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Infojus Noticias

24-10-2014|9:20|Justicia Nacionales
También señalizarán el Destacamento 101

La Cacha: tras diez meses de juicio, expectativa por la sentencia

María Laura Bretal fue secuestrada y llevada a La Cacha con un embarazo de 4 meses. Durante un tiempo compartió el cautiverio con Laura Carlotto. Testigo crucial en el juicio, así espera la sentencia que se conocerá a las 18 hs. A las 11 habrá una señalización en el predio donde funcionó el CCD.

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Por: Juan Manuel Mannarino

A María Laura Bretal le tiemblan las manos. Está impaciente: dice que no ve la hora de escuchar, de boca de los jueces, una sentencia que supone será ejemplar. Pasaron 37 años de su secuestro y cree que el centro clandestino La Cacha no volverá a ser lo que fue. “Es imposible olvidarse de todo el tiempo que nos llevó reconstruir los hechos, juntar los pedacitos de memoria. Fue un desgaste enorme. Después de diez meses, no esperamos otra condena que la reclusión perpetua a  los genocidas y que cumplan prisión en una cárcel común”, dijo a Infojus Noticias, en las horas previas del veredicto que se dará a conocer hoy a las seis de la tarde en el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata.

María Laura fue secuestrada el 3 de mayo de 1978 en Ensenada, embarazada de cuatro meses, por un grupo de tareas integrado por la Policía Bonaerense y fuerzas del SIE (Servicio de Inteligencia del Ejército). Lo identificó como una de las cinco fuerzas que operaban dentro del campo de exterminio. En “La Cacha” la ataron de pies  y manos y sufrió torturas en las "cuevas", donde los detenidos ilegales eran obligados a permanecer engrillados y encapuchados.  Luego la trasladaron al área de embarazadas. Allí  conoció, entre otras, a Laura Carlotto.

Bretal permaneció en el centro clandestino hasta el 22 de agosto, cuando la liberaron, y dio a luz poco después. Los delitos cometidos en perjuicio de María Laura no son tratados en este juicio. Pero su testimonio en este debate fue clave: dio precisiones sobre el nacimiento de Guido, el hijo de su compañera de cautiverio. A Laura Carlotto –“Rita” en La Cacha, donde nadie manejaba su nombre real-,  Bretal la acompañó en las tareas de preparto. Después vio cómo la trasladaron a parir.  “Ella tuvo a su hijo varón, la asesinaron y después le robaron el hijo”, explicó a los jueces.

Bretal dice que el 26 de junio Laura dio a luz a Guido. Diez días más tarde la volvió a ver en “La Cacha”. Para entonces estaba confinada en un espacio llamado “La Casita” -un edificio pequeño a metros de la construcción principal- y sin su hijo. Aquella vez, le dijo a María Laura que creía haber estado en un hospital militar porque había guardias armadas. La habían puesto en una habitación sola, tabicada, y había dado a luz engrillada. Dijo, además, que el parto fue normal, que había tenido un varón al que había llamado Guido, que se lo dejaron de tres a cinco horas y que después “ya no se acordaba más nada porque le habían dado una inyección”.

Laura Carlotto fue una de las más de cien víctimas cuya historia reflejó el accionar del aparato represivo en “La Cacha”. Para Bretal, sin embargo, el juicio dejó un hueco vacío: al juzgar sólo los hechos de 1977, quedó pendiente “saber qué pasó con los compañeros de 1978”. Los represores imputados -21- “fueron pocos”. A la hora de reflexionar sobre los diez meses de audiencias, dijo que  la sensación de los sobrevivientes es que “La Cacha fue uno de los centros de exterminio más grandes de la zona,  en la que operaron varias fuerzas, como el Servicio Penitenciario, el Ejército, la Armada, la Policía Federal, y sin embargo pocos represores fueron al banquillo. Nosotros teníamos una guardia permanente de cuatro personas que se iban rotando por fuerza.  Muchos de ellos están prófugos o nunca fueron procesados”.

