Lo dijo el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, durante la charla titulada “La justicia del pañuelo”, en el marco del Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos.
El Ministro de Justicia y Derechos Humanos Julio Alak participó del XII Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos. En una charla titulada “La justicia del pañuelo” Alak homenajeó a Hebe de Bonafini y habló del alcance y necesidad de la Reforma Judicial”.
Hebe de Bonafini no estaba presente pero Alak consideró que era buen momento para dedicarle unas palabras de homenaje. “Quiero manifestarle mi reconocimiento en nombre de nuestro gobierno y del campo nacional y popular por su lucha en contra del imperialismo, ella es una persona fundamental en esa lucha”, dijo el ministro.
“Transformar el dolor en esperanza es algo tan propio de las Madres”, continuó Alak en el momento más emotivo de la charla, “lo vemos en el Ministerio en todas las áreas, en todas las situaciones dolorosas, en todo los casos de impunidad. Es raro pero permanente: es la mujer la que encabeza el reclamo, la que lleva adelante la lucha”.
Luego, Alak se refirió a la relación entre el Poder Judicial, los Derechos Humanos y la Democratización de la Justicia: “En el Poder Judicial están los representantes del poder económico y los representantes del poder democrático. Pueden favorecer el desarrollo de políticas públicas como la de Derechos Humanos pueden impedirlas como está pasando con la desmonopolización de los medios de comunicación”, sostuvo.
Alak recordó la historia de la conformación del poder judicial después de la vuelta de la democracia. “En 1983 se eligió presidente, se eligió Parlamente. El tercer poder no se eligió. ¿Qué pasó con los jueces nombrados en la dictadura? Continuaron. El 70 por ciento fue confirmado en 1984 y muchos continúan hoy como el juez Carbone que dictó la cautelar contra la ley de medios y después se jubiló”, firmó el ministro.
“El tercer poder del Estado nunca tuvo una base democrática, la gente nunca pudo votar a los jueces”, continuó Alak. “Los representantes de los jueces en el Consejo de la Magistratura son los únicos funcionarios a los que no los elige el pueblo u otro poder del Estado”, remarcó. “La presidenta propuso que el pueblo vote a los jueces. Cristina plantó la bandera, hizo que la gente empezara a mirar al poder judicial, antes nadie lo miraba. Empezó el debate en Argentina”.
El ministro destacó la política de Derechos Humanos llevada adelante desde 2003 y enumeró sus principales resultados: dos mil imputados por delitos de lesa humanidad, 1056 procesados, 441 condenados y 109 jóvenes que recuperaron su identidad. “Esta es la lucha de todos nosotros”, concluyó el ministro. En ese momento, Hebe de Bonafini cruzaba la calle Hipólito Irigoyen para saludarlo. Se abrazaron, conversaron bajo el sol. Alrededor los participantes del Congreso sacaban sus celulares para registrar el momento.