La joven fue golpeada por su pareja que intentó ahorcarla. Ocho meses después murió por las secuelas de esa golpiza. La causa sigue caratulada como "lesiones agravadas". La familia denuncia que la investigación no avanza.
A Suhene Carvalhaes Muñoz su pareja la golpeó e intentó ahorcarla en el departamento que compartían en el barrio porteño de Belgrano. Nunca pudo recuperarse de las heridas que le dejó la violencia de género en forma de piñas: murió ocho meses después, el 16 de marzo pasado. Su familia dice que “la causa está frenada” y que aún se investiga como “lesiones agravadas”. El agresor, Damián Loketek, está libre.
“Para nosotros fue un femicidio. Ella era una chica sana. Después de los golpes no pudo recuperarse. Empeoraba cada día más”, dijo a Infojus Noticias su hermana, Sara Carvalhaes Muñoz, quien junto a su madre busca Justicia.
Suhene y Damián se conocieron en IBM, donde trabajaban. Ella tenía 26 años y había nacido en Brasil. Hacía dos décadas que había venido al país junto con su familia. Los novios estaban juntos hacía dos años. En diciembre planeaban casarse.
La noche del 18 de julio de 2014, salieron a cenar para celebrar el aniversario. Cuando volvieron, Suhene dijo que tenía que estudiar. Estudiaba veterinaria y quería preparar un parcial. Él no la dejó. Ella dijo que se iba a ir a la casa de su madre. Empezaro los golpes. A las dos de la madrugada, los vecinos escucharon los gritos de auxilio. Tocaron el timbre del departamento. Como nadie respondía pero ellos seguían escuchando las amenazas de Damián y los pedidos de ayuda de Suhene, tiraron la puerta a patadas. También llamaron a la comisaría. La policía llegó una hora después.
En la comisaria 33 de Belgrano, Suhene esperó nueve horas que la viera un médico forense. Según relató a su familia, los agentes –paradójicamente- le sugirieron que la denuncia se hiciera como “lesiones de orden recíproca”. Es que cuando intentó defenderse de que la ahorcara, Suhene lo mordió a Damián en el brazo.
Ese mismo día, su hermana Sarah la acompañó hasta la Clínica Adventista para que la atendiera un médico. Suhene tenía moretones por todo el cuerpo: cara, manos, piernas. Pero lo que más le molestaba eran los dolores de cabeza. Esa molestia se hizo cada vez más grande en los ocho meses siguientes.
Como las dolencias eran persistentes también fue al Fleni. “Cada día estaba peor. El ojo derecho se le fue desviando hasta que quedó bizca”, contó su hermana.
El 21 de agosto del año pasado, la mujer quedó internada por 21 días en el Hospital Alemán, en terapia intermedia. Los médicos le diagnosticaron una “trombosis vascular con hidrocefalia de carácter traumático”. Cuando le dieron en alta, sus actividades seguían limitadas y la rutina se llenó de anticoagulantes y otros medicamentos para calmar el dolor.
Después de la golpiza, Suhene cambió su actividad diaria. La joven estudiaba en la Facultad de Veterinaria en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) pero a mediados del año pasado tuvo que interrumpir la cursada por los fuertes dolores de cabeza que llegaron tras la golpieza. Luego de la internación en el Hospital Alemán, dejó de salir de la casa de su madre. Tenía miedo. Salía pisaba la calle para ir al control con la hematóloga, los neurólogos y el oftalmólogo.
La mujer tampoco pudo volver al trabajo que tenía y en diciembre dejaron de pagarle a pesar de que presentó todos los certificados. Según supo su familia, Damián le dijo a los compañeros que ella no iba “porque le había robado a él y sentía vergüenza”. Tras la paliza, él no se contactó ni preocupó más por ella.
“El día que falleció, él se enteró porque nosotros llamamos al trabajo de mi hermana para avisar. Sabemos que pidió una licencia psiquiátrica. No sabemos si siguen el país o no”, contó Sarah.
El recorrido judicial
El mismo día del ataque la joven hizo la denuncia en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema, que derivó en el juzgado civil 106, con número de expediente 48058/2014. El legajo empezó a tramitarse como violencia familiar.
En octubre, Suhene se presentó en la sede judicial con su historia clínica en la mano. El informe decía que las lesiones eran producto de los golpes que había recibido la madrugada de la paliza. La causa pasó a la Justicia Penal y recayó en el Juzgado de Instrucción 31 a cargo de Susana Mabel Castañera de Emiliozzi donde todavía tramita como “lesiones agravadas”.
“Tenemos la historia clínica que son 200 páginas porque fueron 8 meses de atención del Hospital Alemán”, dijo su hermana. Y agregó: “fuimos a todos los organismos que trabajan con la temática de violencia de género. Todos nos atienden y nos dicen que cuando haya una novedad nos van a llamar. Pero no pasa nada”.
La familia de Suhene todavía no pudo constituirse como querellante en la investigación judicial. Desde el 8 de abril que están reclamando poder ver la causa. “Mañana tenemos que ir a llevar la partida de nacimiento de mi hermana para demostrar que era su hija y ahí ver si podemos ser particulares damnificados”, dijo Sarah.
Según lo poco que pudieron reconstruir del curso de la investigación, el 20 de diciembre pasado desde el Juzgado convocaron a Damián para que declarara y se presentó.
La abogada que los representa, Gabriela Conder, es reconocida en el campo de los derechos humanos. Acompañó a Yanina González, la joven que estaba acusada de abandono de persona por la muerte de su hija de dos años y medio y que fue absuelta en marzo pasado.
Suhene quería donar sus órganos. Su mamá respetó esta decisión y cuando murió se contactó con el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI). Sus órganos se transplantaron a cinco personas.
MFA/LC