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Infojus Noticias

26-2-2015|18:07|Apropiación Nacionales
También declaró un médico que atendió a Javier cuando era niño

Juicio por la apropiación de Penino Viñas: “Es reparador estar acá”

Hoy declararon los tíos de Javier Gonzalo Penino Viñas, robado por los militares cuando era bebé y cuya “madre de adopción” – así la sigue llamando- María Grimaldos es la única acusada del juicio. La tía paterna de Javier, Guadalupe Penino, dijo emocionada “Lo amo a Javier Penino Viñas. Para mí es reparador estar hoy acá”. El tío materno dio detalles del último llamado de su hermana, Cecilia Viñas.

  • Sol Vazquez
Por: Cecilia Devanna

Carlos Viñas contó hoy, frente al Tribunal Oral en lo Criminal Nª4, que era el hermano de Cecilia, la mujer secuestrada en 1977 y mantenida en cautiverio hasta, al menos, marzo de 1984, cuando se comunicó por última vez con su familia. Habló de la relación que los unía y los códigos que compartían. Por eso supo que esa voz susurrante que llamó a la casa de su padre era la de Cecilia y no la de alguien que pudiera hacerse pasar por ella. El llamado se produjo en el verano de 1984, más de un mes después de restablecida la democracia. Su hermana había sido secuestrada en julio de 1977 junto a su marido Hugo Penino cuando estaba embarazada de siete meses. Dos meses después, ella dio a luz a un varón al que llamó Hugo Carlos, pero se lo apropió un marino que lo llamó, Javier Gonzalo. Hoy se realizó la tercera audiencia por la apropiación del menor, que recuperó su identidad en 1998.

Hoy también declararon Guadalupe Penino, tía paterna de Javier Gonzalo Penino Viñas, e Jorge Hipólito Meijide. El hombre es un médico pediatra y dibujante de la revista Humor, que atendió a Javier cuando tenía 5 años y denunció en Abuelas de Plaza de Mayo que el chico podía ser hijo de desaparecidos.

La querella está a cargo de Abuelas, el fiscal es Horacio Azzolin, y la única imputada es Ana María Grimaldos, esposa de Jorge Vildoza, el marino y represor de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) que se apropió del bebe. Grimaldos está imputada por los delitos de “sustracción y retención de un menor, falsificación de documento público y supresión de estado civil”. Vildoza está prófugo de la justicia desde 1984. Su familia afirma que falleció en 2005, en Sudáfrica, y que sus restos fueron cremados, pero la justicia no tiene pruebas fehacientes de que esto haya sido así.

Guadalupe Penino y la abuela de Javier, Cecilia Fernández

Una cautiva en democracia

“Diez días después de la asunción de (Raúl Ricardo) Alfonsín, mi papá nos dijo que había llamado Cecilia. Nos quedamos mirándolo como diciendo ‘¿cómo?’. No podíamos dar crédito a lo que él decía, pero por otro lado estaba la esperanza”, contó Carlos para explicar el llamado que recibieron de Cecilia, siete años después de su secuestro.

La familia volvió a Mar del Plata, de donde eran oriundos, a esperar las nuevas comunicaciones de la mujer, que al momento de su desaparición tenía 30 años. En el primer llamado les dijo que preparan dinero para pagar por su liberación. Los llamados se repitieron seis veces más. En la segunda comunicación Cecilia se enteró que el bebé que había tenido no estaba con su familia como le habían hecho creer los militares. “Yo creo que eso fue demoledor para ella”, relató Carlos. Para poder denunciar que Cecilia seguía con vida, la familia instaló junto a sus teléfonos, grabadores y “chupetes”, el dispositivo electrónico que en aquellos años se usaba para guardar las comunicaciones como pruebas.

Llamó a mamá (Cecilia Fernández) y eso se pudo grabar. Es fuerte, es desgarrador, ahí le pide que busque a mi sobrino”, relató el hombre. Esa conversación fue en el comienzo del 5 de febrero de 1984. A las seis de la mañana de ese día Cecilia lo llamó a él. Insistió en que buscaran al bebé y le contó que de su esposo no había sabido más nada desde el momento en que lo secuestraron. Carlos le hizo una pregunta en clave, nombrándole a una amiga de ambos, a lo que ella respondió deostrándole que era ella y nadie más la que hablaba.

