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Un adolescente de 13 años fue asesinado de un tiro en la cabeza por cuatro delincuentes que confundieron la camioneta en la que iba junto a su padre con la de un productor de seguros al que acababan de robarle 160 mil pesos, en la localidad bonaerense de Rafael Castillo. Hay un aprehendido mayor de edad al que se le secuestró una pistola calibre 40 y un Handy. Interviene en la causa la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) temática de Homicidios del Departamento Judicial La Matanza, a cargo de José Luis Maroto. Un grupo de personas se presentaron esta tarde en la comisaría 22, con dependencia en el barrio donde murió el chico, y prendieron fuego un patrullero.

“El único disparo, según el testimonio de todas las personas que declararon,  coincide con el impacto de muerte. La persona aprehendida es mayor de edad y está en estos momentos con el fiscal. Actuaron a cara descubierta y hay pericias de identikit”, dijo Walter Golia, comisario de la departamental de La Matanza.

La comisaría 22 quedó con destrozos. “Estos no son ni amigos ni compañeros del chico, vinieron preparados con bombas molotov. Esto estaba armado y no me consta que los incidentes que provocaron tengan relación con la muerte”, dijo Golia. Vecinos de la comisaría dijeron a Infojus Noticias que filmaron al grupo que vandalizó la dependencia y aportarán los videos para que se investigue los autores.

Alrededor de las 20 horas de ayer, en la esquina de Comandante Granville y Albarracín, del barrio Los Pinos en Rafael Castillo, la víctima pasaba con su padre en dirección al club "12 de Octubre", de Isidro Casanova, donde jugaba al fútbol.

Los cuatro asaltantes armados que se movilizaban en un Citroën C4 negro habían estacionado frente a la casa de un hombre de apellido Irrazábal, quien dirige una productora de seguros en una oficina adyacente.

Los delincuentes aparentemente contaban con el dato de que ese día había mucho dinero guardado en el local. Esperaron a que un albañil que trabajaba en la vivienda de Irrazábal saliera y dejara la puerta abierta para irrumpir en la propiedad sin que éste lo advirtiera. Una vez adentro, caminaron hasta la oficina de la compañía de seguros, sorprendieron a Irrazábal y a su empleada y, bajo amenaza les ordenaron que abrieran la caja y les dieran la recaudación. Después los ladrones salieron a la calle con una suma que, según dijo la víctima a las autoridades, ascendía a los 160.000 pesos, además de otros objetos de valor que encontraron a su paso.

Con el botín en sus manos los ladrones se fueron de la propiedad, cargaron todo en el Citroën en el que habían llegado y lo pusieron en marcha con la intención de escapar, aunque inicialmente equivocaron el camino y giraron en una calle sin salida. Anduvieron 200 metros y retomaron el trayecto hacia la compañía de seguros, donde se toparon de frente con una camioneta Chevrolet Meriva idéntica a la que sabían que conducía Irrazábal. Por eso la sospecha de los investigadores es que los ladrones creyeron que el hombre había salido a perseguirlos y uno de ellos extrajo una pistola calibre 45 y disparó en su dirección para después continuar el escape.

Sin embargo, se trataba de una camioneta distinta, en la que viajaba un hombre llamado Gabriel Torres junto con su hijo Franco. "Supuestamente lo venían corriendo, se asustó pensando que yo sería el que lo venía siguiendo", dijo Torres a la prensa, y agregó: "Sacó el arma y disparó, me di vuelta, digo `Franco`, se cae y empezó a largar sangre, ya estaba muerto. Le salían chorros de sangre por todos lados". Franco murió en el acto.

Golia dijo frente a cámaras que el hombre que maneja la aseguradora “fue personal de la policía Federal y se retiró hace muchos años”. Después del único disparo que relatan las declaraciones, que salió del asiento del acompañante de los ladrones, el dueño de la aseguradora los persiguió.  “El dueño de la aseguradora dijo en su declaración que atropella a uno de los delincuentes cuando bajan del vehículo, que los enviste en dos oportunidades, y eso se confirma con las marcas”, dijo el comisario. La persecución duro cinco o diez minutos “y cuando la policía tuvo conocimiento se acercó. Estamos solidarizados con la familia por el hecho aberrante con el peor final”.

El padre de Franco aseguró en llantos que antes del disparo alcanzó a escuchar que los ladrones gritaban "ahí está, ahí está", presuntamente en referencia al productor de seguros al que acababan de robarle. Al vehículo en el que se movilizaban los asaltantes –que era robado-  lo encontró más tarde la policía, abandonado a unas 15 cuadras del lugar del crimen. Adentro había un monitor que le habían sustraído al asegurador, que en el apuro aparentemente no llegaron a bajar, y otros elementos que se investiga si pertenecían a las víctimas de una entradera ocurrida en el barrio San Alberto, de Isidro Casanova, esa misma tarde.