Un defensor pidió almorzar con su defendido en el calabozo. Otro, que no se someta a Verdura "a un papel indigno". Los abogados tuvieron varios cruces con el tribunal. Verdura, Ferreyra, Grosse y Leites no hicieron uso de la palabra.
El excoronel Ignacio Aníbal Verdura entró a la sala apoyándose sobre su bastón, sin esposas, en un esfuerzo solemne. Con el mismo traje que ayer –azul, corbata haciendo juego-, se sentó sobre una de las sillas reservadas para los acusados. Después de escuchar la lectura de las acusaciones de boca de los jueces, el jefe del Regimiento de Tanques 2 de Olavarría y mandamás del Área Militar 124, y sus tres colegas en el banquillo –el excapitán Walter Jorge “El Vikingo” Grosse; el ex teniente primero Horacio Rubén Leites, y el exsargento y exfuncionario Omar “Pájaro” Ferreyra- se negaron a hacer uso de la palabra en el comienzo de la segunda jornada del juicio oral por los crímenes de Monte Peloni entre 1977 y 1978.
Un defensor pidió “no se someta a Verdura a hacer un papel indigno”
El silencio de los represores no impidió, sin embargo, que hablaran sus abogados y produjeran los primeros cruces con el Tribunal. Claudio Castaño, el defensor de Leites, pidió que “no se someta a Verdura a hacer un papel indigno” al hacerlo pasar al estrado, y se ganó el abucheo de la sala. Los cuatro sospechosos dijeron que no iban a hablar. Grosse dejó abierta la posibilidad de hacerlo más tarde: "Por el momento no voy a prestar declaración", dijo, en tono marcial.
Después, Castaño pidió que se resolviera con celeridad un pedido que había hecho por escrito –del que no trascendieron detalles-. El presidente, Roberto Falcone, respondió que aún no lo habían leído y le advirtió que no manejara los tiempos. La discusión subió de tono y el juez terminó quitándole la palabra. La audiencia continuó con la lectura de la indagatoria -incorporada al debate por lectura- de Grosse, a pedido del defensor Gerardo Ibáñez.
Fue Ibañez quien, cuando parecía que la audiencia terminaba y Falcone anunciaba que se pasaba a un cuarto intermedio hasta mañana para comenzar con los testigos, pidió al Tribunal se leyeran los descargos de su defendido, hechos durante la instrucción. En ellos, el Vikingo deslindó su responsabilidad de los hechos que se le imputan y dijo que él no estuvo a cargo de la sección inteligencia del Regimiento a cargo de Verdura, y que nunca interrogó ni asistió a interrogatorios de las víctimas de esta causa. También, aclaró que por reglamento interno del Ejército, sus funciones no tenían que ver con lo que ocurría dentro del “Lugar de Reunión de Detenidos”, así le decían en los manuales a los centros clandestinos de detención. Durante la instrucción, dijo que él no visitó nunca Monte Peloni. Y cuiestonó los dichos de las víctimas que lo vinculan a la causa. De esto se desprende que la estrategia de la defensa será cuestionar a los testigos y tratar de hacer caer la prueba en contra de Grosse.
Cerca del mediodía se pasó a un cuarto intermedio y a su vuelta se determinó que tanto Leites como Ferreyra no habían declarado en indagatoria por lo que no había nada que leer. En el caso de Verdura la defensa pidió que no se leyera y el Tribunal aceptó.
"Pido poder cenar con mi defendido en el calabozo”
Claudio Castaño, defensor de Leites, hizo su show aparte durante toda la audiencia. Los cruces constantes con el presidente del Tribunal llegaron a su punto máximo cuando al final pidió hacer una serie de planteos. “Por una razón humanitaria pido poder cenar con mi defendido en el calabozo”, la frase resonó en la sala cuando Castaño argumentó que desea tener mayor cantidad y fluidez de entrevistas con Leites. Falcone le respondió que el Tribunal garantizará esa fluidez necesaria para la defensa en juicio, pero que el resto, no le corresponde a él definirlo. “Es una cuestión humanitaria, dentro de 20 años puedo estar yo en el calabozo o usted puede tener que rendir cuentas sobre este juicio”, replicó Castaño que volvió a arrancar murmullos en el público.
