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El fiscal de Morón, Marcelo Varona Quinternosian, apeló el fallo de primera instancia que absolvió a Luz Gómez y Diego Romero, acusados de matar a un colectivero en Castelar en 2011. Después de la feria judicial la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de ese departamento judicial resolverá la situación judicial de la pareja.

“No nos sorprendió. Era lo que esperábamos porque él había pedido perpetua”, dijo a Infojus Noticias la abogada Gabriela Conder, quien acompañó al defensor Eduardo “Negro” Soares durante el debate oral. El fiscal hizo la presentación dentro del plazo establecido, antes de que comience el receso de verano para el Poder Judicial.

En noviembre, en un juicio que se extendió por cuatro audiencias, el Tribunal Oral Criminal 5 de Morón absolvió a la pareja que estuvo detenida durante casi dos años antes de llegar al juicio. El único elemento que los incriminaba era una mochila que ellos olvidaron en un remis y una rueda de reconocimiento irregular. Para los magistrados no había pruebas suficientes para responsabilizarlos por el asesinato de Roberto Castillo.

La resolución de los jueces Susana Leticia De Carlo, Carlos Enrique Thompson y Angélica Parera refutó lo que habían planteado el fiscal que los acusó. Los magistrados desvincularon a Luz y Diego del crimen “por no haber probado la acusación su responsabilidad penal en los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego, portación de arma de guerra y homicidio criminis causa”.

Desde un primer momento la pareja junto a organismos de derecho humanos denunciaron que eran víctimas de una “causa armada” y que había habido fallas en la instrucción. Durante su declaración ante los jueces, Diego contó las falencias en su detención. “Antes de la rueda, a mí me cortaron el pelo en una celda con una maquinita”, declaró. El joven tenía en ese entonces el cabello largo. El identikit del supuesto asesino mostraba un hombre con barba candado y pelo corto.

En las audiencias, con las declaraciones de una veintena de testigos, quedó demostrado cómo ellos olvidaron la mochila después de hacer una compra en un supermercado. También pudieron explicar lo que estaban haciendo el día del crimen, el 1 de octubre de 2011. Hay testigos y boletas de tarjetas de crédito que dan cuenta que ni Luz ni Diego estuvieron ese día en Castelar.

Presos por una mochila

Las rutinas de Luz y Diego cambiaron aquel 21 de diciembre de 2011 a las 7 de la mañana, cuando un grupo de policías entró a la fuerza en la casa que alquilaban en Villa Ballester. En la DDI, de Merlo un defensor oficial les contó que los acusaban de un asesinato.

El crimen había sido dos meses atrás: una pareja había llegado a la casa de Mercedes del Valle Ríos, en Castelar, con la excusa de comprar ropa para un bebé. En realidad, habían planificado el robo. El marido de la mujer estaba durmiendo la siesta. Roberto Castillo -trabajaba de colectivero en la línea 216- salió con un revólver calibre 32 que no llegó a empuñar. La pareja sacó un arma, le disparó un tiro en la mano y dos más en la cabeza. El hombre murió en el acto y ellos escaparon.

Cuando la policía llegó al lugar a recoger pruebas encontró una mochila. Adentro había un certificado de vacunas de Zaira Romero, con fecha del 21 de septiembre de 2010. Zaira es la hija de Luz y Diego, y en aquel momento tenía dos años. Los jujeños nunca habían pisado Castelar. El día del crimen estaban en el shopping Soleil, en Boulogne, comprando ropa. Se comprobó con testigos que perdieron la mochila con la ropa y el certificado de vacunación de su hija el 2 de julio de 2011. Además, un estudio de ADN sobre una mancha de sangre levantada a metros de la casa donde sucedió el crimen, determinó que se trataba de un perfil genético que no pertenece ni a Luz ni a Diego.