Fue un centro clandestino de detención que funcionó en un predio del barrio de Floresta. Sólo operó durante seis meses: de agosto de 1978 a enero de 1979. Por allí pasaron unos 700 detenidos-desaparecidos. Sólo sobrevivieron 50. Acá, el testimonio de algunos de ellos.
Fotos: Sol Vazquez.
Comprendí entonces que era posible / Que detrás de los tabiques / continuaban las miradas,/ que en bocas amordazadas / seguían fermentando las palabras. Poema "Gualincho", de Roberto Ramírez, sobreviviente de El Olimpo.
“Nos obligaban a ver la misa de las estrellas por un televisor. Había unos desaparecidos que eran judíos y no sabían el Padre Nuestro ni nada. Entonces imitaban lo que decíamos los católicos, hasta que alguno de la guardia venía y se daba cuenta. Entonces se desarmaba la misa y empezaba la golpiza. Así hasta el otro domingo. Uno de los represores se hacía pasar por cura y decía que nos daba la absolución”. Jorge Taglioni, sobreviviente de El Olimpo.
“Observando la rutina, me daba cuenta que lo caótico estaba estructurado y perfectamente dirigido y controlado. No respondía a hechos aislados, era algo metódico, sistemático”. Testimonio durante el juicio Circuito Atlético, Banco y Olimpo.
“Uno ni siquiera tiene el derecho de conocer en qué momento va a ser torturado. No tiene derecho a ir al baño, sino se les ocurre que uno pueda ir al baño. No tiene derecho a comer, por supuesto. No tiene derecho absolutamente a nada, si siquiera a tener un calzoncillo propio. Es decir, no hay nada, absolutamente nada de uno. No hay derechos, el único derecho que uno conserva, es la posibilidad de pensar y lo hace con miedo también. Lo hace con miedo de que con esos pensamientos en la noche, se transformen en un sueño en voz alta y que alguien los escuche. Entonces la tortura física es lo de menos". Horacio Seillant, sobreviviente de El Olimpo.
“Cuando entré al Olimpo lo primero que me dijeron fue: ‘Somos Diosito’, así en diminutivo. Si no cantás, te vas para arriba. Acá ni siquiera tenés derecho a elegir cuándo vas a morir”. "En la oficina de Inteligencia, sobre la pared, habían puesto un gran paño rojo con un gran círculo blanco en el centro y dentro, una cruz esvástica”. Mario César Villani, sobreviviente de El Olimpo.
“Primeros días de diciembre hay una tensión en el Campo, se comentaba que iba a haber un gran traslado. Empiezan a llamar por códigos, se fueron una fila muy grande, por lo menos el sector en el que estábamos nosotros quedó vacío. Fue un momento muy tenso, de mucha intensidad y mucha emoción. Los trasladados nos decían que nos íbamos a ver afuera, que tuviéramos fuerza. Se escucha ruido de motores, el Campo quedó semivacío”. Testimonio durante el juicio Circuito Atlético, Banco y Olimpo.
Ruptura de toda referencia / con el exterior y el campo / cualquier intento de vínculo / es severamente castigado. Poema “Mariano”, de Roberto Ramírez, sobreviviente de El Olimpo.
“Durante todo mi cautiverio permanecí tabicada. Una se acostumbraba a mirar a través del tabique, por debajo de él y a levantárselo a escondidas, cuando se estaba seguro de no correr riesgos de castigo”. Susana Caride, sobreviviente de El Olimpo.
“En el sector de incomunicados las ventanas estaban tapiadas con ladrillo. Las ojivas de las ventanas daban a la calle Lacarra. Por ahí escuchaba todas las noches a un canillita ofreciendo los diarios”. Isabel Cerruti, sobreviviente de El Olimpo.
“La situación de la tortura no se limitaba a la aplicación de la picana, la tortura era la metodología de la vida cotidiana, como lo era la crueldad, que no estaba ligado a la personalidad de cada represor. El sistema estaba pensado para hacerlos desaparecer físicamente, anímicamente y moralmente”. Daniel Aldo Merialdo, sobreviviente de El Olimpo.
“Me empiezan a llamar la atención unas líneas blancas que hay en el piso, como si era una gran playa de estacionamiento. Abren un portón que era acceso al campo, me hacen sacar unos tachos de basuras de unos 3 o 4 metros, y ahí sí vi que había muchos autos estacionados, era temprano a la mañana y veo una edificación baja que me dí cuenta que estaba cerca de mi casa. Estaba a tres cuadras de mi casa." Jorge Osvaldo Paladino, sobreviviente de El Olimpo.