El dinero fue destinados a contactar legisladores y funcionarios estadounidenses, generar presión sobre el Banco Mundial y cuestionar la participación de la Argentina en el G-20. El dato surge porque deben declarar cuánto gastan en lobby, de acuerdo a una ley de su país. Parte de la plata se destinó a publicar avisos en los EE.UU contra la Argentina.
Los fondos buitres invirtieron casi cuatro millones de dólares para hacer lobby contra la Argentina. Los billetes verdes fueron destinados a contactar legisladores y funcionarios estadounidenses, generar presión sobre el Banco Mundial y cuestionar la participación de la Argentina en el G-20. Para ello financiaron la tarea de una docena de consultoras, que aportaron una veintena de lobistas. Así lo detalla el registro de la Embajada Argentina en Washington en base a los datos públicos presentados por el Grupo Tareas Estadounidense para la Argentina (ATFA, por sus siglas en inglés) y otros grupos de lobby ante el Parlamento estadounidense.
Según el detalle elaborado en base a las declaraciones a las que obliga la Ley de Divulgación de Actividades de Cabildeo (Lobbying Disclosure Act), ATFA destinó unos tres millones de dólares entre en los últimos seis años a golpear la posición argentina en Estados Unidos. A ella le siguió, Elliot Management, que por su propia cuenta invirtió 550.000 dólares en hacer lo propio. También trabajaron en la misma línea desde National Tax Payers Union, con unos 245.000 dólares, y desde National Cattlemen's Beef Association, sumaron apenas 30 mil dólares entre tres años.
La “inversión” de cada uno de los grupos de lobistas fue creciendo desde 2007. Ese año, en coincidencia con la mejora de la economía local que venía de la peor crisis de su historia ocurrida apenas cinco años antes, ATFA destinó 120 mil dólares. Un año después duplicaron las inversiones y, pese al colapso internacional impulsado por las “hipoteca basura” que Estados Unidos desparramó por el mundo, destinaron 350 mil dólares a presionar a legisladores estadounidense. Esa tarea quedó en manos de Raben Group y la ejecutaron Robert Raben, Lawrence Gonzalez y Dave Grimaldi.
Para 2009, subieron 42 por ciento sus inversiones y destinaron –siempre según lo declarado- 500 mil dólares para continuar el lobi en el Congreso. Y para 2010 utilizaron 740 mil dólares para el mismo fin. Además, contrataron a nuevos grupos de presión que se sumaron a Raben Group: Covington & Burling LLP, Douglas Davenport, DCI Gorup y Trailblazer Group.
La curva de inversión sólo mostró una baja para 2011, cuando usaron 460 mil dólares para seguir presionando en el Parlamento estadounidense pero eso se comenzó a revertir en 2012 y, de la mano del fallo de Griesa que reconoce el derecho de los fondos buitres a cobrar los bonos que tienen en su poder, desembolsaron 865 mil dólares para continuar sus labores en el Congreso y también para presionar al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.
Las inversiones de Elliot Managment en el lobi contra Argentina también comenzaron en 2006 -120 mil dólares- con los servicios del equipo de presión de Mehlman Vogel Castagnetti Inc, pero cayeron en 2007 y apenas le pagaron 60 mil dólares a Roger Noriega, de TEW Cardenas.
No destinaron –al menos en lo declarado- un dólar a la “causa buitre” en 2008, el año en que Lehman Brothers estalló por el aire. Pero en los dos años siguientes, aportaron 115 mil dólares para que los estudios Malkin & Ross y GPC Associates LLC hicieran lobi en el Congreso. Y para 2012 duplicaron esos aportes -250 mil dólares- y sumaron a Covington & Burling LL y Williams & Jensen PLLC.
A la par de las gestiones en el Congreso estadounidense en los organismos multilaterales de crédito, ATFA financió una colosal campaña publicitaria desplegada en medios de comunicación internacionales. Hacia allí orientaron buena parte de sus recursos para generar un escenario propicio al fallo del juez Griesa, que permitirá obtener una rentabilidad de 1.600 por ciento a los fondos NML Capital, Aurelius, Olifant, ACP Master y Blue Angel.
“¿Le dirías a un juez que vas a violar la ley?”, dice un juez en una publicidad a página completa y la respuesta llega de parte de un supuesto funcionario argentino: “No obedeceríamos voluntariamente una orden así”. Ese es el tono, casi infantil, de las publicidades que financió ATFA, que tiene entre sus principales financistas a Paul Singer, cara visible de NML Capital.
En otra de las publicidades utilizaron una fotografía de un encuentro entre Néstor Kirchner, Cristina Fernández y Hugo Chávez, donde están riendo y agarrándose de las manos, en un saludo que los une a los tres. Lo titularon: “Malos amigos, grandes amenazas”. Y cómo si fuera poco, le sumaron una bajada: “No es gracioso”. El remate –de los bonistas que no aceptaron ninguno d los canjes ofrecidos por el Gobierno, que tomó el 93 por ciento de los otros bonistas- llegó en varios párrafos pidiendo “honrar” las deudas.