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Infojus Noticias

1-6-2015|7:03|Señalización Nacionales
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“Estar acá es también un poco recuperar la identidad”

La escuela rosarina Osvaldo Magnasco fue señalizada como sitio de memoria y Sabrina Gullino Valenzuela, que recuperó su identidad en 2008 y aún busca a su hermano, contó la historia de sus padres desaparecidos frente a un público de adolescentes y militantes por los derechos humanos.

  • Fotos: Matías Sarlo
Por: Silvina Tamous

Una placa en la puerta de la escuela Osvaldo Magnasco dirá para siempre que en el verano de 1978 se mantuvieron detenidas en forma clandestina a 16 personas.  Los pocos sobrevivientes reconstruyeron la trama en los juicios por la verdad que se llevaron adelante en Rosario.  Los militares usaron ese edificio después de que el militante montonero Tulio Valenzuela escapara a México y contara desde allí lo que ocurría en Argentina. Eso alertó al mundo y los militares tuvieron que disfrazar aún más sus métodos de desaparición y tortura.  Su esposa, Raquel Negro, estuvo detenida en la Magnasco, sus hijos fueron robados y en 2008, Sabrina Gullino Valenzuela Negro, recuperó su identidad. Desde entonces busca a su hermano mellizo.

Fue Sabrina la primera en hablar en el acto de señalización que se realizó  ayer en la escuela ubicada en Ovidio Lagos 1502. Frente a un auditorio de adolescentes, acompañada de Gonzalo Vásquez, coordinador del Área de los Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado de la Nación, de las Madres de Plaza de Mayo, militante de HIJOS y sobrevivientes, la nieta recuperada Nº 96 contó una vez más su historia.

Con un nudo en la garganta, Sabrina se dirigió a los chicos:

-En este lugar estuvo mi mamá Raquel embarazada de mellizos. Y si bien yo vivía cerca de acá y pasaba siempre por la escuela Magnasco, la veía y era una cosa que no me terminaba de amigar con el lugar. Pero el hecho de pensar que venía a hablarles a ustedes me dio mucha alegría. El hecho de que acá se haga un sitio de memoria después de una resistencia muy fuerte que hicieron las Madres, las Abuelas, los Hijos, los Familiares, es que hoy con la voluntad política de un gobierno nacional.

Sabrina consideró que el paso que se debe dar hoy como sociedad es desmantelar la responsabilidad civil. “A mi mamá Raquel y a mi papá Tulio los secuestraron en Mar del Plata y los llevaron a un lugar que se llamaba la Quinta de Funes, cerca de Rosario. Después mi mamá y a todos sus compañeros los trajeron a este centro clandestino que fue la escuela Magnasco. Ustedes se preguntarán cómo terminaron acá en un colegio. Bueno,  ahí hay un punto interesante que es cómo fue que se sostuvo el terrorismo de Estado con cómplices civiles”.

Y continuó: “Cuando mi mamá estaba secuestrada acá, la llevaron a dar a luz al Hospital Militar de Paraná y ahí me tuvo a mí y a mi hermano melli. Y de ahí nos llevaron al Instituto  Privado de Pediatría. Es decir que en una clínica privada también había cómplices civiles que permitieron que nos ingresaran ahí. Y esos médicos fueron los partícipes necesarios para que a nosotros nos robaran. A partir de ahí, el 27 de marzo de 1978, después de varios días en terapia nos dan de alta y nos dan a una misma persona.  Estoy contenta de estar a acá porque es también un poco recuperar la identidad. Ustedes se están encontrando con el pasado reciente, como ustedes son el futuro me parece maravilloso que se pueda recuperar la identidad de todos los argentinos”.

Gonzalo Vázquez recordó que la escuela fue utilizada en el verano del 78 como lugar clandestino de detención de personas  en el marco de lo que era el circuito represivo de la quinta de Funes, el Servicio Informaciones, el Batallón 121. “Estos carteles que ponemos en los accesos a estos lugares cuentan muy sintéticamente parte de esa historia, de manera muy sencilla para que cualquier transeúnte que pase o en este caso los mismos chicos de la escuela tengan una señal que los interrogue sobre lo que pasó”, explicó.

Vásquez recordó que la escuela Magnasco fue utilizada como centro clandestino de detención improvisado, luego de que fallara la llamada Operación México, el plan para aniquilar en ese país a la cúpula de Montoneros.  “A partir de que Tulio Valenzuela denuncia esa operación clandestina de los servicios de inteligencia de militares argentinos en  México, se genera un escándalo internacional que obliga a los militares a desalojar la Quinta de Funes. El director de la escuela era personal civil de los servicios ofrece la escuela para los detenidos, pero todo se da en el marco de una situación de emergencia donde por 20 días se aloja a los detenidos, hasta que se los traslada a La Intermedia (una quinta ubicada cerca de Rosario), donde a la mayoría de ellos los aniquilan. El único sobreviviente es Jaime Dri, que cuenta la historia”, sostuvo Vásquez.

“Esto es solo el disparador de  otras memorias. Obviamente el cartel no cierra el proceso, lo abre”, indicó.

ST/AF

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