Será el próximo 3 de diciembre. Los represores Verdura y Grosse se negaron a declarar, después de que el TOF 1 de Mar del Plata decidió ampliarles las imputaciones. Se hicieron inspecciones oculares en los tres centros clandestinos donde pasaron las victimas que forman parte de la causa.
El juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Monte Peloni dio un paso más camino a la sentencia. El martes, fue el turno de las inspecciones oculares a los tres centros clandestinos de detención por los que pasaron las más de veinte víctimas que forman parte de la causa. La Huerta, en Tandil; la Brigada de Cuatrerismo de Las Flores y Monte Peloni, en Olavarría son las tres mazmorras de la dictadura cívico militar recorridas por los jueces, las partes y las víctimas. Ayer, en el cierre del debate, los imputados Aníbal Verdura y Walter “Vikingo” Grosse se negaron a declarar. Con esto se cerró la etapa de debate y los alegatos comenzarán el 3 de diciembre y se prevé que la sentencia sea antes de fin de año.
Los jueces Roberto Atilio Falcone, Néstor Rubén Parra y Mario Alberto Portela del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, encabezaron las inspecciones oculares. En el caso de La Huerta, fue Eduardo José Ferrante y Mónica Fernández, sobrevivientes de ese centro clandestino de detención, quien ofició de guía para el reconocimiento de los diferentes espacios donde estuvo cautivo.
La Huerta está en la zona de la Base Aérea de Tandil. Ahí el Ejército realizaba instrucción de sus soldados, pero durante la última dictadura cívico militar fue acondicionado para que funcionara como “Lugar de Reunión de Detenidos”. Hoy el lugar sigue en poder del Ejército pero no tiene ninguna utilidad. El pasto crecido, los techos caídos y las paredes en mal estado son símbolos del abandono.
Araceli Gutiérrez y Carlos Genson hicieron lo propio en la Brigada de Las Flores. Ahí pudieron notarse reformas que la sobreviviente identificó con claridad. Tanto Genson como Gutiérrez recordaron que aquella madrugada de septiembre de 1977 cuando fueron llevados a ese lugar tuvieron que bajar un escalón pronunciado y luego cruzar por encima de una tabla superpuesta en una fosa que ya no está, pero sí notaron en ese lugar un espacio cubierto por cemento. Allí fue la última vez que vio a los matrimonios Villeres – Folini y Ledesma - Gutiérrez, como así también a Jorge Oscar Fernández.
En Monte Peloni, además de Araceli –guardiana de ese espacio de la memoria– Carmelo Vincci, Carlos Genson y Juan José Castelucci recorrieron para los jueces, las partes y el público cada rincón del centro clandestino. El piso de madera característico de una de las habitaciones, el escalón de la sala donde eran torturados, el techo a dos aguas: todos los detalles que los sobrevivientes narraron una y otra vez para describir su lugar de cautiverio se materializó ante los ojos de los magistrados. “Esto es terrible”, dijo Roberto Falcone, presidente del Tribunal.
Cierre del debate
El debate terminó en la audiencia de ayer cuando los dos represores que faltaban ser llamados a una nueva indagatoria –después de que el Tribunal Oral Federal 1 de Mar del Plata decidió ampliar las imputaciones a Verdura, Grosse y Ferreyra–. El ex general Aníbal verdura –acusado de seis homicidios– lo único que dijo es que para la época en la que se produjeron los nuevos hechos que se le indilgaron él ya no estaba destinado en Olavarría. Grosse, por su parte, prefirió guardar silencio y dejar en manos del alegato de su defensor el descargo.
El paso siguiente fue la incorporación de la prueba documental por lectura y así se dio por cerrado el debate para dar paso a la ronda de alegatos. El miércoles 3 de diciembre a las 11 comenzarán los querellantes representados por el abogado César Sivo de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. El jueves 4 será el turno de la Fiscalía, a cargo de Walter Romero. Las defensas tendrán su oportunidad entre el 15 y 16 de diciembre. La sentencia se prevé para la semana que va entre Navidad y Año Nuevo.