Ana María Martínez dijo que la búsqueda de justicia por la muerte de su hija es más difícil por una cuestión de clase. "Si Melina hubiera sido la hija de un fiscal o de un juez, el caso ya estaría resuelto". Y apuntó contra el padre de la joven, un ex policía bonaerense "la mataron justo cuando él salió de Batán", señaló.
Hace seis meses que el cuerpo de Melina Romero, de 17 años, apareció en una bolsa a orillas de un arroyo, a pocos metros del predio de la Ceamse, de la localidad bonaerense de José León Suárez. La Justicia de San Martín no pudo determinar todavía cómo ni quienes mataron a la adolescente que se fue a festejar su cumpleaños y nunca volvió. El último fallo judicial sobre el caso de la Sala I Cámara del Crimen de San Martín, que liberó a tres de los detenidos, fue duro con la pesquisa a la que describió como un “terreno fértil de dubitaciones”. El tema volvió al escenario mediático esta semana después de que mataran al custodio de M, a quien la investigación señala como la principal testigo del crimen.
Para la madre de Melina, Ana María Martínez, el asesinato de su hija demuestra una “impunidad tremenda”. Y pide que se haga una investigación profunda. También apunta a su ex pareja, el padre de la joven y ex policía de la bonaerense, Rubén Romero y a su familia.
“Su madre estuvo presa. Su hermano investigado por tenencia ilegal de armas y estupefacientes. Quiero que sean todos investigados: él y su familia. Porque a Melina la mataron justo cuando él salió de Batán”, dijo a Infojus Noticias, Ana María.
Rubén y Ana María estaban distanciados cuando Melina desapareció. El hombre se enteró por la televisión que estaban buscando a su hija y volvió a la casa familiar en El Palomar. Encabezó varias marchas y también entabló diálogo con los medios que hacían guardia en la puerta del lugar. “Un día fui a hacer un trámite y cuando volví, él había agarrado sus cosas y se había ido”, contó la madre de Melina. “Mi hijo más chico, Facundo, se fue a vivir con él a Villa Albertina, Lomas de Zamora. Viven en la misma casa que fue investigada por tenencia de armas y estupefacientes”, asegura.
Ana María no tiene pruebas para acusarlo directamente, pero sí sospechas. Usa una frase para describir la situación: “El secreto de la olla solo el cucharón lo sabe”. Y advierte: “Que yo no me entere que en lo que le pasó a mi hija él o su familia tuvieron algo que ver”.
Para la mujer, la búsqueda de Justicia por la muerte de su hija es más difícil por una cuestión de clase. “Si Melina hubiera sido la hija de un fiscal o de un juez, esto ya estaba resuelto”. En ese sentido, denuncia que en la investigación se perdieron pruebas: “Se hicieron hisopados que nunca aparecieron”.
Otro de los reclamos de Ana María es que vuelvan a estar presos los cuatro varones investigados en el caso. El abogado de la familia, Marcelo Biondi, presentó un recurso ante el Tribunal de Casación Penal bonaerense para anulara la decisión de Cámara de San Martín que los liberó. “Hagan lo que hagan mi hija no me la devuelve nadie”, reflexiona Ana María.
Por el crimen estuvieron presos el pai César Sánchez, Joel Fernández, alias "Chavito"; Elías Fernández, conocido como "Narigón" y un adolescente de 16 años. Al principio de la investigación también estuvieron detenidos otros dos jovenes. Sin embargo, en diciembre la sala I de la Cámara de Apelaciones de ese distrito les dictó la falta de mérito y los excarceló al poner en duda los dichos de M, que dijo haber presenciado cuando mataron a Melina en una casa luego de violarla.
Melina fue vista con vida por última vez el 24 de agosto cuando salió del boliche “Chankanab", en el partido bonaerense de San Martín, adonde había ido a festejar su cumpleaños número 17. Su familia denunció su desaparición y la policía inició su búsqueda. Un mes después encontraron su cuerpo a orillas de un arroyo, a pocos metros del predio de la Ceamse, de la localidad bonaerense de José León Suárez.
MFA/LC