Roberto Almirón prendió fuego a su pareja Ivana Correa. Lo condenaron a 18 años por homicidio simple, pero los jueces consideraron que no era necesario detenerlo. Hace un mes, la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires confirmó el fallo y quedó detenido cinco días. Un hábeas corpus le permitió quedar libre hasta que el máximo tribunal se expidiera, con la obligación de presentarse todos los meses ante la justicia. La última vez no lo hizo y no se supo más de él. Piden su captura.
Un hombre condenado a prisión por haber matado a su pareja, pero que estaba en libertad hasta que se confirmara el fallo, se escapó de la justicia que ya ordenó su captura nacional e internacional. “Está prófugo. Él tenía que presentarse todos los meses ante el Tribunal y la última vez no lo hizo y desde ese momento no se lo encontró”, confirmó a Infojus Noticias el abogado Gabriel Ponce, representante de la mamá de la víctima. El querellante también resaltó la preocupación y el temor que tienen los familiares de la mujer asesinada.
Roberto Almirón tiene 53 años y en julio del año pasado fue condenado a 18 años de prisión por haber quemado y matado a su pareja, Ivana Correa, de 23. Fue después de una discusión, en la madrugada del 23 de enero de 2011, en la casa que compartían en el barrio Coca-Cola, de Esteban Echeverría. Almirón la envolvió en una sábana y la llevó hasta el hospital de Monte Grande, donde también él fue asistido por quemaduras en las manos. La gravedad de la lesión hizo que Ivana fuera trasladada al hospital San Martín de La Plata donde murió tras agonizar seis días. Tenía más del 40 % de su cuerpo quemado y desde el primer momento, su familia apuntó contra Almirón, que sabían que la amenazaba y maltrataba.
Poco después del hecho Almirón fue detenido y en su casa se encontró una botella de alcohol con la que se habría iniciado la combustión. Como la justicia consideró que no había peligro de fuga, fue excarcelado, por lo que llegó al debate en libertad.
La condena que lo dejó en libertad
En el juicio, que comenzó tres años y medio después del crimen, la fiscal Sandra Rull, pidió que Almirón fuera condenado a 23 años de prisión por "homicidio simple", mientras que Ponce, solicitó prisión perpetua por “homicidio agravado por alevosía”. La pena de prisión perpetua prevista en la figura de “femicidio” no pudo ser pedida debido a que el hecho ocurrió antes de diciembre de 2012, cuando entró en vigencia esta reforma al Código Penal.
El 2 de julio de 2014, Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de Lomas de Zamora, en un fallo unánime, lo condenó por “homicidio simple”, pero Almirón siguió libre. “Pese a que fue un fallo unánime, los jueces consideraron que como el imputado siempre estuvo a derecho, no era necesaria la detención así que, paradójicamente, se fue caminando. Es contradictorio porque están diciendo que es un asesino”, opinó el abogado de la familia de la víctima. Ya en ese momento Ponce también manifestó el temor de que Almirón se fugue.
Almirón siguió libre hasta hace poco más de un mes cuando la Cámara de Casación provincial “ratificó el fallo del Tribunal y quedó detenido durante cinco días, hasta que su defensora oficial presentó un habeas corpus y la Sala III de la Cámara de Lomas le concedió la libertad”, completó Ponce en diálogo con esta agencia. Hasta que el máximo tribunal de Justicia se expidiera sobre su situación Almirón debía presentarse mes a mes ante el TOC 4. Cuando la última vez no lo hizo, se encendió la voz de alarma. “Lo empezaron a llamar y no respondía, cuando mandaron un patrullero a la dirección que dio ya no estaba”, resumió Ponce.
La preocupación de la familia de Ivana
Ponce también explicó que Liliana, mamá de Ivana y querellante en la causa, está “muy mal, lógicamente, y con miedo”, por la fuga de Almirón. El miedo ante la posibilidad de que Almirón estuviera libre tras la condena, tanto por ella como por sus nietos, una nena y un nene que tenían siete y un año al momento del crimen, fue uno de los temores de la mujer desde que comenzó todo. Por eso ella y su abogado insistieron desde el primer momento en que Almirón revestía un riesgo procesal.
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