Lo dijo Eduardo San Emeterio, defensor de Eugenio Martín, uno de los médicos imputados en el juicio que indaga el funcionamiento de la maternidad clandestina del Hospital Militar de Campo de Mayo. También están sentados en el banquillo de los acusados dos militares y una obstetra.
El juicio por el funcionamiento de la maternidad clandestina del Hospital Militar de Campo de Mayo continuó hoy con la tercera jornada de alegatos. Frente al Tribunal Oral en lo Federal N 6 alegó la defensa de Raúl Eugenio Martín, uno de los dos médicos imputados. En este debate se juzga la apropiación de ocho menores y, junto a Martín, están imputados Norberto Atilio Bianco, los militares Reynaldo Bignone y Santiago Omar Riveros, y la obstetra Luisa Yolanda Sala de Arroche García. “Esta defensa no va a invocar la teoría de los dos demonios, porque hay uno solo y sabemos quiénes fueron”, aseguró Eduardo San Emeterio, defensor de Martin, antes de pedir la absolución.
“Acá se tergiversó una parte de la historia. Se transformó en héroes a jóvenes que integraron organizaciones políticas, comunistas y marxistas, que provocaron miles de muertes de mujeres, hombres y niños”, dijo. “Todas las personas de Montoneros, se consideraban combatientes y atacaron a la población civil”, agregó San Emeterio para intentar explicar uno de los puntos de su alegato. El abogado es un reconocido defensor de militares acusados de delitos de lesa humanidad, él mismo viene de una familia de tradición militar y denunció a Montoneros.
San Emeterio sí aceptó que había habido partos y nacimientos en Campo de Mayo. “El hecho está acreditado. Lo que no está acreditado es qué puede haber aportado Martín”, aseguró. Y agregó: “No se puede resistir una acusación que no puede sostenerse en sí misma. De los testimonios no se desprende ninguna imputación. Nadie lo vio en Epidemiología”, detalló.
El sector de Epidemiología era donde se alojaban a las detenidas embarazadas hasta el momento de los partos. En este debate se tratan las apropiaciones de los bebes de Marta Álvarez, Susana Stritzler, Mónica Masri, Valeria Belaustegui Herrera, María Eva Duarte, Myriam Ovando, Silvia Quintela Dallasta y Liliana Isabel Acuña. De esos, sólo tres fueron recuperados: Francisco Madariaga Quintela, Valeria Gutiérrez Acuña, y Catalina de Sanctis Ovando.
Este juicio es un desprendimiento del que se hizo por el Plan Sistemático de apropiación de menores que, en 2012, condenó a Jorge Rafael Videla a cincuenta años de prisión.
Junto a Martín están imputados los militares Reynaldo Bignone y Santiago Omar Riveros, el médico Norberto Atilio Bianco, y la obstetra Luisa Yolanda Sala de Arroche García. Para ellos la querella pidió 35 y 40 para Bignone y Riveros, 30 para Bianco y Martín, y 12 años para la obstetra Luisa Yolanda Arroche. Y la fiscalía pidió la condena a prisión perpetua para Riveros y reclamó 40 años para Bignone. Y 30 y 13 años de prisión respectivamente para Bianco y Sala de Arroche García respectivamente.
El médico de Bignone
Martín era jefe de Clínica Médica en el Hospital. Para él la fiscalía pidió 35 años de prisión y la querella, 30. Sobre Martin, la fiscalía aseguró que “no era un médico más del hospital. Era un personaje muy importante. Era alguien de confianza de los directivos”, dijo la fiscal Nuria Piñol y agregó que aunque nadie lo nombra de manera directa, “se lo vincula con el mantenimiento de la estructura”. Martin era el médico de cabecera de Bignone, lo que da cuenta de su relación con los altos mandos.
En medio de un discurso que incluyó una pretensiosa exposición sobre doctrina internacional, San Emeterio volvió sobre el punto de que en el país hubo una guerra. “Lo que escuchamos fue una parte de ese contexto histórico. Los que pasamos los sesenta sabemos que acá hubo una guerra revolucionaria”, agregó.
El alegato que puso nervioso al acusado
El abogado, atildado, con modales exagerados y pañuelo saliendo del bolsillo del saco, habló de un “panorama kafkiano” y un “conflicto interno” por lo que “entonces no debería ser un crimen de lesa humanidad”, dijo ante la mirada incrédula de los presentes. En medio del alegato habló de Ernesto “Che” Guevara y que “la idea de Cuba era transformar los Andes en otra Cuba”. No conforme agregó “acá en Argentina tuvimos una guerra internacional, tuvimos cubanos en territorio argentino. Se izó la bandera roja del ERP”, afirmó.
“Tranquilo doctor que lo que estamos haciendo es atacar por los dos lados”, le explicó el abogado codefensor de San Emeterio a Martín mientras hacía con sus manos una figura piramidal. Habían pasado dos horas de alegatos y el médico estaba intranquilo. Se movía en su silla, se arremangaba los pantalones claros mientras dejaba al descubierto parte de sus piernas flacas y sus medias azules. El hombre, que anotaba todo lo que iban diciendo sobre él en la audiencia en una pequeña agenda negra y usaba su bastón para sostener su mentón, estaba nervioso.
En los minutos previos al cuarto intermedio la exposición de San Emeterio se había hecho tan extensa como densa. A pesar del pedido del TOF 6 de que las partes no ahondaran en cuestiones doctrinarias durante sus exposiciones, San Emeterio hizo uso y abuso de ese recurso con el que pretendió marcar errores, faltas e ignorancias de la fiscalía a cargo de Martín Niklison y la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, representada por Alan Iud y Pablo Lachener.
Cómo empezó el alegato
El codefensor fue quien empezó el alegato y tomó un pasaje bíblico y la “palabra de Dios” para decirle al Tribunal que su “deber es buscar la justicia”. Después dijo que “el principio de inocencia de Martin” estaba intacto y que no estuvo vinculado a “los hechos que se le imputan” y que “no hay prueba alguna que lo incrimine”. “Las conductas que le enrostran son dolosas, pero no pudieron dar cuenta del dolo y el dolo no se puede presumir”.
Si el hombre es esclavo de sus palabras, él lo demostró con creces. Primero dijo que querella y fiscalía intentaron cubrir “la falta de pruebas con un discurso dogmático” y después se deshizo en ellas. Citó a Claus Roxin y allí estuvieron él y San Emeterio durante más de dos horas.“Se trastocan los tipos penales y la noción de autor”, aseguró. Citó un escrito de Zaffaroni y dijo “mi defendido está acusado solo por pertenecer a un tribu a la que se supone de caníbales”.
También agregó que su defendido estaba ahí por la declaración del fallecido jefe de Obstetricia del mismo hospital, Julio César Caserotto, a quien acusó de hacerlo para “lograr una ventaja” y aseguró que había habido muchos testimonios que lo identificaban como alcohólico o borracho.
Antes de darle paso a su colega dijo que fiscalía y querella le adjudicaban a Roxin cosas que nunca dijo y mostró una foto para mostrar que él y San Emeterio lo conocían personalmente y se permitió un chiste: yo en alemán sólo se decir salchichas con chucrut. Después agradeció a Dios y a la virgen dela Merced, patrona de las Fuerzas Armadas.