Elba Díaz es vecina del Complejo de Villa Soldati. Además integra la comisión barrial que presionó para que se votara la Ley 623, que declaró en emergencia habitacional a las torres. El complejo habitacional es una como una ciudad: cinco nudos, cuatro sectores, 3.226 departamentos, alrededor de 70.000 personas.
La conferencia de prensa por la emergencia habitacional de Villa Soldati estaba llegando a su fin. Una mujer de la primera fila levantó la mano para hablar. “Esta situación viene de hace mucho tiempo en el barrio”, dijo. Se refería a la caída de una baranda de un balcón que terminó con la muerte de Cristian Crespo y con dos de sus amigos en grave estado. Quien habló es Elba Díaz e integra la comisión del barrio que fue durante seis meses a la Legislatura porteña para presionar y que se votara la Ley 623 declarando al Complejo de Villa Soldati en emergencia habitacional. “Ya han muerto seis chicos del barrio por el monóxido de carbono”, agregó Elba. Y advirtió que quienes dicen representar al PRO en el barrio les han hecho advertencias poco sutiles para que guarden silencio.
Después de la rueda de prensa, hizo una pausa de unos minutos para profundizar con Infojus Noticias. “Conozco cada lugar del barrio, la gente me conoce. Como yo tengo local, llegan las cartas postales y yo las reparto, porque el correo no entra. Y todos los administradores de las torres vienen al local”, dijo.El complejo habitacional de Soldati es una ciudad dentro de la ciudad: cinco nudos, cuatro sectores, 3.226 departamentos, alrededor de 70.000 personas. Cada nudo tiene un administrador: Elba vive en el Nudo Uno, y administra los fondos de cinco edificio: ahora, con el fondo de reserva, de a poco, dice que está arreglando los pisos. “Incluso arreglé las barandas, que tenía que hacerlo el Instituto de la Vivienda”.
-¿Hubo otras muertes en las torres de Soldati antes de la de Cristian?
-Hubo dos personas muertas por el ascensor. Uno de ellos fue el ascensorista, hace alrededor de un año, y todavía está en juicio. Se llamaba Domínguez. Había trabajado en la empresa que colocó esos ascensores, y cuando vinimos al barrio se ofreció para hacerles el mantenimiento. Era el único que conocía el funcionamiento de esos ascensores, por eso era el ascensorista de todo el barrio. Un día, estaba arreglando uno del único edificio que tiene dos ascensores, en el Nudo Ocho, y lo engancha lo aprieta contra el borde. Murió reventado.
-¿Y el segundo?
-El otro murió porque el ascensor andaba con la puerta abierta. El hombre estaba borracho, es verdad. Cuando entró dentro del ascensor, se quedó en la mitad de la puerta, el ascensor subió y le cortó la cabeza. Eso fue antes que muriera Domínguez. Era un señor que vivía en el Nudo Tres.
-Usted denunció en la conferencia de prensa la muerte de seis chicos por asfixia.
-Sí. Son seis niños que van muriendo desde que se sancionó la ley 623. En el mismo Nudo Tres, en el edificio 69, murió un matrimonio con las dos criaturas y hasta un perro, por una pérdida de monóxido de carbono durante un invierno. Nadie se hizo cargo de eso. Quedó la abuelita sola. Y encima se tuvieron que pagar entre ellos el arreglo del gas. Otra nena murió en el edificio 53 del Nudo Ocho, otra en el edificio 22. Y hemos llevado a mucha gente al médico a punto de fallecer. Toda la vida estuvimos reclamando. Nadie nos escuchó. A Gustavo Vera me cansé de decirle.
-¿Hablaron con las autoridades del Instituto de la Vivienda?
Sí, me cansé de ir al IVC. Nos ha recibido (Emilio) Basavilbaso, y nada más.
-¿Y hubo amenazas también?
-Sí, de la gente que trabaja para el PRO. A la gente de Massa le patearon la mesa. A Luciano “Tano” Nardulli (dirigente de la Corriente Clasista y Combativa), le pegaron, cuando toda la vida trabajó en Soldati.
LB/RA