Lo contó a Infojus Noticias Daniela Pedersoli, prima y madrina de Nahuel Reyes, que se perdió ayer en las aguas del río Luján, cuando nadaba con amigos. Esta mañana se puso en marcha el operativo de búsqueda. El chico tiene 14 años y quiere ser bombero. “Mientras no aparezca, hay esperanzas de encontrarlo con vida”, se esperanza un bombero que lo conoce.
Dieciséis o diecisiete buzos tácticos de Bomberos y Policía Bonaerense siguieron buscando hasta la caída del sol a Nahuel Reyes, el niño que soñaba con ser bombero y ayer a las 15 30 despareció en la correntada de un zanjón aliviador del Río Luján de dos metros de profundidad, mientras remontaba caminando el curso con su hermano mayor y dos amigos. “Él había salido a caminar con su hermano mayor, Jonathan y dos amigos más. Cuando fueron a ver, el agua les llegaba a las rodillas, cuando volvieron hasta arriba de la cintura”, cuenta a Infojus Noticias Daniela Pedersoli, prima y madrina de Nahuel. “Cuando estaban en una de las pasarelas se resbalaron. Su hermano lo tenía en la mano pero no lo pudo retener. Lo vieron agarrar una rama y después desaparecer”, completa.
Alberto Rodríguez venía con un tractor desde Jáuregui, separado de Pueblo Nuevo por el río Luján. Allí vio a Jonathan y a los otros dos chicos que estaban sosteniéndose de la estructura de la pasarela. “Los subimos al tractor a dos de ellos, y les tiramos un salvavidas al otro. Ahí me contaron que Nahuel se había querido agarrar de una rama y lo habían visto desaparecer”. Una chica que escuchó los gritos les dio el celular y le avisaron por teléfono a su madre, Eva Reyes. Llegó a los gritos al lugar donde la policía bonaerense y los bomberos montaron el comando y dirigen el rastrillaje del canal. Desde entonces no se mueve de ahí.
“Era un chico muy solidario. Que ayudaba mucho a su madre. A veces ayudaba a mi marido en trabajos de albañilería. Si ganaba 50 pesos, 40 se los daba a la madre, y él se quedaba 10. Era un chico que quería todo el pueblo”, describe Daniela.
Nahuel Reyes tiene 14 años, y tres hermanos de la misma madre. Su padre no se había criado con él, aunque nadie en Pueblo Nuevo dio detalles del por qué. Su tío, que había sido como su padre, murió hace seis meses por un exceso en la dosis de morfina –según le contó a esta agencia su hija Daniela- en el hospital municipal donde se hacía periódicamente diálisis. Ayer, salió de su casa con su hermano mayor Jonathan, de 15 años, y dos amiguitos más, para comprobar en qué se había convertido su pueblo natal con el desmadre del río. Vestía una remera roja con un dibujo de Los Simpsons, un jogging celeste con una raya al costado y unas botas azules.
Se dirigieron a un zanjón de dos metros de profundidad, dragado hace más de medio siglo, que bordea uno de los márgenes del Parque Industrial de Luján. Según los vecinos, ya era la cuarta vez que se desbordaba este año, pero nunca con tanta ferocidad: el agua rebasaba la profundidad del canal y daba latigazos fuertes en las tres pasarelas –dos pequeñas y una grande- que quedaban sumergidas, en parte, debajo de la correntada.
Nahuel cursaba primer año en la escuela N° 4 de Pueblo Nuevo, donde todos lo querían. Era simpático, hacía changas de albañilería y era muy amigo de su mamá. Entre los 8 y los 12 años, pasaba todas las semanas por el cuartel de bomberos a dar una mano en lo que pudiera. Ayudaba a limpiar los camiones autobombas. A veces los llevaba dibujados desde su casa en una hoja de papel. Su sueño siempre había sido crecer y convertirse en un bombero. Pero no sabía nadar.
La búsqueda
“Los bomberos y la policía tardaron muchísimo en llegar. A las siete y media de la tarde le dijeron a la mamá que la búsqueda se había terminado. No le podés decir eso a su mamá”, cuenta Daniela. La celeridad con la que actuaron los bomberos es un punto sensible para los familiares de Nahuel. Cuando Eva se enteró de la desaparición, salió junto con Daniela y el marido a hacer la denuncia en la comisaría de Jáuregui. La crecida había taponado algunos caminos, y para llegar tuvieron que hacer un rodeo de 35 kilómetros.
Cuando llegaron, Jonatan relató cómo se le había zafado de las manos, una y otra vez. “Se lo hicieron contar muchas veces”, recuerda su prima. Cuando volvieron, cerca de las siete de la tarde, ya no había nadie rastrillando el lugar. “La madre se volvió loca. En la televisión las autoridades decían que estaban revolviendo todo el lugar, y ahí no encontramos a nadie”.
Por la noche, los propios vecinos decidieron tomar cartas en el asunto. José Luis Quiroz –su tío-, Alberto Rodríguez –el dueño de la radio- y Fabio –uno de los preceptores del colegio- vieron que había bajado el nivel del agua se internaron vadeando el canal. “Nosotros, que somos vecinos, nos metimos con una linterna y llegamos hasta el círculo Criollo, que era el lugar donde dijo Jonathan que Nahuel desapareció. Lo único que hicieron los bomberos es alumbrar con el reflector de un camión”, le cuenta Quiróz a esta agencia.
La familia llamó a Crónica y llegaron los móviles de televisión. Esta mañana, la búsqueda era más intensa. Dos móviles del comando Luján y dos de Superintendencia Siniestral de la policía, ocho buzos de la división Riesgos Especiales de La Plata, cuatro buzos de Bomberos de policía de General Rodríguez y otro tanto de Bombero de Luján. Además, buzos de Prefectura que estuvieron hasta las dos de la tarde.
En el cuartel, explicaron a esta agencia los detalles técnicos de la búsqueda. Por la mañana, hicieron un rescate largo, paralelo a la corriente. Cuando se sumaron más buzos, se hizo una búsqueda perpendicular: varios buzos tomados de la mano, que cruzan el canal una y otra vez y marcan con sogas las zonas de rastrillaje. No se sumergen, por la correntada, pero en las partes profundas –dos metros- se emploman y suben y bajan desde la superficie al lecho. “No queda un centímetro sin revisar”, explica el encargado del Destacamento.
“Están rastrillando cien metros que separan la primera a la tercera pasarela, y todo el zanjón que sale para el oeste. Puede haber quedado atrapado en una plata o un alambrado. Pero si la corriente lo llevó hacia la fosa del río Lujan, que tenía más de cuatro metros de hondo y una fuerza tremenda, va a haber que esperar a que baje”, dijo a esta agencia un policía que estaba en el lugar. El panorama no es bueno.
“Mientras no aparezca, hay esperanzas de encontrarlo con vida”, se esperanza un bombero que conoció muy bien a Nahuel.
En el Destacamento
El alerta de que Nahuel y los otros chicos estaban en riesgo en la correntada partió a las 15:35 de ayer desde el comando central al Destacamento 1 de los Bomberos Voluntarios de Luján, que tiene su sede en un galpón grande a la salida de Pueblo Nuevo, a siete kilómetros de la ciudad de la Basílica. Lo recibió Hernán Varela, que estaba de turno en ese momento, y a quién Nahuel solía llamar tío. “Era como un hijo para nosotros”, cuenta Varela ante la visita de Infojus Noticias, y no puede evitar que se le vidrien los ojos. Es también el padrino de Ludmila, la hermana menor de Nahuel.
Según el relato de los voluntarios, diez minutos después, a las 15:45, el móvil 27 con una dotación de Bomberos llegó hasta las cercanías del lugar. Mauricio Ricci, Jorge Luna, Darío Gómez y el único buzo que estaba en el cuartel (son tres en total): Andrés Areballo. “El rescate de los otros tres chicos fue más o menos en una hora, sino estaríamos hablando de otra cosa”, cuenta Ricci. “Nos cruzamos el tractor con un conductor que era empleado municipal y le pedí que nos acercara esos 400 metros hasta el lugar que estaban cubiertos de agua, sino habríamos tardado mucho más en llegar”, relata. “Fue fundamental la ayuda de un vecino, el fotógrafo Pacheco, que estaba con salvavidas en la entrada del Parque Industrial y se acercó hasta el lugar. Hicimos una cadena humana y con el salvavidas atado con una soga los fuimos trayendo”, concluye.
-Contaron que el dueño de la radio FM, Alberto Rodríguez, venía con el tractor de Jáuregui y los socorrió- sugirió Infojus Noticias.
-Eso es cierto, me había olvidado por la gravedad de lo que pasó- reconoce el bombero Ricci. Unos minutos antes, había dicho que a Rodriguez lo había cruzado un rato más tarde, cuando acompañaba a su madre Eva a la comisaría de Jáuregui a hacer la denuncia.
-Dice la familia de Nahuel que la búsqueda fue a partir de hoy, pero que ayer no fue muy intensa- insistió esta agencia.
-Lo que pasa es que los operativos nocturnos son riesgosos- dice el hombre que está al mando- No queríamos que hubiera más víctimas. De todas maneras, se estuvo caminando por la orilla para buscar.
Se junta un grupo de bomberos. Uno acota:
-De todas maneras, estuvieron buscando las horas que se fueron a hacer la denuncia a la comisaría. Por eso la familia no lo vio. Y los buzos de la policía bonaerense entraron por Jaáuregui, por atrás.
Nahuel tenía una relación muy estrecha con el destacamento. Durante algunos años, el chico desaparecido pasaba por el cuartel cuando, después de la asistencia a algún episodio en el río, o algún incendio en el campo, la sirena dejaba de sonar. “El venía y preguntaba qué había pasado y en qué podía ayudar”, cuenta Mauricio Ricci, que ayer participó de la búsqueda del joven.
“Hoy está mucho más tranquilo. Ayer, el agua llegaba una cuadra más hacia adentro, y el curso del río era furioso”, le dice a Infojus Noticias el hombre que ahora está al mando del cuartel. “Además, nosotros no podíamos descuidar a los evacuados por la inundación. En Pueblo Nuevo hay más de 40 evacuados, y más de 100 en toda la región”.