Camila Speziale y Hernán Orsi estuvieron detenidos más de dos meses en Rusia. Fueron liberados por una amnistía general y retornaron ayer a la Argentina. Aquí, un breve repaso de su causa.
Los argentinos activistas de Greenpeace Camila Speziale (21) y Hernán Perez Orsi (40), que fueron detenidos en Rusia por intentar subirse a la plataforma petrolera de la empresa Gazprom, regresaron ayer a la Argentina. Lo hicieron después de pasar más de dos meses detenidos en una cárcel rusa. Fueron días de duro aislamiento y de vivir en la peor de las desesperaciones. Pérez Orsi lo sintetizó del siguiente modo: "fue una experiencia muy dura, lo más terrible fue la incertidumbre de no saber exactamente qué pasaba y qué nos iba a pasar".
Speziale y Orsi, junto a su compañera brasileña Ana Paula Maciel, no necesitaron visado de tránsito para cruzar la frontera rusa. Tanto Argentina como Brasil tienen sendos acuerdos bilaterales sobre la exención de visados con Rusia. Eso facilitó su retorno al país, a diferencia de los otros tripulantes.
Los dos activistas, junto a otros 28 tripulantes del "Arctic Sunrise", pasaron desde el 19 de septiembre más de dos meses recluidos con prisión preventiva en las ciudades rusas de Múrmansk y San Petersburgo, tras ser acusados de piratería por tratar de abordar una plataforma petrolífera en el Ártico. Se trata de la plataforma "Prirazlómnaya" del gigante gasístico ruso Gazproma. Greenpeace la acusa de incumplir las medidas de seguridad y poner en peligro el ecosistema de la zona donde opera.
Luego de detenerlos, el Comité de Instrucción ruso modificó la acusación por otra más leve: los procesó por vandalismo. Tal procedimiento cambió el curso de los acontecimientos. Así, los tripulantes del "Arctic Sunrise" pudieron salir en libertad bajo fianza, pagada por Greenpeace. Finalmente, este mes, el presidente ruso Vladimir Putin les concedió la amnistía general que puso a fin a la persecución judicial. De ese modo, quedó sin efecto el juicio oral.
Avatares de la causa
La doctora rusa del rompehielos, Ekaterina Zaspa, fue la primera de los 30 activistas encarcelados en Rusia que obtuvo la libertad bajo fianza. La defensa alegó que la médica se embarcó en Arctic Sunrise sólo para ejercer su profesión, en tanto su esposo sostuvo la causa de su liberación con peticiones en varias instancias.
En cambio, la misma Corte prorrogó por otros tres meses, a pedido del comité de investigación, el arresto preventivo para el activista australiano Colin Russell, que deberá seguir en la cárcel hasta el 24 de febrero. Todos fueron detenidos en Murmansk, noroeste ruso, y la semana pasada los trasladaron a San Petesburgo, a la espera de un juicio por cargos de vandalismo –que quedó truco por la amnistía otorgada por Putin-, después de que las autoridades rusas descartaran los de piratería, con pena máxima de siete años. En esa ciudad ártica estuvieron encarcelados los ecologistas hasta el 12 de noviembre, cuando fueron trasladados a San Petersburgo.
Bajo presión de organismos internacionales, la justicia rusa ablandó el proceso judicial y retiró los cargos. En Argentina, hubo numerosos actos de apoyo a los activistas detenidos. El gobierno nacional, según el director de Greenpeace, “a través de la embajada en Moscú, brindó un apoyo muy importante para la liberación de Camila y Hernán y realizó todas las gestiones necesarias; además el cónsul fue nexo entre los detenidos y sus familias, los visitó con mucha frecuencia".
A mediados de noviembre, una multitud, en Plaza Francia, presenció el "Festival por los 30", que recaudó fondos en el marco de un nuevo Día de Acción Global. El encuentro que estuvo dominado por la leyenda "Liberen a Camila y a Hernán" en globos, remeras y banderas, contó con un escenario sobre el cual empezó a sonar la banda Piritifláuticos, seguida por Ale Kurz (El Bordo), Manu Varela, Maxi Pardo y Massacre, cuyo vocalista, Wallace, pidió por la liberación de los ecologistas.
Tras la liberación
Después de ser liberados y regresar a la Argentina, los activistas reflexionaron ante la prensa sobre la experiencia vivida. A Pérez Orsi lo sorprendió la amnistía del gobierno ruso "por cómo se iban dando las cosas", consideró que la medida "no es suficiente y estamos convencidos de que tenemos que seguir la pelea. La batalla no ha terminado. Nuestros abogados tienen instrucciones para que continúen las gestiones necesarias con el fin de que obtengamos lainocencia absoluta".
No obstante lo acontecido, Hernán insistió en que seguirá "luchando" y dijo que espera que "las acciones pacíficas de Greenpeace permitan lograr el objetivo de convertir el Ártico en un santuario como la Antártida", al considerar que "el cambio climático está ahí, a la vuelta de la esquina".
A su vez, Camila Speziale subrayó el carácter político de la cruzada ambientalista. Dijo que fue al Artico "por voluntad propia, nadie me dijo andá y hacé esto, yo sola tomé la decisión y no me arrepiento". Y agregó: "voy a seguir trabajando y estudiando, haciendo lo que sé hacer y voy a seguir peleando por lo que creo, por lo que me parece justo".
Por último, dejó en claro que "éste es un caso político, es una voluntad de someter la protesta, no sólo por el cambio climático, sino por la protesta en general", pero aclaró que "nosotros no defendemos banderas políticas, sino lo que creemos que es justo: la protección del medio ambiente y evitar el cambio climático".