La cartelara teatral porteña fue mutando a través de los últimos años. Hoy muchas propuestas no sólo buscan entretener sino que buscan movilizar al espectador. Infojus Noticias relevó una serie de obras que tienen que ver de forma directa o indirecta con la violencia sexual, el abuso y la diversidad sexual.
Durante muchos años la cartelera teatral veraniega estuvo enfocada en un formato de entretenimiento vacío, donde solo se podían ver obras pasatistas, sin compromiso social y por lo general, con puestas cuya única pretensión era recaudar más que ofrecer un buen texto o movilizar al espectador. Una tendencia que no era propia del teatro sino también de la TV y el cine.
Con el correr de los años esta concepción fue cambiando y dentro del circuito off porteño podían encontrase obras con tópicos que invitaban a sumergirse en un mundo de historias que hablaban de situaciones adversas como la disfuncionalidad familiar o los problemas existenciales, aunque todavía evitando un mayor compromiso social.
Pero hoy ya son varias las obras que incursionan en temas que tienen que ver de forma directa o indirecta con la violencia de género, la diversidad sexual, el abuso infantil, la explotación laboral o la exclusión social. Historias que, más allá de la dureza que proponen, son abordadas desde diferentes puntos de vistas, géneros que viran del drama a la comedia, y puestas arriesgadas que ya no solo se presentan en el circuito off sino también en el llamado “comercial”.
“El hecho de que interesen las temáticas de contenido social creo que se debe a que necesitamos contar y ver lo que nos pasa en la vida cotidiana. El teatro es entretenimiento pero también tiene la función de movilizar y explorar”, dice Matías Del Federico, autor de la obra Bajo Terapia, comedia dramática en la que se aborda desde la sutileza la violencia de género.
El dramaturgo sitúa la acción en una sección de terapia grupal de la que participan tres parejas donde cada una expondrá la crisis que los atraviesa y que, a medida que pasen los minutos, revelará un caso de violencia de género. Huyéndole a los lugares comunes y al tono solemne con el que muchas veces se trata la acción, Bajo Terapia, que cuenta con dirección Daniel Veronese y actuaciones de Carlos Portaluppi, María Figueras, Manuela Pal, Mercedes Scapola, Darío Lopilato y Héctor Díaz, se presenta en el Metropolitan 2 (Corrientes 1343).
“Sentía la necesidad de explorar el universo controvertido de la pareja y la forma a veces violenta que tenemos de comunicarnos. Se ve en el día a día y en distintas circunstancias de la vida cotidiana un incremento en la irritabilidad. Mi intención fue poner el foco en eso y utilizando el humor para contar con más efectividad la historia...”, dice en diálogo con Infojus Noticias el autor ganador del concurso CONTAR 1.
Si de violencia de género hablamos, a partir del 7 de febrero llega al Teatro El Damero (Deán Funes 506) Fábrica de chicas, obra escrita y dirigida por Osvaldo Peluffo y protagonizada por Anabel Ferreyra y Verónika Ayanz Peluffo.
La historia se centra en Alma y Esther, dos empleadas de una fábrica que día tras día trabajan juntas en un espacio cerrado. Ambas arman, empaquetan y atan cajas de cartón. Dos mujeres enfrentadas a lo más profundo de su deseo; esclavas de dos hombres que marcan sus vidas, dejando en sus cuerpos huellas imborrables.
Fábrica de Chicas aborda la temática de la violencia de género a partir de la historia de mujeres expuestas, sometidas, juzgadas y controladas que nos muestran, con su cuerpo, su propia historia. El relato propone una reflexión en torno a la histórica cultura machista y sus consecuencias, tanto a nivel subjetivo como social.
Desde mañana a las 20, en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960) podrá verse Otra changa, obra de Diana Valiela, en la que la compañía Cara a Cara se sumerge a una cruda realidad, para abordar, el tema de la exclusión, la migración interna al Conurbano bonaerense, la solidaridad de clase y la búsqueda de una vida mejor.
Otra changa profundiza en dos seres a los que el sistema, sin que ellos lo sepan, condenó a la exclusión. Uno es Mario Gómez, un chaqueño que trabaja en una empresa de seguridad y hace changas. El otro, un canillita, es un busca, verborrágico, sociable, invasor. Ambos quieren salir de la malaria que los atraviesa. Ser incluidos y tener un lugar mejor en esta áspera realidad. Pero, ¿cómo hacerlo?
En el Teatro Apolo (Corrientes 1372) se presenta la tercera temporada de El Principio de Arquímedes, puesta de Corina Fiorillo sobre el texto de Josep Maria Miró. Protagonizada por Beatriz Spelzini, Esteban Meloni, Martín Slipak y Nelson Rueda, la obra se centra en un supuesto caso de abuso infantil ocurrido en un colegio.
“El texto tiene una actualidad como pocas veces se ve en el teatro y además abre el debate. Es un espectáculo que provoca, donde el espectador tiene que tomar partido y decidir que verdad es la que va a creer”, dice la directora acerca del porqué del éxito de una historia que transita un tema tan difícil como la pedofilia.
El Principio de Arquímedesretrata una situación particular cuando un profesor de natación tiene un gesto cariñoso con uno de sus alumnos. A partir de ese hecho aparentemente inofensivo, un mundo de suposiciones y desconfianza arrastraran al protagonista, a sus compañeros y al mismo espectador a un estado inquietante de sospechas y resquemores. Gestos que parecen inocentes se observan con prejuicio, generando presión para tomar partido entre lo que se dice, lo que se asume y lo que debería ser.
“Creo que el teatro está buscando reformularse. Hoy por hoy hay grandes y enormes espectáculos como Terrenal que es un espectáculo independiente pero que reúne una taquilla casi como la de algunos comerciales. Hay varias obras independientes en los circuitos comerciales y eso habla de una reformulación”, sostiene Fiorilloen diálogo conInfojus Noticias.
Y dentro de esa reformulación de la que habla Fiorillo se encuentra El viento en un violín, obra que se presentó con éxito durante varias temporadas en el circuito off y que ahora llega a la sala Pablo Neruda del complejo La Plaza (Corrientes 1660).
El autor y director Claudio Tolcachir lleva adelante esta puesta comprometida sobre la historia de dos mujeres dispuestas a todo por ser madres juntas. Un relato sobre el surgimiento de una nueva forma de familia.
“Esta es una historia potente sobre el amor y sobre la violencia que genera la impotencia de no poder realizarse. Sus personajes llegan a límites extremos siempre justificados por su amor incondicional por otro o por un deseo. Imagino esta obra como si jugáramos a correr todas las represiones que nos hacen civilizados y accionáramos sin límite para alcanzar un objetivo. La obra habla del deseo de un hijo. Del significado de una familia. De la necesidad de triunfar en la vida. Y deja un aire personal para pensar que se puede vivir la vida que uno quiera, y ser feliz. Aunque no se encaje en los moldes tradicionales”, dice el dramaturgo que además presenta en la Sala Pablo Picasso del mismo complejo teatral La omisión de la familia Coleman, obra que va por su onceava temporada consecutiva y en la que afronta la disfuncionalidad familiar.