El ciclo “Historias debidas. Latinoamérica” presenta mañana un especial sobre Ayotzinapa. Ana Cacopardo y Andrés Irigoyen recorrieron la ruta que siguieron los normalistas y dieron voz a sus familiares para contar sus vidas. Se emitirá a las 13.45 por la Televisión Pública y a las 21 por el canal Encuentro.
Hace un año, la historia del crimen de los estudiantes de la Escuela Normal Rural "Raúl Isidro Burgos", en Ayotzinapa, comenzó a recorrer el mundo. El reclamo de Justicia, también. Esa historia volverá a contarse mañana, cuando se cumpla el primer aniversario del asesinato de tres jóvenes y la desaparición de otros 43. Ana Cacopardo y Andrés Irigoyen, realizadores del ciclo “Historias debidas. Latinoamérica”, recorrieron la ruta que siguieron los normalistas, visitaron a las familias de los jóvenes en las sierras de Guerrero, y documentaron “el universo y la voz propia de las víctimas, las historias de sus vidas, quienes son ellos”.
“Fuimos a registrar la trama de resistencia de la sociedad civil mexicana, que tiene en todo México y el Estado de Guerrero una expresión muy fuerte, con movimientos autonomistas y policías comunitarias. En general, la información que nos llega de México es un continuado de crímenes y violencia, sin elementos para discriminar cuál es el origen y las lógicas de esos hechos. Para nosotros, si había algo que nos importaba, dar cuenta era del coraje y creatividad de las resistencias de la sociedad civil porque ahí está la esperanza del cambio aunque todavía no se hayan podido articular”, dijo Cacopardo a Infojus noticias.
Al inicio del documental se ven las fotos de los jóvenes estudiantes desaparecidos, junto a pañuelos bordados, imágenes de la Virgen de Guadalupe, del Sagrado Corazón de Jesús, ángeles, altarcitos de madera, y una pancarta: “Nos faltan 43”. La frase está acompañada por puño cerrado y un pupitre entre los números en rojo. En la Escuela –donde actualmente están instalados los familiares de las víctimas- se forman maestros rurales desde 1926. Allí se ve a Omar García, uno de los voceros del movimiento estudiantil, contar a Cacopardo que las víctimas iban a Iguala para tomar micros rumbo al DF, para participar de marchas en memoria de la masacre estudiantil de Tlatelolco, perpetrada en 1968, que aún continúa impune.
Moisés Gonzalez Cabañas, miembro de la coordinadora de egresados de Ayotzinapa, en el documental explica que “el único requisito para entrar a la Escuela Normal es que seas hijo de campesino, de obreros, hijo de gente pobre. Las normales rurales aportaron a la reforma agraria y a la educación laica y gratuita, banderas de la revolución mexicana. La actual reforma educativa ha puesto en riesgo la continuidad de estas escuelas”.
El tema de la reforma educativa es uno de los conflictos que articulan parte de la violencia desplegada sobre la sociedad en el México actual, los medios y empresarios han emprendido campañas de estigmatización del magisterio y la educación pública. “Hay un clima de terror y violencia espeluznante”, afirmó Cacopardo.
“La gremial docente marchó en Acapulco, un lugar que conocemos, contra la reforma educativa privatizadora del gobierno de Peña Nieto, la Policía Federal mató a un profesor y violó a cinco maestras. Nosotros, en Argentina, estamos juzgando la violencia sexual como crímenes de lesa humanidad, y se entienden como forma de disciplinamiento utilizado por el terrorismo de Estado. Esto está pasando en México, formas de disciplinamiento que apelan a la violencia sexual. Cosas como esta salen a la luz por la prensa internacional. En México, el apagón informativo y el control monopólico de Televisa es enorme”, agregó Cacopardo.
-¿Cómo fue el trabajo de realización del documental?
-Estuvimos 12 días en el Estado de Guerrero, contamos con el apoyo de producción y contenido de queridos colegas mexicanos, que son Paula Monaco Felipe –sobrina de la cantante, música y compositora Liliana Felipe y que trabaja en el tema– y Luis Felipe Navarro, que es editor del diario La Jornada. Toda la tarea de pre producción estuvo a cargo de ellos. Agradecemos a los colegas de prensa mexicanos que informan con un valor y coraje admirables, y a las organizaciones sociales que nos cuidaron enormemente, porque saben que la prensa internacional está ocupando un rol fundamental para sacar estos temas fuera de México.
-¿Cuál es el reclamo de los familiares de las víctimas?
-Exigen que se investigue al Batallón de Infantería N° 27 del Ejército de Iguala, con un negro historial en violaciones a los derechos humanos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos no logró entrevistar a los militares. En el documental María Tlatempa, una de las madres, que plantea con fuerza esa exigencia dice: “En Iguala donde está el Batallón, está lleno de fosas clandestinas. Por eso, nosotros le exigimos al gobierno que dé permiso para que se entreviste a los militares. ¿Por qué no da permiso? ¿Qué esconde? Por eso, estamos en pie de lucha”.
-¿Cómo es la situación hoy en Guerrero?
-Es muy fuerte la sensación de vulnerabilidad e impunidad, porque no sabés dónde empieza el crimen organizado y dónde empieza el Estado. Hay una descomposición tan grande de las estructuras, que es lo que claramente se expresa en el crimen de los pibes. Pasás por un retén de control y te está controlando un encapuchado, y no sabés si es de la Policía Federal –que está así encapuchada, con todos vestido de negro, te meten miedo– o si es un halcón –un mirón que trabaja para los narcos–. Eso había que grabarlo. El narco–estado en Guerrero se realiza y concreta como modelo perfecto.
-¿La resistencia civil es también por la defensa de territorios contra el avance de empresas transnacionales?
-Eso también está en juego. En esa zona viven muchas comunidades indígenas, que tienen sobre los territorios naturales un cuidado y que han resistido –y resisten– a dos frentes: por un lado, a la instalación de empresas transnacionales y, por otro lado, a la presencia narco. En la zona de las montañas del Estado de Guerrero están los sembradíos de amapola –calculan 15 mil hectáreas con cultivos de estupefacientes– que abastecen a Estados Unidos.
-¿Se quedan con los territorios y después lucran con eso?
-Así es. Ayotzinapa ha puesto en la agenda nacional a este sistema político criminal, al cual también interpela. Lo que pasa en México es una deriva del capitalismo. Es el laboratorio de lo peor del capitalismo pero también es un espacio donde las resistencias tienen una creatividad y un coraje admirables.
JB/PW