Se lo dijo a Infojus Noticias Reina Maraz, que empézó hoy a ser juzgada por el asesinato de su pareja. El hombre la golpeaba y llegó a entregarla a un vecino para que la viole y así "pagar" una deuda. En 2010 la detuvieron. Como solo se comunica en quechua, y no había intérpretes en lenguas originarias, estuvo más de un año detenida sin saber por qué.
Cuando Reina Maraz conoció a Limber Santos, en 2005, vivían en una comunidad kichwua, en las cercanías de Sucre, en Bolivia. Cuatro años después, tenían dos hijos y estaban en una pieza sin baño en los hornos de “Chacho” en las afueras de Florencio Varela, en Buenos Aires, donde él trabajaba cocinado ladrillos, una o dos veces por semana, cuando no estaba borracho. La golpeaba y llegó a dejarla inconsciente. Otra vez, la ofreció a un vecino que la violó para cobrarle una deuda. Hoy en los tribunales de Quilmes comenzó el juicio que la tiene como única imputada por el asesinato del hombre. “No me asusto, voy a luchar por mi inocencia”, dijo a Infojus Noticias con la ayuda de una traductora porque -de manera fluida- solo se comunica en su lengua materna, el quechua.
En 2010, la detuvieron por el asesinato de Limber. El poder judicial de la provincia de Buenos Aires no tiene intérpretes en lenguas originarias y ella estuvo más de un año detenida sin saber cabalmente qué le esperaba, ni por qué. Estaba embarazada, hasta el séptimo mes estuvo en una comisaría y después la llevaron a la Unidad 33 de Los Hornos, en La Plata, donde un equipo de trabajo de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) advirtió que no tenía posibilidad de comunicarse si no era en su lengua materna. En abril de 2012 el Juzgado de Garantías Nº 6 de Quilmes anuló la única audiencia en la que había declarado Reina y pidió que se le tomara una nueva indagatoria ante los intérpretes propuestos por la CPM. Desde entonces, Frida Rojas la asiste en cada instancia judicial.
Esta mañana, después de escuchar los alegatos del fiscal y el defensor, las dos mujeres se sentaron frente al Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Quilmes, que preside la jueza Silvia Etchemendi e integran Marcela Vissio y Florencia Butiérrez. Durante poco más de dos horas, las mujeres contaron la vida que llevo Reina, desde que conoció a Limber y mientras estuvo con él. Ella dijo que lo quería, que cuando llegaron a la Argentina él se puso malo, se emborrachaba y casi no tenían para comer. “Yo estaba flaquita, casi ni cuerpo ni ropa llevaba”, contó. Dijo que él la había ido a buscar a Bolivia, y que antes de venir a Argentina la llevó a un “médico” para ver si en su ausencia mantuvo relaciones con otro hombre.
La presidenta del tribunal le pidió a Frida que Reina usara frases breves. Así lo hizo, y solo lloró cuando contó cómo Limber le pegaba. Ahogó ese llanto, suspiró dijo que un día se volvió “como loco y rompió todo: los vasitos, las ollitas y la ropa también lo desgarró todo”. Esa vez ella se fue hasta la terminal de Liniers, pero no pudo viajar (quería volver a Bolivia) porque la hermana de Limber tenía sus documentos. Volvió con él y, al tiempo se fueron a vivir al predio de los hornos de ladrillo, en las afueras de Florencio Varela.
Su declaración continúo y fue minuciosa. Allí, conocieron a los hermanos Alberto y Tito Ortiz y Limber empezó a ir a la bailanta con ellos. Un día, Tito, se metió en el cuarto donde vivía y la violo. Le dijo que Limber la había “entregado” para pagarle una deuda. Y también contó que Limber, le seguía pegando, una vez hasta dejarla inconsciente. El día que su marido desapareció, Tito volvió a abusar de ella.
Sobre esto, volvió el fiscal Fernando Celesia cuando tuvo oportunidad de interrogarla. Le preguntó si le quedaron marcas en el cuerpo, si se defendió y si así lo hizo, si el hombre que la atacó quedó herido. En la sala se escuchó un murmullo de repudio, las organizaciones que asisten el debate advirtieron al estigmatización de la que estaba siendo víctima. Reina se defendió, dijo que si entonces hubiera usado pantalón, tal vez hubiera evitado el ataque. El defensor no intervino. Después explicó a Infojus Noticias que no se opuso a ninguna pregunta del fiscal porque el relato de Reina es “sólido” y “sus respuestas son coherentes”.
En la causa, Tito Ortiz también fue imputado por el asesinato de Limber. En su declaración, Reina contó que la mañana en la que desapareció su marido los hombres discutieron, supone que por plata. Ortiz después, entró al cuarto donde vivían y la violo. Ella se lo contó al dueño de los hornos, al hermano de Ortiz y a su mujer, pero nadie la ayudo. Ese día Limber no volvió, era sábado. El domingo se fue a la casa de sus suegros y el lunes hicieron la denuncia. A la semana, el cuerpo de su marido apareció en el mismo predio, en la zona del basural que también usaban como baño porque los montículos de los hornos lo ocultaban de la vista de los cuartos donde vivían.
Ortiz también estuvo detenido en esta causa, por el homicidio de Limber, pero falleció antes de enfrentar el debate oral. Esta mañana, Reina lo lamentó. Dijo que si lo tuviera enfrente, “si me mira a los ojos”, no me puede mentir. En la causa, Reina está imputada por “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas” y el fiscal sumó otros agravantes, pero en cualquier caso la condena máxima que puede pedir para Reina es perpetua.
Mañana la audiencia continúa, a partir de las 9, en los tribunales de Quilmes en la calle Hipólito Irigoyen Nº 475. Las integrantes de la CPM volverán a asistir para realizar una veeduría pormenorizada del desarrollo del juicio y el registro audiovisual del proceso, apostando a un juicio transparente “donde la voz de Reina sea escuchada y se garantice la mayor amplitud probatoria que permita impartir justicia luego de casi cuatro años detenida”, señaló Margarita Jarque directora de litigio estratégico del organismo. “El rol de veedores implica extremar las garantías de la instancia oral y publica que cualquier persona que está ante la justicia tiene que tener”, manifestó Jarque.