En el cierre de la primera jornada del II Congreso Latinoamericano de Derecho Penal y Criminología, Nilo Batista, de Brasil; Lola Aniyar de Castro, de Venezuela; Fernando Tenorio Tagle, de México; y el argentino León Arslanian hablaron sobre la selectividad del sistema penal, Estado, medios e índices de criminalidad.
En los pasillos la Universidad Nacional de La Matanza ayer se mezclaban los diversos acentos del español. Penalistas y criminólogos de toda Latinoamérica se dieron cita en esa universidad del conurbano bonaerense para discutir los desafíos del derecho penal en la región. El cierre estuvo a cargo de los penalistas Nilo Batista, de Brasil; Lola Aniyar de Castro, de Venezuela; Fernando Tenorio Tagle, de México; y del argentino León Arslanian.
La última conferencia se realizó en el Patio de las Américas. Nilo Batista, doctor honoris causa de la UNSAM y uno de los criminalistas más reconocidos de Latinoamérica, se refirió a la relación entre comunicación y violencia. Habló del poder de los medios, "un poco ilegítimo, creado por sus dueños", con capacidad de construir realidades. Batista apuntó contra algunos medios de su país y dijo que presionan a los jueces de la Corte Suprema. Bromeó con que le gustaría ver camisetas con la inscripción "O Globo miente", en referencia a las que vio en Argentina con la leyenda "Clarín Miente".
"Poder es el poder de definir. El derecho penal tiene el poder de definir qué es lo bueno y qué es lo malo", dijo Lola Aniyar de Castro, la penalista venezolana que sucedió a Batista en el escenario. "Soy una antipositivista furibunda, pero hoy voy a trabajar con cifras", advirtió. Aniyar de Castro mostró índices de criminalidad en Latinoamérica y los comparó con la sensación de inseguridad en cada país. Ante la pregunta de "cuál es el mayor problema en su país", personas de distintas nacionalidades habían optado por las opciones "inseguridad" y "desempleo". Los gráficos dejaron en evidencia que esa respuesta pocas veces se condijo con los verdaderos índices. Al analizar las tasas de homicidio en relación a la situación económica de cada país, la penalista concluyó: "No es la pobreza (lo que causa los crímenes), es la desigualdad". Y citó como ejemplo el caso de Haití, con un PBI per cápita de los más bajos de la región y bajísimos índices de homicidios.
El tercer panelista fue el mexicano Fernando Tenorio Tagle, cuyo eje fue la cuestión antropológica y el poder punitivo. "¿Por qué pasamos de una sociedad sin Estado a una con Estado?", se preguntó. Planteó que el poder punitivo "nace como el primer límite formal a la venganza". "¿El sistema penal está al servicio de los grupos de poder? La respuesta es sí", reflexionó el mexicano. Abordó la selectividad del sistema penal desde la situación de su país: "La vida de algunos hombres no tiene valor alguno para el sistema", expresó, y puso el ejemplo de los migrantes que atravies México para llegar a los Estados Unidos. "Los matan, los asesinan. Pero al sistema penal no le interesan esas vidas", remató.
León Arslanian cerró la jornada: "Los Estados confiaron el control de la seguridad pública a sus respectivos sistemas penales de un modo excluyente, pero además se desentendieron por completo de ejercer su capacidad de interveción sobre la conflictividad social", apuntó el único panelista argentino del final del día. "Además, se subestimó la academia", agregó. "La historia de la lucha contra el crimen acá se caracterizó por el masivo incremento de penas, sin otro resultado que el de presos sin condena"