El periodista y titular del CELS declaró desde Buenos Aires por video-conferencia, como testigo propuesto por la querella de la filial Córdoba de Abuelas. Dijo que la en la Casa Cuna de Córdoba ex militares apropiaron bebés con la anuencia del ya fallecido cardenal Primatesta. Y señaló que en el juzgado federal de Córdoba a cargo del juez Adolfo Zamboni Ledesma "estaban enterados y tenían conocimiento" de las apropiaciones.
El periodista Horacio Verbitsky afirmó hoy que en la Casa Cuna de Córdoba represores apropiaban bebés con la anuencia del ya fallecido cardenal Raúl Primatesta, al declarar como testigo de contexto en el juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en La Perla, La Ribera y otros centros clandestinos de detención que funcionaron en esa provincia durante la última dictadura. El titular del CELS declaró desde Buenos Aires por video-conferencia como testigo propuesto por la querella de la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo, cuya titular, Sonia Torres, busca al bebé concebido por su hija Silvina Parodi y Daniel Orozco, ambos detenidos-desaparecidos.
En su declaración testimonial, Verbitsky recordó que, como presidente del CELS, junto a la abogada ya fallecida María Elba Martínez y Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, presentaron las primeras denuncias sobre hijos apropiados de desaparecidos que pasaban por la Casa Cuna de la ciudad de Córdoba.
Verbitsky dijo, además, que las prácticas que disponían de hijos apropiados de desaparecidos en la Casa Cuna, administrada por monjas, eran convalidadas por el entonces arzobispo de Córdoba, el cardenal Primatesta.
La abogada Martínez había hecho una "investigación exhaustiva" y un juzgado ordenó allanar la Casa Cuna, donde se secuestró una "enorme cantidad de documentación que estaba escondida", relató el testigo. "Debieron forzar unas puertas y tirar abajo una pared para llegar a esa documentación, que probaba la participación eclesiástica sobre la desaparición de esos niños nacidos en cautiverio", añadió.
Citó además el caso de la monja Monserrat Trigo de la Casa Cuna, que "tuvo que ver con el nieto de Sonia Torres, la presidenta de Abuelas Plaza Mayo Córdoba, un ejemplo de lucha para todo el país". Esa religiosa, según dijo, "anotó el nacimiento" del nieto de Torres en una libreta que luego fue secuestrada "en ese procedimiento en la Casa Cuna".
Cuando la monja Trigo fue citada a declarar para que dijera el destino de Silvina Parodi y su hijo, la Iglesia Católica la trasladó fuera del país, "una práctica común que tienen cuando se está por determinar su complicidad, la de la Iglesia", subrayó el testigo.
Verbitsky señaló además que en el juzgado federal de Córdoba a cargo del juez Adolfo Zamboni Ledesma "estaban enterados y tenían conocimiento de esa práctica" de apropiación de los bebés de prisioneras políticas que luego de dar a luz eran asesinadas. En otro tramo de su testimonio, se refirió a la complicidad del obispo Adolfo Servando Tortolo, que fue vicario castrense y confesor del dictador Jorge Rafael Videla".
En este aspecto, Verbitsky aludió a la influencia que alcanzó en aquellos años la organización católica de ultraderecha francesa "Cité Catholique, que fue trasplantada a la Argentina" y que "tenía entre sus miembros a altos oficiales de la guerras de Indochina y Argelia".
Cuando después en Francia se produjo un debate público sobre la tortura, el sacerdote a cargo la condenó, pero otros, "como monseñor (Georges) Grasset llegan a la Argentina y se encuentran con el apoyo de dos sucesivos presidentes de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), los obispos (Antonio) Caggiano y Tortolo", quienes además fueron vicarios castrenses.
Télam/RA