El 19 de marzo recibieron la última llamada de Cecilia. “Hablaba con la voz ‘soplada’  como si estuviera llamando sin permiso”, explicó Carlos. Y agregó que ella le dijo “nos trasladan” lo que les dio la pauta de que había más detenidos en similares condiciones.

Viñas explicó el doble recorrido familiar que hicieron para dar con Cecilia por un lado, y con su sobrino por el otro. Por los llamados de Cecilia fueron a ver al entonces ministro del Interior, Antonio Troccoli, junto al ganador del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quien los derivó al jefe de la Policía Federal Argentina (PFA). “Nos mandó a la boca del lobo”, dijo. Entregaron la grabación y no tuvieron más noticias. Ni de Cecilia, ni de la grabación.

Ana María Grimaldos

Un dibujante, Abuelas, y una identidad recuperada 

La familia Penino-Viñas se enteró de que su hija había dado a luz a fines de 1977 gracias a un llamado anónimo. Después de eso, Luisa Moreno de Penino, abuela de Javier Gonzalo, se vinculó a la filial marplatense de Abuelas de Plaza de Mayo. Cecilia Fernández, mamá de Viñas, hizo lo propio en Buenos Aires, junto a su hijo Carlos. Con la vuelta a la democracia accedieron a un dato clave. Un médico pediatra y dibujante de la revista Humor había atendido a un nene de forma domiciliaria por la obra social de la Armada. Era 1982 y el menor tenía unos cinco años y “una habitación demasiado impecable” para su edad. “Vi algo raro, no llegué a entender”, contó hoy Jorge Hipólito Meijide, ese médico y dibujante que no se olvidó de ese niño. Un tiempo después recordó a ese nene al ver los listados de los grupos de tareas, que se publicaron tras el retorno de la democracia. Hubo un nombre que le llamó la atención: Vildoza.

“Voy a Abuelas y ahí le expreso lo que había visto como pediatra y lo que había visto en el diario”, relató hoy Meijide. Al tiempo recibió en la redacción de Humor a Cecilia Fernández, que le mostró una foto de su hija y le pidió que le haga un dibujo del chiquito al que había atendido. El parecido era innegable.

Un equipo en la búsqueda

En la búsqueda de Cecilia, Hugo, y el bebé de ambos, las familias Penino y Viñas construyeron un vínculo que se mantiene hasta el día de hoy. Mientras Carlos declaraba Guadalupe Penino, que había dado su testimonio más temprano, se agarraba la mano con Cecilia Fernández y con la esposa de Carlos, Cristina.

Guadalupe contó emocionada frente a los jueces el vínculo que construyó con su sobrino, el día en que lo conoció en los tribunales de Comodoro Py, y la forma en cómo recuperó, a través de él, una parte de su hermano. “Lo amo a Javier Penino Viñas. Él ha conocido a su abuelo (Penino), tiene primos que lo aman, es mi sobrino y el primo de mis hijos”, dijo. “Para mí es reparador estar hoy acá”, concluyó emocionada. Después de su testimonio se fundió con su sobrino, que viajó desde Londres para estar presente en el debate.

EL recorrido de la causa

En 1984 Abuelas de Plaza de Mayo inició la causa judicial contra el marino Jorge Vildoza, represor en la ESMA,  que tenía en su poder un niño que podía ser hijo de desaparecidos. En 1998  se confirmó que ese niño era Hugo Carlos, el hijo de Cecilia Viñas y Penino. Para entonces, el apropiador había escpado del país junto con el niño. En diciembre de 1984 Vildoza y su esposa, Ana María Grimaldos, huyeron a Paraguay, después a Austria, y por último a Sudáfrica. Vildoza no volvió más al país y su familia afirma que murió en 2005 y fue cremado. Grimaldos retornó a Buenos Aires en 2012, para un tratamiento médico, y desde entonces está en detención domiciliaria, imputada por los delitos de "sustracción y retención de un menor, falsificación de documento público y supresión de estado civil".

El debate tendrá su tercera audiencia el 6 de marzo.

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