En un emotivo homenaje que se realizó en el centro cultural que lleva el nombre del docente, escritor y militante, se reparó su legajo docente. "Aunque quisieron, no pudieron hacerlo desaparecer", dijo su hijo Ernesto.
La resolución de 1979 decía que el profesor Haroldo Conti había hecho “abandono de cargo”. En el mismo informe, su hermana contaba había sido secuestrado el 5 de mayo de 1976 y estaba desaparecido. Hoy, más de 35 años después, se agregó: “desaparición forzada”, como establece el decreto 1199/2012. El acto de reparación del legajo se hizo en el Centro Cultural por la Memoria que lleva el nombre del escritor, en la ex ESMA. Estuvieron el ministro de Educación, Alberto Sileoni; el director del Centro, Eduardo Jozami; el secretario ejecutivo del Consejo Federal de Derechos Humanos, Agustín Di Toffino, en representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y los hijos de Conti, Alejandra y Ernesto. Desde las gradas los miraban un centenar de personas, entre ellas varias Madres de Plaza de Mayo. El autor de “Sudeste” y “La balada del álamo Carolina”, recordó Sileoni, fue uno de los 600 docentes desaparecidos durante la última dictadura cívico- militar.
Conti militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y fue secuestrado, la madrugada del 5 de mayo, por una brigada del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército Argentino de su casa en Palermo, a cien metros de la Comisaría 29ª de la Policía Federal Argentina. Desde entonces permanece desaparecido.
Sileoni entregó ejemplares del legajo a Alejandra, Ernesto, a Jozami y a Di Toffino, y dio la palabra a sus hijos. Alejandra, conmovida, dijo que era un acto “de reparación, justicia y memoria”. Contó que ella a su papá lo nombra “como si estuviera vivo y es que, gracias a ustedes, –dijo mirando al público- sigue vivo”. La sala estalló en aplausos.
Su hermano menor, Ernesto, dijo que el nuevo legajo era una “reivindicación” que demostró “aunque quisieron, no los pudieron hacer desaparecer”. Ernesto contó que era muy fuerte para él estar en el predio de la ESMA y rodeado de Madres y estudiantes y con su hijito, Agustín Haroldo. “Todo esto tiene una lectura simbólica, pero también política, porque acá hay un gobierno que se compromete por la recuperación de la memoria y la verdad”, dijo Ernesto. Jozami definió a Conti como “un gran escritor y un gran militante que dejó todo por la militancia”.
Durante la proyección de un documental sobre Conti, los presentes pudieron conocer su voz y verlo caminando por el Delta, del que era fanático; o escribiendo en una vieja máquina.
El periodista Tom Lupo, ex alumno de Conti, recordó el día en que el escritor llegó a darles clase por primera vez. La materia era Instrucción Cívica, pero cuando Conti llegó les dijo: “se supone que iba a darles Instrucción Cívica, pero eso es una basura que no sirve para nada. Si ustedes no me traicionan, yo les voy a dar literatura argentina y latinoamericana y están todos aprobados”, recordó. Entonces Lupo agregó que lo primero que Conti les dio a leer fue, “María la Rubia”, del escritor Dalmiro Sáenz. Los aplausos estallaron otra vez.