La nieta 110 es hija de dos militantes desaparecidos: Liliana Isabel Acuña y Oscar Gutiérrez. Su madre estaba embarazada de cinco meses cuando fue secuestrada. Su abuela, Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, la buscó siempre. Falleció hace dos años.
La sede de la Casa de Abuelas de Plaza de Mayo estaba repleta este mediodía de gente por el anuncio de la restitución de otra hija de desaparecidos. Abuelas, nietos, periodistas, militantes y funcionarios se abarrotaban hasta la escalera para escuchar la conferencia de prensa. Minutos después de las 13, Estela de Carlotto dio a conocer la historia de la nieta número 110, que por el momento no quiere que se sepa su nombre. “Hay en ella una enorme disposición, quiere conocer a su familia, pero pidió el tiempo mínimo para poner en su lugar esta nueva situación”, contó Estela. Los nietos recuperados que acompañaron la conferencia la invitaron a comer un asado y Horacio Pietragalla -nieto restituido y legislador porteño- ya se ofreció de parrillero.
Carlotto se mostró sonriente. A su lado estaban sentados el tío de la nieta recuperada; la vicepresidenta de Abuelas, Rosa Roisinblit; el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda; y el ex juez español Baltasar Garzón. En la mesa, las fotos de los familiares de la joven que ayer recuperó su identidad: sus padres Liliana Isabel Acuña y Oscar Gutiérrez, detenidos desaparecidos; y su abuela ya fallecida, Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, una de las fundadoras de la Asociación.
Los flashes de las cámaras rebotaban sobre las bolas de navidad que todavía adornan la casa. “Qué buena manera de empezar el año”, dijo Roisinblit. A 37 años del último golpe cívico militar, las Abuelas de Plaza de Mayo continúan restituyendo identidades. Hace sólo seis meses, anunciaron la recuperación de Pablo Germán Athanasiu Laschan, el nieto número 109.
“Soy el tío de la nieta recuperada”, dijo un hombre de chomba blanca. “La familia está muy conmovida”, contó, y agradeció por la ayuda que recibieron en la lucha por la memoria, la verdad y la Justicia. “Muchas gracias a todos. Soy un convencido de que la vida siempre la vida le gana a la muerte, y esta es la muestra. Fue un embarazo de 37 años”, expresó.
La mujer de 37 años se acercó a Abuelas incentivada por sus amigas y su entorno. "La recibió nuestro equipo y todo coincidió por lo que fue enviado el caso a la CONADI (comisión Nacional por la Identidad), donde se pudo hacer un examen rápido. Y ayer el Banco Nacional de Datos Genéticos informó la identidad real de esta joven, que ahora está procesando esta información”, contó Carlotto.
La abuela que se fue sin conocer a su nieta
Los padres de la joven eran militantes de Montoneros. Liliana, la mamá, era maestra particular y estudiante de Agronomía. Su padre, Oscar, trabajaba en un estudio contable y como docente en la UBA: había estudiado en la Facultad de Filosofía y Letras y en la de Sociología. Según consta en el Informe Maternidades Clandestinas -publicado por Abuelas- el 26 de agosto de 1976 agentes de las fuerzas de seguridad secuestraron a Liliana y a Oscar en San Justo.
Liliana estaba embarazada de cinco meses. La pareja fue vista en la Comisaría 4ta de San Justo y después en el Pozo de Bánfield. Se sabe de su paso por ese centro clandestino de detención a través de los testimonios de personas que compartieron su cautiverio y fueron liberadas.
La hermana de Liliana y su marido también fueron secuestrados y desaparecidos. La madre de Oscar y abuela de la nieta recuperada es Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, una de las doce fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. Apenas supo de la desaparición de su hijo y su nuera, Vilma empezó -como casi todas al principio- a peregrinar sola tratando de saber algún dato de la pareja y se unió a Abuelas en sus inicios. Vilma falleció hace dos años, sin poder abrazar a su nieta.
“Recuperamos un poquito de esa Argentina devastada, de aquellos años del horror, de la oscuridad, de la muerte y la desaparición”, expresó Fresneda, y agregó: “Al recuperar a esta nieta 110 también estamos recuperando un trozo de la identidad del pueblo argentino”. El funcionario dijo también: “Desde la CONADI venimos trabajando mucho para que el Estado dé respuesta a la altura del trabajo y en las condiciones en que viene desarrollando la tarea Abuelas de plaza de mayo. Esta nueva nieta tiene una Argentina distinta, porque conoce la historia de sus padres”.
“Para mí es una emoción muy grande”, dijo el ex juez Garzón. “Pasaron ya muchos años desde que en el ’96 empezamos a participar de esta búsqueda de Justicia. Estar hoy aquí en la recuperación de la nieta 110 es como ver que este trabajo de tanta gente, tiene su recompensa, ante la irracionalidad de quienes todavía siguen impidiendo que esa identidad se recupere”, expresó, y lamentó que en su país se estén dando “los pasos a la inversa”. Celebró que sea “posible” que “la Justicia realmente cumpla la obligación que tiene de defender los derechos”.
“Me enteré ayer en el despacho. Estaba trabajando y me llaman de Abuelas para decirme que habían encontrado una neta más. Vine volando”, contó Pietragalla a Infojus Noticias. “Uno viene y está presente, y pregunta si aparece alguno, si no aparece”, contó el diputado. “Que todavía no podamos encontrar a todos los hermanos duele, pero cada encuentro es una alegría que nos invade y nos llena de esperanza”, señaló, y agregó que “todavía se animan a venir y eso es lo más importante”.
En la sede de Abuelas, también estaban familiares de desaparecidos, como los nietos Victoria Montenegro y Pietragalla, integrantes de H.I.J.O.S; el diputado Remo Carlotto y la legisladora porteña Gabriela Alegre. Entre ellos, de pie detrás de Estela, una señora sostenía un papel amarillento y corroído por el tiempo. “¿Esto? Esto es la lista original de las fundadoras de Abuelas”, dijo a Infojus Noticias Delia Giovanola. “Éramos doce, acá hay trece porque la hicimos en 1978”, dijo.
Mientas releía los nombres, otra abuela recordaba anécdotas a su lado. En el documento figuraban los datos de Vilma, la abuela de la nieta recuperada. “Cuyo nacimiento debió producirse en parto normal la segunda quincena de diciembre de 1976”. Eso había escrito Vilma sobre su nieta, a quien ya buscaba en 1978. Entonces, Vilma había calculado que su nieta tendría un año y seis meses aproximadamente. Hoy tiene 37.