¿Cómo mejorar la protección de presos con padecimientos mentales? Es el eje del primer "Encuentro de Justicia, Salud Mental y Derechos Humanos". El director Nacional del Servicio Penitenciario Federal estuvo a cargo de la apertura.
"Hoy podemos decir que hay un camino trazado y un Estado que se hace cargo", dijo Alejandro Marambio, director Nacional del Servicio Penitenciario Federal, en la apertura del primer "Encuentro de Justicia, Salud Mental y Derechos Humanos". El Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PRISMA), dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, organizó esta jornada para debatir cómo mejorar la protección de presos con padecimientos mentales. Participan psicólogos y psiquiatras que trabajan en ámbitos carcelarios, estudiantes de esas carreras y representantes del Programa,que fue inaugurado en julio de 2011 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
"Hoy recuerdo un informe del CELS de 2005. Decía que a cinco cuadras de la Casa de Gobierno había un centro de tortura. Era la Unidad 20, donde las personas privadas de su libertad eran alojadas en un cubículo de un metro por un metro, desnudas y con un chaleco, donde se mezclaban psicópatas con psicóticos, y donde había 190 personas cuando entraban 80", contó Marambio. "Si miramos ese punto uno, hoy tenemos elementos para celebrar: que haya una actividad cultural donde antes no había nada, un taller de bordado donde no lo había", evaluó Marambio. Se refirió a la cárcel como una "condición negativa". Entre citas de filósofos como Friedrich Nietzsche y Michel Foucault, el director nacional expresó que "encerrar a un persona en una jaula es deteriorante, por eso los que intervenimos lo hacemos a pesar de la cárcel, no con la cárcel".
De la apertura participaron también Jessica Muniello, coordinadora del Dispositivo de Tratamiento del PRISMA, y Fernando Valsangiacomo Blanco, director Nacional de Readaptación Social. "Yo les voy a hablar de un Estado presente y cómo se pasó a uno que se hizo responsable", expresó Muniello. La coordinadora se refirió a sus primeras experiencias en ámbitos carcelarios y a los avances en el área. "Cuando yo entré a la Unidad 20 de presos con padecimientos mentales, escuché hablar de presos, tumberos y cachivaches, pero no de personas, de humanos o de salud mental", dijo.
Muniello, que también es psicóloga, apuntó a un "modo de ejercer la autoridad que no tiene que ver con las amenazas, ni con los castigos ni humillaciones". En una exposición que incluyó poemas, citas de Bertolt Brech y textos de víctimas de Auschwitz , la coordinadora planteó un desafío: que las cárceles sean lugares cada vez más habitables.
Valsangiacomo Blanco celebró el encuentro y resaltó la importancia de la nueva Ley de Salud Mental, sancionada en noviembre de 2010. "La ley ha cambiado el paradigma. A mí me tocó tiempo atrás recorrer las unidades carcelarias de provincia, recuerdo haber ido a a la Unidad 34 de Melchor Romero. Lo que uno veía ahí eran zombies: personas que recibían la medicación y estaban aisladas de todo", relató el director nacional. "Necesitamos que la Justicia se capacite para tener una mirada más inclusiva y evitar la estigmatización", expresó Valsangiacomo Blanco, que recordó que Argentina está en condiciones de "transmitir la experiencia" a otros países.
Defensores que no se presentan en quince años, internos declarados inimputables hace décadas, son algunas de las historias que dispararon el primer panel, sobre la articulación entre el sistema judicial con el tratamiento de PRISMA. Expusieron Matías Bertone, psicólogo especialista en neurociencia; Ana Latorraca, psicóloga; y Luciana Sañudo, trabajadora social. Ellos contaron sus experiencias en distintas unidades penitenciarias. "Los pacientes tienen un grado de vulnerabilidad tal que les es muy difícil defenderse. Nuestro objetivo tiene que ser resguardar el espacio" dijo Bertone. "Tenemos bipolares maniáticos, pacientes con retraso mental, esquizofrénicos, y hay otros profesionales que no los quieren atender porque son molestos", dijo Bertone. En ese contexto el Programa permitió abrir talleres para desarrollar las habilidades de los internos. Radio, cine, juego, revista, arte, circo, son algunos de los que funcinan en pabellones de hombres, y costura, bordado, peluquería y fotografía son ejemplos de los que se llevan adelante en las unidades de mujeres, según contó Latorraca.
Una pregunta del público disparó un desafío: la necesidad de coordinar los equipos de psicólogos con los abogados defensores. "¿Están presentes los abogados de los pacientes?", preguntó un oyente, más vinculado con el ámbito de los letrados que con el de los psicólogos. "Lo intentamos, pero no hemos tenido una buena experiencia. Es una deuda pendiente, sin duda", respondió la psicóloga Ana Latorraca.
Los paneles continuarán a lo largo de la tarde en el Salón "Emilio Mignone" de 25 de Mayo 544, en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. La segunda mesa tratará sobre las alternativas ético-políticas al "modelo peligrosista-asistencialista". Debatirán los psicólogos Pablo Vitalich y Matteo Bertolozzi. Las leyes vigentes también serán objeto de discusión: Soledad Iparraguirre, musicoterapeuta; Vicroia Alcoba, psicóloga y Ana Izaguirre, médica psiquiatra plantearán la necesidad de un trato más igualitario en la pena (Ley 24.660) en función de la nueva Ley de Salud Mental. Un cuarto panel, integrado por Carolina Anaya y Jessica Muniello, psicólogas, y Alcaide Alejandro González, jefe de Seguridad del Servicio Penitenciario para varones, abordará el abordaje conjunto entre los profesionales y el personal del Servicio Penitenciario. Cerrará la jornada el fiscal General ante Tribunales Orales, Alejandro Alagia.