Esa fue la propuesta del catedrático español Manuel Atienza, que expuso en el primer Congreso Iberoamericano de Filosofía Jurídica y Social. A lo largo de tres días, juristas de una docena de países de América Latina, España y Portugal disertaron en pos de la perspectiva de una filosofía iberoamericana.
Después de tres extensas jornadas de debate, ponencias y talleres de trabajo, culminó el primer Congreso Iberoamericano de Filosofía Jurídica y Social en la Escuela del Servicio de Justicia. El encuentro fue coronado con una exposición del catedrático español Manuel Atienza, que planteó la necesidad de “construir una filosofía del derecho para el mundo latino” y amplió las fronteras de Iberoamérica para incluir otros países europeos y americanos que comparten sus raíces jurídicas.
El iusfilósofo español recordó su primera visita a la Argentina, en 1975, y dijo: “Fue decisivo en mi vida, mis maestros son argentinos desde entonces”. Recordó a Genaro Carrió, Enrique Marí y Carlos Nino, entre otros. También homenajeó a Vaz Ferreyra, “que tuvo la mala suerte de nacer en Uruguay y escribir en español”, lo que ocultó su obra de los grandes debates de la filosofía del derecho.
Atienza descartó la vieja disputa entre las escuelas del iusnaturalismo y iuspositivismo, y sostuvo que “hoy ya no tiene sentido definirse como partidario de ninguna de ellas”. Y propuso elaborar otra teoría con las cualidades propias del derecho latino y de sus inconvenientes en la práctica de la actualidad. “Si el derecho es una gran acción colectiva que sucede en el tiempo, el filósofo del derecho no puede no participar en esa práctica activamente”, resumió.
“Ante el avance de la globalización sobre la filosofía del derecho, debemos desarrollar una filosofía regional”, disparó. Propuso el factor “latino” como parámetro porque los pueblos que llevan su herencia tienen “círculos culturales, sistemas jurídicos y lenguas afines”. Cuestionó la lógica de “dedicar ideas y tiempo a discutir corrientes ajenas” que surgieron como una alternativa para solucionar problemas también ajenos: “Necesitamos teorías iusfilosóficas para el ámbito regional”.
Atienza desarrolló un extenso decálogo para trabajar sobre el desarrollo de una nueva teoría regional y señaló los lineamientos que considera necesarios para apuntalar esa nueva doctrina. Descartó el grueso de las teorías que aún se estudian en las universidades, pero rescató varios aspectos de cada una de ellas. Pero ponderó que “no existe un plano en que se dé un diálogo racional que haga ponderar una teoría sobre la otra”, y por eso no tiene sentido defenestrar teorías décadas después de elaboradas porque no responden a los problemas de la actualidad.
“El filósofo del derecho no busca elaborar meros conocimientos abstractos sino conceptos que puedan contribuir a avanzar en la práctica jurídica”, resaltó. Y lanzó: “No se puede aislar el derecho de otros fenómenos sociales y culturales, ni reducirlo sólo a principios y valores para que pierda sus rasgos de identidad y pase a ser un capítulo más de la moral”.
El debate para una filosofía iberoamericana
El primer Congreso Iberoamericano coincidió con las 23º Jornadas Argentinas de Filosofía Jurídica y Social. Transcurrió en la nueva sede de la Escuela del Servicio de Justicia, en el primer piso del viejo Museo Penitenciario Argentino. El viejo edificio formaba parte de “La Residencia”, un complejo de construcciones coloniales en torno a la Iglesia de San Pedro Telmo. En Humberto Primo 378 también funciona el Museo Mercedes Sosa y Centro Cultural de la Música Popular Latinoamericana (en la planta baja).
La construcción data de 1734 y es uno de los pocos testimonios arquitectónicos de la Buenos Aires colonial que se conservan casi intactos. La construcción había sido utilizada para alojar jesuitas que iban a ser deportados. Luego se convirtió en cuartel y hasta fue depósito. Durante el siglo XIX sirvió de hospital, albergue de mujeres y cárcel femenina, donde las carceleras eran monjas. Donde antes dormían las presidiarias, ahora se dictan cursos de posgrado para abogados, con una perspectiva de acercar a los operadores de justicia a la realidad de que en cada expediente se trata con personas.
A lo largo de tres días, profesores de una docena de países de América Latina, España y Portugal pasaron por el auditorio y los talleres de trabajo para disertar sobre la base de 97 trabajos presentados en la preinscripción. La primera edición del encuentro, que tendrá su secuela en Río de Janeiro en 2016, giró en torno a “La decisión judicial y el rol de los Tribunales en el Estado democrático de derecho”. Las ponencias serán incluidas en la publicación de la Asociación Argentina de Filosofía del Derecho, “Ideas & Derecho”, auspiciada por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.