En sus primeras noches en prisión, el cura condenado por abuso se mostró desorientado. "Todavía no cae en que está preso" dicen desde el penal. La querella prepara un recurso judicial: si se incorporan más testimonios a la causa, podrían pedir que la pena aumente.
Lejos del confort de la quinta de 7600 metros cuadrados en la que vivía, el cura Julio Cesar Grassi, condenado a quince años por abuso de menores, no se adapta al penal de Campana, a la falta de libertad y a su colchón ingnífugo. La procuradora de la Suprema Corte de justicia Bonaerense, María del Carmen Falbo, expresó su interés por aumentar la condena. Si el resto de los testimonios de supuestas víctimas se incorpora a la causa, se especula con que la pena podría trepar hasta los 37 años.
La unidad penitenciaria n° 41 de Campana es un penal de máxima seguridad. Tiene una población cercana a los seiscientos presos que aprovechan la educación primaria, secundaria y terciaria que ahí se dicta. También hay talleres de oficios. En ese penal, ubicado 6 kilómetros del casco urbano de Campana, sobre la ruta 6, hay un preso que no se adapta al lugar, porque “no cae” que está detenido. Que sus días en libertad se acabaron. Ese hombre es el cura Julio César Grassi, quien tras eludir a la justicia por más de once años se enfrenta a su infierno en la tierra. Sus días allí comenzaron el martes cuando lo trasladaron desde el penal 39 de Ituzaingo, donde pasó su primer noche preso.
“No cae que está preso y prueba de eso es que pidió que le cambiaran el colchón porque es muy ´durito’. De los veintiocho mil presos de la provincia de Buenos Aires no escuché ninguno que se queje de eso”, dijo a Infojus Noticias una fuente cercana al sistema carcelario. Los colchones son ignífugos para evitar que se prendan fuego en medio de una revuelta carcelaria. “Su pedido te da la pauta que no registra que está en la cárcel y no puede seguir haciendo lo que él quiere”. Los que lo vieron caminar por el penal aseguran que “está algo deprimido y cabizbajo”.
El traslado hasta allí lo decidió la justicia de Morón tras recibir un escrito del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) en el que se sugería el cambio teniendo en cuenta tres aspectos: la gravedad de la condena, la pena en expectativa y que es un penal acostumbrado a los presos “famosos”. Carlos Carrascosa, acusado de asesinar a su esposa, María Marta García Belsunce, es compañero del pabellón seis de Grassi. El cura está en la celda número dos y, cómo adelantó hoy el diario Tiempo Argentino, la comparte con otro preso con condena por abusos de su misma franja etarai. En un primer momento trascendió que su compañero era el también cura José Antonio Mercau, pero fuentes vinculadas al SPB aclararon a Infojus Noticias que están en el mismo pabellón pero en celdas distintas. Mercau y Carrascosa comparten abogado defensor: Diego Ferrari.
“Al día siguiente de llegar Grassi tuvo una entrevista con autoridades del penal y él parecía no entender qué pasaba, porqué estaba ahí. Eso pasa mucho con los que de golpe caen en la cárcel”, dijo la misma fuente a Infojus Noticias. Durante más de una hora Grassi estuvo sentado frente a una especie de semicírculo perfecto en el que se ubicaron las autoridades. La idea era escucharlo, ver cuáles eran sus intereses, su personalidad y en base a eso determinar dónde ubicarlo, qué actividades podía hacer. Ahí vieron con claridad que “Grassi no está orientado en que no sigue libre”.
Si a Grassi le cuesta creer que va a estar quince años allí menos podría entender que quizá esa pena pueda ampliarse. La querella está preparando un recurso para presentar ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que la pena sea de treinta siete años al tenerse en cuenta los testimonios de “Luis” y “Ezequiel”, dos jóvenes de la fundación Felices Los Niños que fueron abusados por Grassi. Sus testimonios no fueron tenidos en cuenta por la justicia, como sí sucedió con el de “Gabriel”, la víctima por la cual se condenó al cura. El recurso será presentado por los abogados Jorge Calcagno y Juan Pablo Gallego la semana que viene, ya que debe ser realizado dentro de los diez días desde el dictamen de la Corte Suprema de la Provincia, que fue el 18 de septiembre.
“La idea de nuestros abogados es peticionar por los dos casos y pedir treinta y siete años. Luis tiene diez hechos denunciados y Ezequiel, dos. Son doce testimonios en total”, dijo a Infojus Noticias, Nora Schulman, directora ejecutiva de la Comisión Argentina de Seguimiento de la Convención Internacional de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (Casacidn). “El pedido está basado en el dictamen de la procuradora de la provincia de Buenos Aires, María del Carmen Falbo, que dijo que no entendía porque algunos testimonios habían sido tomados en cuenta y otros no”, dijo Schulman a Infojus Noticias.
"La condena del imputado por los hechos que damnifican a `Gabriel`, presentan innegable similitud con los que denunciaran `Ezequiel` y `Luis’, señala el dictamen de la Procuradora, presentado en 2011. Hoy Falbo volvió a referirse al tema y en declaraciones radiales expresó su interés en ampliar la condena y afirmó que sería importante "incorporar los casos de esos chicos que fueron apartados tal vez por cuestiones muy formales".
Ayer la defensa del cura presentó un recurso contra la detención de Grassi ante la Cámara de Garantías y Apelaciones de Morón. Sus fundamentos para la petición se basan en que consideran que no existe peligro de fuga y que condena no está firme. También presentarán una apelación extraordinaria a la Corte Suprema para pedir que revea todo el caso. “Que presenten todos los pedidos y recursos que le correspondan. Está perfecto. Pero que Grassi espere preso, que es donde tiene que estar”, concluyó Schulman.