El máximo tribunal de Estados Unidos tomará el caso argentino. Revisará una sentencia del juez Thomas Griesa, que autorizó a los fondos buitre a ir tras los depósitos de Argentina en el exterior.
La Corte Suprema de Estados Unidos aceptó la apelación del Estado argentino y revisará una sentencia del juez Thomas Griesa. El fallo adverso a nuestro país había sido ratificado por la Cámara de Apelaciones y permitía a los fondos buitre que requiriesen información sobre activos y cuentas de la Argentina en países del exterior. A partir de esos datos, los acreedores buscaban ir tras los depósitos soberanos para imponer embargos y exigir el pago del total nominal de la deuda de la que son acreedores. Los fondos buitre no accedieron a ingresar a los canjes argentinos y reclaman 1330 millones de dólares en efectivo.
La maniobra estaba vinculada a la declaración del Banco Central como “alter ego” del Estado argentino, una resolución abstracta de Griesa para embargar los fondos soberanos para responder a los reclamos de los especuladores. La resolución del juez se volvió inútil a partir de que la Cámara de Apelaciones revocó el embargo de los fondos del Central, aunque sin aclarar la disyuntiva teórica sobre si el banco es “alter ego” o no del Estado.
Aprovechando esa laguna, Griesa concedió a los buitres el pedido de información a los bancos sobre los depósitos del Estado en los bancos de Estados Unidos, desoyendo el precedente de la Cámara, que ya declaró inembargables los fondos públicos. Argentina apeló esa resolución, pero la Cámara de Apelaciones de Nueva York avaló la medida de Griesa y los datos de los depósitos argentinos estaban a merced a Paul Singer y Kenneth Dart, entre otros magnates especuladores.
El gran juicio
El litigio tramita en un expediente paralelo al principal. El conflicto principal gira en torno a la demanda de NML Capital, del magnate Paul Singer. El fondo especulativo accionó contra la Argentina en los tribunales de Nueva York en 2005, cuando el Gobierno nacional anunció que cancelaría la totalidad de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. En ese momento se abrió un canje de deuda con elevadas condiciones de quita de capital e intereses y reprogramación de los plazos de pago.
Al día de hoy, pesa sobre Argentina la sentencia de Griesa y de la Cámara de Apelaciones en la que debe pagar la totalidad de la suma reclamada por los fondos buitre, al contado y en efectivo. La sentencia no estará firme hasta que la Corte no decida si toma o no esa cuestión de fondo. El máximo tribunal decidió tomar el caso sobre el pedido de informaciones de los depósitos argentinos, pero no significa que vaya a tomar el reclamo de fondo, que llegaría a la Corte entre febrero y abril a partir de una nueva apelación argentina.
La reestructuración de la deuda
Los acreedores que ingresaron entregaron sus bonos en 2005 –declarados en default tres años antes- a cambio de los nuevos. En 2010 se repitió la operatoria y se alcanzó a reestructurar el 93 por ciento de la deuda soberana, una cifra histórica en las finanzas internacionales. Gran cantidad de países, entre ellos potencias económicas, realizaron reestructuraciones de deuda a lo largo de los años, con canjes de bonos como mecanismo. La regla es que el bono emitido antes de la declaración de cesación de pagos, nunca se cobra. Ese es el riesgo que asume el inversor al acceder a la compra de los títulos, que en general ofrecen elevadas tasas de interés.
En 2013 se abrió por tercera vez el canje, esta vez sin plazos de cierre. Así, se busca que el siete por ciento de los acreedores que no accedieron a las condiciones con anterioridad, finalmente adhieran al nuevo cronograma de pagos. Una mínima porción de ellos, la de los fondos especulativos de Singer y de Kenneth Dart, entre otros, reclama judicialmente el pago nominal de lo que indican sus títulos de crédito, adquiridos a precio vil cuando ya estaban en default. Así, buscan obtener increíbles tasas de ganancia con la complicidad del aparato judicial de Estados Unidos, donde el lobby de los especuladores ha dado sus frutos hasta el día de hoy.
El litigio judicial cuestiona la cláusula “pari passu” establecida en los contratos de canje, que establece que ningún acreedor podrá obtener mejores ventajas que las ofrecidas al público mediante la ley. En caso de que el Poder Judicial estadounidense le diera la razón a los fondos buitre, esa cláusula se vería vulnerada y así toda la reestructuración quedaría fracturada. La herramienta de los canjes de deuda se vería deslegitimada en todo el mundo, impactado por la palabra de la Corte del país del norte americano. En ese marco, el FMI y los gobiernos de Francia y del mismo Estados Unidos presentaron escritos ante los tribunales de Nueva York para respaldar la postura argentina.