiso". Empezó militando en la organización Montoneros. En La Plata lo apodaron "Chiquito" y fue ahí donde conoció a Laura. En diciembre de 1977 fue asesinado y enterrado en el cementerio de Berazategui. Sus restos fueron hallados en mayo de 2009.
8. Estableciendo identidades
La CONADI depende directamente de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y tiene como objetivos la búsqueda y localización de los niños desaparecidos durante la última dictadura. Parte del trabajo que se hizo para establecer quién era el papá de Guido salió de ahí. “Hicimos un trabajo que tuvo que ver con la reconstrucción de los grupos militantes que venían del sur y llegamos a la conclusión de que probablemente el compañero de Laura era Oscar Montoya, de Caleta Olivia, que había escapado a La Plata", señaló.
9. Ignacio sabe que no es hijo de quienes lo criaron
Guido se enteró que no era hijo biológico de los padres que lo criaron hace dos meses. Fue justo el día en que festejaba su cumpleaños, el 2 de junio. Vive en un campo de Olavarría, donde estudió y trabaja como músico. Decidió acercarse a Abuelas y hacerse el examen de ADN. Dieciocho días después recibió el llamado de Claudia Carlotto, titular de la CONADI. Emocionada, Claudia le contó que era hijo de desaparecidos, nieto de Estela y sobrino de ella. La investigación sobre su caso es materia de una causa judicial. Francisco “Pancho” Aguilar era el dueño de los campos en los que se crio Guido junto a sus padres de crianza, Clemente Hurban y Juana. Ellos fueron puesteros de Aguilar durante la última dictadura. Como Juana no podía tener hijos, Aguilar les llevó a Guido. Lo que nunca les dijo era que ese nene, al que llamaron Ignacio, había nacido en una maternidad clandestina.
10. Ignacio es Guido
La noticia se hizo pública este martes mismo y al día siguiente Estela conoció a su nieto. Fue en la intimidad de la casa de Claudia, en La Plata. Estaban Estela, Claudia, Remo y Kibo, los hijos varones de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Un día después, Guido conoció a sus 13 primos maternos y a dos primas paternas. Ayer brindó una conferencia de prensa en la sede porteña de Abuelas y se fue a La Plata a conocer a su otra abuela, la paterna. La mujer que lo espero aún sin estar segura de que existía.