La titular de Abuelas dialogó con Francisco en Roma. Le pidió que abran los archivos del Vaticano y de los arzobispados que puedan tener información sobre los desaparecidos.
La unción de un papa argentino llevó a Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, hasta la Santa Sede con una carta en su mano. Carlotto asistió esta mañana a la audiencia pública de los miércoles en la plaza San Pedro acompañada por otra abuela, Buscarita Roa, y el legislador porteño Juan Cabandié, hijo de desaparecidos. También estaba Geneviéve Jeaningros, sobrina de Léonie Henrriete Duquet, una de las monjas francesas desaparecida por la dictadura. La delegación observó la audiencia desde el sagrato, un espacio privilegiado de la plaza. Una vez terminada la ceremonia, el Papa se acercó a saludar a sus compatriotas.
Según Cabandié, se trató de “un encuentro ameno, despojado de formalidades, una conversación muy agradable”. Entre felicitaciones del legislador por llamar a América Latina “patria grande”, Carlotto le regaló al Papa un pañuelo blanco, símbolo de la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo, y entregó una carta donde expuso el objetivo de la visita: pedir al Sumo Pontífice que interceda en la búsqueda de 400 nietos apropiados durante la última dictadura militar. Para eso le solicitaron la apertura de archivos del Vaticano y los arzobispados argentinos, que pueden tener información al respecto.
También le pidieron que, desde su lugar de autoridad máxima de la Iglesia Católica, explique a los feligreses que es un deber cristiano brindar información sobre el destino de los niños desparecidos en Argentina" y que "constituye un pecado ocultar crímenes catalogados por la comunidad jurídica internacional como de lesa humanidad". Concretamente se refirieron a integrantes del Movimiento Familiar Cristiano que recibieron en adopción a hijos de desaparecidos.
Francisco le dijo a Carlotto “cuenten conmigo, estoy a su disposición”. Ella, que confesó estar “satisfecha y emocionada” durante el encuentro, declaró que “es la palabra de él. Ahora nace otra instancia. Vamos a quedar en compás de espera para ver qué respuesta hay en la iglesia argentina”. Hay señales de que el encuentro podría ir más allá de un acto ceremonial: los restos de la monja Duquet descansan, desde 2005, en la misma iglesia en la cual fue desaparecida por el estado argentino en 1977. La gestión para que eso sucediera fue realizada por el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio.