La investigación por el asesinato de Melina Romero sostiene una serie de interrogantes sin resolver. Cómo mutó la escena del crimen. La declaración de la testigo clave. El mapa de la búsqueda. La coartada de los imputados. Errores y contradicciones de la pesquisa de un crimen no resuelto.
La aparición del cuerpo de Melina Romero en aguas putrefactas del noroeste del conurbano bonaerense abrió una nueva etapa en el expediente judicial. La autopsia servirá para determinar cuándo y cómo asesinaron a la adolescente de 17 años y podría confirmar o poner en duda el testimonio de la testigo clave. El final de la búsqueda puso en evidencia fallas en una investigación llena de puntos oscuros y preguntas sin respuesta.
“La confesión”
La punta del ovillo de la investigación fue la detención de Chavito: el 11 de septiembre. La versión policial sostiene que al día siguiente en la comisaría el chico se quebró y confesó el crimen. El joven de 20 años señaló una casilla del barrio Escalada como la escena del crimen. Esa tarde la policía allanó el lugar y detuvo a su dueño, El "Pelado” Javier Rodríguez, de 44 años.
El joven también marcó al “Narigón” Elías Fernández, a otro joven que ya fue liberado y a T., de 16 años. Dijo que el 24 de agosto cuando salieron del boliche “Chankanab” pasaron por la casa de T., donde hicieron tiempo antes de ir a la casilla del Pelado.
El abogado de Chavito, Sergio Doutres, denunció que el joven fue obligado a declarar bajo torturas y amenazas. “Presentamos una denuncia. El informe médico confirmó los golpes que tenía en varias partes del cuerpo”, dijo a Infojus Noticias. Ante la fiscal María Fernanda Billone, Chavito declaró otra cosa: dijo que la noche que desapareció Melina él se quedó en su casa de Billinghurst con su familia.
Hasta esta semana, los investigadores consideraron que a Melina la mataron en esa casilla. Pero el martes, la pesquisa dio un giro importante. El abogado de la familia de la víctima descartó que Melina haya pasado por la casilla de Escalada señalada por Chavito. La supuesta escena del crimen se trasladó a la casa de T., en Pablo Podestá.
La desaparición de Melina
Melina salió de su casa de Ciudad Jardín, en Tres de Febrero, alrededor de las 21.30 del sábado 23 de agosto. Era un día importante para ella: iba a festejar su cumpleaños número 17 en “Chankanab”. A las 23.24 las cámaras de seguridad de la puerta del local la muestran esperando para entrar al boliche. A las 6.46 de la madrugada se la ve salir sola. En el video se encuentra con Fernando -en ese entonces de 17 años-. Él la besa. Ella se ríe. A partir de ahí el registro del rastro de Melina se pierde. ¿Cómo llega la chica hasta la casa del joven de 16 años detenido donde se cree que la mataron?
Marcelo Biondi, representante de la familia, en un principio dijo que viajaron hasta allí en colectivo. Hace unos días, introdujo en la escena otro elemento: un auto. El abogado explicó que de la declaración de la testigo se desprende que la víctima se subió a un vehículo en el que estaban algunos de los detenidos y otras personas no identificadas. "Melina es trasladada desde las inmediaciones del boliche 'Chankanab', hacen una escala previa en la localidad de Villa Bosch, donde invitan a la testigo de 17 años a subir y concurrir al domicilio del menor detenido. La persona que se está buscando es quien conducía ese vehículo", dijo Biondi, y pidió a la fiscal que incorpore a la causa los registros de las cámaras de seguridad municipales de Tres de Febrero y San Martín.
Qué dijo la testigo clave
Los medios presentaron a M. como “la arrepentida”. Su testimonio es hasta el momento la única prueba contra los detenidos. La testigo -de identidad reservada porque tiene 17 años- habló el 16 de septiembre ante la fiscal de San Martín María Fernanda Bellone, después de haber presentado una denuncia por amenazas vinculadas a la causa en la seccional tercera de Villa Bosch.
La adolescente dijo que fueron en el auto hasta la casa de T. -el adolescente de 16 años- en Pablo Podestá. Ahí consumieron drogas y alcohol hasta el lunes. La chica contó que vio cómo mataron a golpes a la chica. A los pocos días de su declaración, el abogado de Joel “Chavito” Fernández presentó una carta que M. le habría escrito de puño y letra a su defendido. “Se que no violaste i mataste pero aunque te duela tenes que decir la verdad” (sic), dice el texto.
"Su testimonio compromete seriamente al menor de 16 años detenido y también a otros dos adultos, de 20 y 18 años", dijo Biondi. Para el abogado, su testimonio es clave. La defensa de T. presentó una testigo que denunció que la adolescente recibió dinero para incriminar al adolescente.
La escena del crimen
Olga es la madre de T. El lunes al mediodía salió llorando del Juzgado de menores de San Martín antes de que terminara la audiencia. Ya había escuchado en boca de la jueza María Eugenia Arbeletche lo más importante: que su hijo de 16 años seguiría detenido con prisión preventiva. La magistrada validó la declaración de la testigo clave, que señaló su casa como la escena del crimen, pese a las contradicciones señaladas por la defensa.
Por tarde, después de ser atendida por un pico de presión, la mujer abrió las puertas de la casa a Infojus Noticias para defender a su hijo y “demostrar que la chica miente”.
El living funciona a la vez como templo ubanda. En el salón, de unos ocho metros por tres, la mae Olga dirige las ceremonias en las que participan una veintena de vecinos del barrio: sus “hijos de religión”. “La chica declaró que este piso era de tierra”, dijo la mujer señalando los cerámicos.
Para entrar a su pieza, T. debía pasar por el templo. “La chica dijo que la separaba una cortina”, contó la mujer. Al abrir la puerta de placa de madera se ve la cama pequeña del adolescente y el televisor con la consola de juegos X-Box. “Acá supuestamente había una cucheta”, señaló. Contra la pared descansa un colchón viejo de dos plazas que solían usar los amigos del adolescente cuando se quedaban hasta tarde jugando a los videojuegos. Más allá, un espejo, un placard, y la pared de madera que marca el límite con la pieza del primo de Olga.
La testigo dijo que había visitado la casa de T. cinco veces. La última vez estuvo ahí con Melina, el adolescente dueño de casa, dos de los detenidos y otros dos jóvenes prófugos. Una “fiesta” con música fuerte en la que consumieron drogas y alcohol durante 24 horas. “En un momento Melina se quiso ir y ante el impedimento fue agredida hasta matarla”, contó Marcelo Biondi, abogado de la familia de la víctima. En la casa de Olga viven siete personas: ella, su marido, T., sus tres hermanos y un tío. Ninguno escuchó nada. “Nosotros estuvimos esa noche acá. T. también, se quedó comiendo pizza y jugando a los videojuegos con los amigos”, contó Olga.
El cuerpo
La testigo M. dijo que después de asesinar a Melina, los jóvenes envolvieron el cuerpo en bolsas de consorcio, lo cargaron en el auto y lo arrojaron en el arroyo Morón, a la altura de Camino de Cintura y Eva Perón. La descripción coincide en parte con el hallazgo: el cuerpo apareció a la margen de otro arroyo envuelto en bolsas.
De la supuesta escena del crimen al lugar señalado por la testigo hay 2,4 kilómetros de distancia. Al lugar del hallazgo son más de 9 kilómetros. Ningún vecino oyó ruidos ni vio al grupo de jóvenes trasladando el cuerpo. Un testigo anónimo dijo haber visto a varias personas arrojando un bulto grande desde el puente del arroyo José Ingeniero, muy cerca del lugar donde apareció el cadáver.
La búsqueda
El lunes 25 de agosto, un día y medio después de la desaparición de su hija, Ana María se acercó a la comisaría de San Martín, jurisdicción del boliche en el que desapareció la chica. No le tomaron la denuncia porque no tenía un testigo que confirmara que estuvo en el local bailable. Después fue a la comisaría de El Palomar. También se contactó con la gente del boliche y reclamó las filmaciones del interior del lugar. Le dijeron que no grababan, que estaban solo para control interno. Poco después intervino la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de San Martín.
Pasaron 18 días desde que la madre de Melina hizo la denuncia hasta que se oficializó la búsqueda de la chica. “Me la pasaba llamando a la comisaría de Palomar y decían que los jefes de calle la habían visto por el barrio. Les pedí declaración de esas personas que supuestamente la habían visto y nadie se hizo presente”, dijo Ana María a Infojus Noticias.
La policía buscó el cuerpo de Melina en diferentes cursos de agua del partido de Tres de Febrero. El operativo incluyó más de 300 efectivos, entre infantería, buzos tácticos y bomberos. Se utilizaron camionetas, patrulleros, gomones y perros de rastreo. Once días después del inicio de los rastrillajes -que no arrojaron ningún resultado- unas mujeres que caminaban a la vera del arroyo José León Suárez encontraron el cuerpo.