Falcone fue inmediata, le advirtió que se trataba de un “comentario impropio” y que en la medida que se exceda con intervenciones de este tipo, se le quitará la palabra y será su codefensor quien deba seguir adelante con el juicio.
Así terminó la jornada judicial, solo quedó espacio para el aplauso del público a la intervención del presidente del Tribunal.
“Cuatro militares no podrían haber actuado sin complicidad”
En términos judiciales la audiencia de ayer fue puramente formal. Se leyeron las acusaciones, el contexto histórico y los casos de 21 víctimas, donde se juzgan, entre otros delitos, dos homicidios y más de una veintena de secuestros y torturas. Pero para muchos olavarrienses, esa jornada inicial estuvo cargada de sentidos y símbolos. Y significó el reencuentro, cara a cara, de los cuatro imputados con la sociedad que fue testigo de sus delitos.
“En las ciudades chicas, donde reinó el silencio y durante años las víctimas se encontraban con sus victimarios en el almacén y la panadería, produciendo revictimización, tiene un valor muy importante, porque se visibilizan sus delitos”, dijo a Infojus Noticias Jorge Auat, titular de la Procuraduría de crímenes contra la humanidad. Y evaluó: “Este juicio responde a los cánones clásicos de los procesos por delitos de lesa humanidad, pero tiene una particularidad: es el primero, con una connotación y repercusión en la ciudad. Eso le pone una cuota extra de emoción, pero además, marca un camino”.
Auat está convencido de que ese camino puede ser largo y fructífero: “Cuatro militares no podrían haber hecho lo que hicieron sin la complicidad de demás sectores”, dice. “La creación de la Procuraduría se destaca como parte de la agenda que viene: trabajar sobre las complicidades civiles, como está pasando acá con Loma Negra o en Mendoza con los jueces”, dijo. En el caso de Olavarría, en referencia a la investigación a la comisión directiva de la empresa Loma Negra ordenada después del juicio por el asesinato del abogado gremialista de la cementera, Carlos Moreno, por hallar elementos objetivos que suponen la participación de la empresa en su secuestro y asesinato. Ayer su hijo Matías Moreno, director de Formación de la Secretaría de DDHH de la Nación, también estuvo presente junto a su madre y a su hermano.
Hoy el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, compuesto por los jueces Roberto Falcone, Mario Portela y Néstor Parra, invitará a los imputados a declarar. Ellos podrán negarse y pedir esa oportunidad a lo largo del debate. La segunda jornada del proceso oral y público -que ayer transcurrió a sala repleta y con gran cantidad de gente siguiendo el debate afuera, en una pantalla gigante- comenzará a las 10 en el Salón de Usos Múltiples de la Facultad de Ciencias Sociales.
El entonces teniente coronel Ignacio Aníbal Verdura, jefe del Área Militar 124; el capitán Walter Jorge "El Vikingo" Grosse, oficial de Inteligencia de la Plana Mayor (S2) del Regimiento de Caballería de Tanques 2 “Lanceros General Paz”; el teniente primero Horacio Rubén jefe del Escuadrón “A” y el sargento Omar "Pájaro" Ferreyra, integrante del Grupo Operaciones del Escuadrón Comando, ambos del mismo regimiento, son quienes deben enfrentar al Tribunal. El coronel retirado Juan Carlos Castignani era el quinto imputado, pero la muerte en 2012 lo salvó de dar explicaciones.
Verdura, mandamás de la zona en épocas de patotas y complacientes, es el único que deberá responder por los asesinatos de Jorge Oscar Fernández y de Alfredo Maccarini. Además de Olavarría, la zona comprendía las localidades de Bolívar, Hipólito Yrigoyen, Carlos Casares, Pehuajó, Trenque Lauquen, Pellegrini, Salliqueló, Daireaux, General La Madrid y Laprida.