Lo dijo el padrastro de Lucas Cabello durante la marcha que se realizó en reclamo de justicia. Ayer se cumplió una semana del día en que el joven recibió tres tiros –uno, parado; otros dos, ya caído en el piso– por parte de un agente de la policía Metropolitana. Familiares, vecinos y organizaciones sociales del barrio porteño de La Boca se concentraron bajo la consigna Ni un pibe menos.
Lucas Cabello sigue internado en terapia intensiva, en el Sanatorio Los Arcos: una de las tres balas que salió de la pistola reglamentaria del agente Ricardo Ayala, de la policía Metropolitana, le partió la médula. Aunque ayer tuvo una leve mejoría, el joven de 20 años sigue en grave estado. “Lucas quiere vivir, la está peleando por su hija y su familia. Él cuidaba a los vecinos y lo querían mucho. La realidad es que hoy le tiene mucho miedo a la policía”, dijo a Infojus Noticias Rubén, su padrastro, rodeado de unos 200 vecinos del barrio porteño de La Boca que, a una semana del ataque, se concentraron en la esquina de Almirante Brown y Villafañe para reclamar justicia.
Rubén tomó un micrófono y le habló a la multitud. Detrás, un grupo de jóvenes sostenía una bandera: “Policía Metropolitana asesina”. Algunos vecinos levantaban carteles hechos a mano o en letras de computadora. “Basta de impunidad”, “Justicia por Lucas”, podía leerse. El padrastro del joven baleado agradeció a los vecinos el apoyo. También contó que su hijo había tenido una leve mejoría, que ya podía comer, pronunciar algunas palabras y que, incluso, movía una de sus manos, pese a que un cuadro de neumonía comprometía su salud. “Tengo fe en Dios, sé que va a salir adelante. El barrio está con vos. ¡Aguante la República de La Boca!”, gritó el hombre, quien en su brazo derecho tiene tatuado, en colores, la clásica imagen del pasaje Caminito, emblema de ese barrio del sur porteño.
“Ayer (el ministro de Justicia Guillermo) Montenegro volvió a decir que Lucas estaba armado. Está desafiando a la Justicia, que ya comprobó que no es así”, explicó a Infojus Noticias Gabriela Carpinetti, abogada de la familia del joven baleado. Según explicó, en la escena se encontró sólo el arma reglamentaria del policía y tres vainas servidas calibre 9mm, que corresponderían a esa pistola.
Además, la abogada aclaró que el botón antipánico que tenía una vecina fue accionado por el propio agente, después de los tiros, y no por la vecina, como había deslizado la vicejefa de Gobierno María Eugenia Vidal, quien justificó el ataque al decir que se trató de un “caso de violencia de género”. “Vamos a solicitar una audiencia con Vidal para que rectifique lo que dijo y pedir que exoneren al policía de la fuerza. Está claro que hay una responsabilidad muy fuerte por parte de la jerarquía de la Metropolitana”, agregó la abogada.
Camila, la novia de Lucas, no fue a la marcha. Se quedó en el Sanatorio, junto a su novio y su suegra. “Los médicos nos dicen que está mejorando. Está evolucionando bien, ahora le están dando alimento por una sonda. Está consciente. Cada vez que viene la familia se emociona, sobre todo, por nuestra hija. La extraña, la quiere ver”, contó la chica a Infojus Noticias.
Una “fuerza modelo”
La convocatoria también reunió al diputado nacional del Movimiento Evita, Leonardo Grosso, referente de la Campaña Nacional contra la Violencia institucional y al legislador porteño de Nuevo Encuentro, José Cruz Campagnoli. “Estamos acá para asegurarnos que el gobierno de la Ciudad no respalde a este policía que disparó tres veces sobre el cuerpo de un pibe que no estaba armado”, sostuvo Grosso. “Este es el modelo de la fuerza de Mauricio Macri, una Metropolitana que construye una idea de criminalización de los jóvenes”, agregó el diputado, en referencia a los dichos del candidato a presidente de Cambiemos, quien durante el debate presidencial sostuvo que se trataba de una “fuerza modelo”.
“Es un caso extremo de gravedad institucional. La Policía Metropolitana, una vez más, está involucrada en un caso de gatillo fácil. Nació como una fuerza de prevención y se convirtió en una policía peligrosa para la sociedad”, dijo Campagnoli.
A una semana
Ayer se cumplió una semana del día en que Ayala, el agente de la Metropolitana de 24 años, le disparó tres veces a Lucas. La primera versión policial, que reprodujo la gobernadora electa de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, apuntó a un caso de violencia de género. La desmentida llegó pronto: no existía situación de violencia machista que tuviera a Lucas de protagonista.
El policía declaró ante el juez Osvaldo Rappa –a cargo del Juzgado de Instrucción N° 35– que Lucas estaba armado y la pistola “era plateada”. Sin embargo, la Policía Federal, que estuvo a cargo de las pericias en el lugar, sólo secuestró la reglamentaria de Ayala y las vainas correspondientes a sus disparos: uno que entró por la mandíbula y se alojó en la médula de Lucas; y otros dos, que fueron ejecutados cuando el joven ya estaba en el piso y le perforaron el bazo y un testículo. Así consta en la foja 1, de la causa 33248/2015.
Diversos testigos que se presentaron ante Rappa también aseguraron que Lucas no tenía arma alguna; que lo vieron cargando en sus manos los sándwich de milanesa que había comprado en la panadería del barrio. Antes, las personas que presenciaron el incidente habían adelanto su relato ante los especialistas de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin).
La investigación está caratulada como “tentativa de homicidio agravado”, por tratarse de un integrante de una fuerza de seguridad. Los abogados Gabriela Carpineti y Nahuel Berguier, que representan a Lucas y su familia, quieren que “el estado de indefensión de la víctima” también sea considerado un agravante.
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