La embajadora argentina en la ONU, María Cristina Perceval, conversó con Infojus Noticias sobre el litigio del país con los fondos buitre y los apoyos internacionales cosechados en los últimos meses, en momentos que el Gobierno se reúne con el mediador Daniel Pollack, para lograr condiciones de pago “justas, equitativas y legales”.
María Cristina Perceval, embajadora argentina en la ONU desde 2012, recibió en su despacho de Nueva York a Infojus Noticias para una entrevista en el marco del litigio del Gobierno con los fondos buitre. Esta doctora en Filosofía, que fue senadora entre 2001 y 2009, y milita por los derechos de las mujeres hace más de dos décadas, contó cómo fue la experiencia del pasado encuentro en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde se conmemoraron los cincuenta años del grupo, ahora formado por 133 países. Allí, entre otras cosas, Argentina hizo hincapié en la problemática de la deuda externa para los países emergente, lo que quedó plasmado en la declaración. En esa cumbre se conoció la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de no revisar la sentencia del juez Thomas Griesa y todos los países expresaron su solidaridad y preocupación por el caso argentino. “Es muy bueno saber que Argentina no es que tira tizas desde el fondo porque se porta mal. Realmente hubo una preocupación genuina. Fue una movilización de apoyo frente a una situación de arbitrariedad. También había conciencia de que esto sí o sí va a impactar a nivel internacional, según cómo se resuelva el caso de Argentina. Muchos quieren prevenir, porque todos los países en desarrollo tienen deuda.”, dice Perceval. En esos días viajaron el canciller Héctor Timerman y el ministro de Economía Axel Kicillof, quienes dieron cuenta del caso de la deuda argentina y su reestructuración, cosechando apoyos a nivel internacional.
-¿Qué se juega en el litigio con los Fondos buitre?
- No es ya la propiedad, es la soberanía de los estados. Si la firma de un juez de primera instancia toma el interés de un privado, por más rico que sea el señor Paul Singer, y lo pone, por el principio de “pari passu” en una situación de igualdad en términos jurídicos con un gobierno legítimo de un Estado soberano, estamos sin dudas frente a una decisión al menos cuestionable y ante un vacío legal a nivel internacional.
- ¿Cómo fue que se incluyó en la agenda del G77 el tema de la cooperación Sur-Sur y la deuda externa?
- Es un tema que se viene repitiendo y en el que Argentina ha incidido desde 2005. Naciones Unidas es, para nuestros países, el único foro donde podemos plantear reglas justas, una regulación no asfixiante: reglas claras de juego para todos, en condiciones de igualdad. No hay ningún otro foro porque también, en todos los mecanismos "ad hoc" que se han creado, son los clubes de ricos y famosos que funcionan como tribunales. Y terminan decidiendo un puñado de países por lo demás. Entonces se incorporó el tema de la deuda al G77, justamente por la decisión de la Corte de Estados Unidos de no tomar el caso de Argentina y queda firme aquella decisión de una pluma en una única mano, la de un individuo que decide más allá de las leyes que rigen en a un estado soberano.
- Y que lo trata lo trata como un litigio entre privados.
- Si fuera entre privados, sería más previsible. Si el 66% acuerda, se considera el acuerdo total. Por el vacío legal y la falta de un acuerdo multilateral internacional, indudablemente, ni siquiera se respeta lo que en las empresas privadas rige. La preocupación en el debate y en el discurso de la Presidenta dado en Santa Cruz de las Sierra fue la necesidad de plantear una vez más la reforma de la estructura financiera mundial. Hay un acuerdo mayoritario para que se cree un mecanismo intergubernamental en Naciones Unidas a fin de supervisar el funcionamiento del sistema económico y financiero mundial de forma sostenida e integral. Esta demanda surgida del G77 no es la primera vez que se hace. Lo que pasa es que, aun cuando esta resolución se vote por amplia mayoría, basta que un puñado de países poderosos –que son a la vez los que manejan los centros financieros y la economía de la especulación– no adhiera para que no se avance.
- El fallo de la Corte Suprema de EE.UU se conoció en plena cumbre, ¿cómo impactó eso en la resolución final?
- Fue en el segundo día y se produjo un revuelo enorme. La Presidenta ya había vuelto la noche anterior al país. Se dio una situación de solidaridad inmensa por parte de todos los países, desde Egipto, pasando por Nicaragua hasta el Perú, porque ellos habían sido asfixiados por el peso y las condiciones de renegociación de sus deudas soberanas. Pensá que la conflictividad social y el empobrecimiento generalizado produce la caída de un gobierno legítimamente electo en Egipto. En Perú, el hambre del pueblo lleva a lo que conocemos como situaciones de democracia restringida. Todos los que habían vivido o estaban viviendo procesos similares, por ejemplo cabe recordar el peso enorme de la deuda externa en Grecia, y las condicionalidades puestas por el Fondo Monetario Internacional y las instituciones de la UE para abordar la crisis de ese país. Entonces es a partir de experiencias concretas que se genera una enorme solidaridad y se plantea; "Hay que hacer una reunión urgente del G77". Realmente hubo una preocupación genuina. Fue una movilización de apoyo frente a una situación percibida como arbitraria. Según como se resuelva el caso de Argentina, había conciencia de que esto impactaría a nivel internacional. Algunos no quieren ver experiencias dramáticas repetirse y quieren prevenir situaciones análogas. Todos los países en desarrollo tienen deuda, especialmente los más pobres y empobrecidos. Para la reunión del G77 en las Naciones Unidas, la Presidenta envió al Canciller y al Ministro de Economía para explicar primero cómo se generó la deuda, cómo se llegó al default y luego cómo se reestructuró en 2005 y 2010. La declaración de apoyo del G77 se vuelve una solidaridad explicitada, de que hay 133 países que dicen basta a la “economía casino”.
- ¿Qué viene después de la declaración del G77?
- El objetivo y la instrucción de la Presidenta fue que la comunidad internacional tomara conciencia de lo que está pasando en Argentina. Esa toma de conciencia se logró. Al mismo tiempo, cabe recordar que todos los años se adopta hacia diciembre una resolución sobre la deuda que va a votación. Entonces, este año lo que vamos a trabajar es que los párrafos que se lograron en Santa Cruz puedan también incluirse en la resolución sobre deuda que se adopta en la Asamblea General. Las voces de Paul Krugman- que es un hombre del sistema y no un alternativista como el Subcomandante Marcos, de Joseph Stiglitz, de Anne Kruger y de distintos organismos internacionales, son constantes y de apoyo a la posición del gobierno argentino.
- El abogado Robert Howse, que está trabajado en un mecanismo de reestructuración de deuda, cree que la única salida para frenar a los fondos buitre es la presión internacional.
- Claro y abordarlo como un tema de derechos humanos. De hecho, el relator independiente sobre deuda externa Juan Pablo Bohoslavsky – que escribió junto al periodista Horacio Verbitsky “Cuentas Pendientes, los cómplices económicos de la dictadura” –muestra en su libro la tendencia de que los gobiernos más autoritarios son los que se comportan con mayor agresividad respecto a la deuda externa. Y a más autoritario el gobierno, menos derechos humanos y más deudas. Néstor Kirchner fue genial con su síntesis: "Yo no voy a pagar una deuda con un pueblo que se muera de hambre porque los muertos no pagan". Y eso es un ejercicio de soberanía.