Según los organismos de Derechos Humanos, como H.I.J.O.S La Plata, el juicio probó no sólo los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en el centro clandestino sino las responsabilidades del Destacamento de Inteligencia 101, que planificó la arquitectura de la represión.  Lo que quedó pendiente, según Bretal, son los delitos sexuales, el funcionamiento de los maternidad clandestina y el amplio abanico de la complicidad civil, como la participación de médicos, eclesiásticos, abogados, profesores y periodistas.

Sobre la sentencia, Bretal confesó que tiene “ciertos temores” porque “conocemos la calaña de los abogados de los represores, como Losino, que se la pasó poniendo trabas, maltratando testigos y recusando al juez Carlos Rozanski. Después de la desaparición de Julio López sabemos que las células de la represión están vivas”.

Antes de que la causa llegara a juicio oral murieron impunes dos de los mayores responsables: el gobernador militar, Ibérico Saint Jean y el jefe del Destacamento 101, Alejandro Arias Duval. En la causa continúa prófugo el represor Teodoro Gauto, y fue detenido en Panamá Ricardo Von Kyaw. La Cacha funcionó como centro clandestino desde 1976 a 1978 y además operó como una maternidad clandestina para las detenidas-desaparecidas que se encontraban embarazadas. Por el juicio, testimoniaron más de 130 testigos y se investigaron los casos de más de 120 víctimas.

La Unidad Fiscal Federal de La Plata pidió que se condene a prisión perpetua a 18 de los 21 represores acusados por delitos de lesa humanidad cometidos en La Cacha. En los alegatos, las abogadas Pía Garralda, Ailin Álvarez y Carolina Vilches solicitaron que se investiguen las responsabilidades –surgidas de los relatos del juicio- de una docena de médicos forenses, del ex capellán Emilio Teodoro Grasselli y una decena de jueces y ex jueces. Pidieron, además, que se les inicie juicio académico a Pedro Luis Soria, Carlos Mayón y Horacio Piombo, que aún dictan clases en la facultad de Derecho de La Plata.

En el final del juicio, cuando el Tribunal les ofreció que dijeran las últimas palabras, todos los imputados prefirieron el silencio.

Señalizaciones antes de la sentencia

Marina Vega, directora provincial de Políticas Reparatorias de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, adelantó a Infojus Noticias“Será un día largo, lleno de actividades circunscriptas a la  entencia”.  Habrá una serie de señalizaciones. La primera, a cargo de la Secretarí­a de Derechos Humanos de la Nación y de la Provincia, se realizará a las 11 en ruta provincial N° 36 y calle 197, de la localidad platense de Lisandro Olmos, en el acceso al terreno donde funcionó “La Cacha”.  

Vega dijo que “se indicará el lugar desde la ruta, porque la idea es que se visibilice el horror que predominó en el centro clandestino. La sociedad debe entender que fue ´La Cacha´ rompió la lógica, porque cada fuerza tenía su propio centro clandestino de detención, y acá se combinaron distintas fuerzas”. De cara a lo que pasará después de la sentencia,  fue optimista: “Creemos que este es el primer juicio, pero pronto vendrán otros. Es cierto que no hay tiempo biológico, porque los represores van muriendo. No tenemos que bajar los brazos, porque existen nichos de complicidad civil que salieron en este juicio y que deberán ser investigados”.

Del Destacamento 101 al Tribunal

La segunda señalización será a las 15 en el Destacamento 101 de Inteligencia, ubicado en calle 55 entre 7 y 8. Desde allí se diseñó, controló y ejecutó el accionar represivo ilegal del Estado en La Plata y otras localidades cercanas a partir de 1975. De la actividad también participarán la mesa local de “Verdad, Justicia y Memoria “ y el Ministerio de Defensa.  “De los 21 imputados, 13 pertenecían a ese destacamento –dijo Vega-.  La señalización adquiere un valor fundamental. El destacamento hoy es una causa en ruinas. Ahí se concentraba la información y se tomaban las decisiones fundamentales de cómo ejecutar la represión”.

Desde el ex Destacamento 101 partirá una caravana hacia las puertas del Tribunal Oral Federal N° 1, para acompañar la lectura del veredicto, previsto para las 18. Víctor Heredia hará un recital en las puertas de las audiencias, en la calle 4 y 51. 

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