Infojus Noticias

2:35 AM. 16/09/1976.

 

-Los libros, ¿dónde están los libros y las armas?

 

Contra la pared de la cocina, acorralada, Olga Koifmann respondió: "No tenemos armas, y los únicos libros son los de los chicos, de la escuela".

 

Un grupo de tareas había entrado en la casa de la familia De Acha sobre la calle 73, en la ciudad de La Plata. Los tres hijos del matrimonio estaban durmiento: Pablo de tres años, Sonia de 11 y Claudio de 17. A Claudio se lo llevaron, “por razones de seguridad del Ejército".

 

Esa madrugada y las siguientes hubo situaciones parecidas en otras casas. Era La noche de los lápices. Otros cinco adolescentes fueron secuestrados la misma noche que Claudio De Acha: Daniel Alberto Racero, Horacio Angel Ungaro, Francisco López  Muntaner, María Claudia Falcone y María Clara Ciocchini. Los seis están desaparecidos.  En los días previos y posteriores Emilce Moler, Pablo Díaz, Gustavo Calotti y Patricia Miranda también fueron capturados; los cuatro sobrevivieron al secuestro y la tortura.

 

Un año antes, durante 1975, la militancia juvenil en La Plata era intensa. En septiembre, una gran movilización estudiantil exigió un boleto más barato en el transporte público. Lo consiguió. Ese reclamo puntual era parte de reivindicaciones mayores, las que movilizaban a la militancia en los años setenta.

 

El cerco represivo se fue cerrando alrededor de los jóvenes militantes. Hacia septiembre de 1976 el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y la Policía de la Provincia de Buenos Aires dirigida por el general Ramón Camps tenía como objetivo detener “el accionar subversivo en las escuelas”. 

 

Así lo relató Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes de La noche de los lápices, durante el Juicio a las Juntas Militares en 1985: “Se elaboró un plan de represión al estudiantado y se organizó un operativo que fue llamado “la noche de los lápices”, que no fue otra cosa que el secuestro sistemático de estudiantes secundarios”. 

 

Muchos de los jóvenes que fueron secuestrados esa noche y los días siguientes eran militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), una organización que respondía a Montoneros. 

 

El 17 de septiembre, a Emilce Moler también se la llevaron de la casa familiar: “Me encapuchan, me atan, me meten en una auto y me llevan a un lugar que, mucho tiempo después, supe que era el centro clandestino de Arana. Ese es uno de los recuerdos más dolorosos que tengo porque durante toda la semana recibí torturas y en los momentos en que no me torturaban a mí, escuchaba cómo torturaban a otros. Ahí me encontré con Gustavo Calotti. También pude reconocer los gritos de dolor de Horacio Ungaro y compartía la celda con Claudia Falcone y María Clara Ciochini y con otras personas más. Lo que se puede contar de esos momentos es el horror, la situación límite, la degradación como ser humano, como mujer. Es indescriptible. Después de una semana en Arana me trasladan. A los chicos que hoy están desaparecidos los hacen bajar en otro lugar, los que sobrevivimos continuamos”.

 

Gustavo Calloti, otro de los sobrevivientes, recordó cómo vivieron el 21 de septiembre, el día del estudiante, mientras estaban secuestrados en el centro clandestino de detención de Arana: “Nos sacaron de la celda para lavarlas, nos pusieron de rodillas con los ojos vendados en un patio y nos sacaron por un rato las ataduras de las manos. Nos dieron ñoquis y nosotros pensábamos en los compañeros que estarían festejando en Pereyra Iraola”.

 

Los cuatro sobrevivientes de la Noche de los lápices fueron liberados después de meses de tortura en distintos centros clandestinos. Estuvieron en lo que se conoce como el Circuito Camps: los centros clandestinos de detención de Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, la Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5a., 8a., y 9a. de La Plata y 3a. de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires. 

 

El plan

 

Pablo Díaz relató que “el documento elaborado en la jefatura de policía decía textualmente que había que eliminar el semillero subversivo. El operativo partió de suponer la desarticulación política y militar de las organizaciones guerrilleras, y de los sectores universitario o barrial, de modo que buscaban la desarticulación de los secundarios. Todo hace pensar que ese operativo empezó por agosto y terminó sobre fines de noviembre”. 

 

Entre los elementos que dan cuenta de este plan está el texto “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)”, publicado en 1977 por el Ministerio de Educación de la Nación. Su lectura era obligatoria y brindaba una suerte de claves para reconocer y combatir al “enemigo” en el ámbito escolar. 

 

Juicios

 

Uno de los principales responsables de la Noche de los lápices murió en libertad. Ramón Camps fue juzgado y condenado a 25 años de prisión en la llamada “Causa 44”. El expresidente Carlos Menem lo indultó en 1990. Murió en 1994, mucho antes de la reapertura de los juicios como consecuencia de la derogación de las leyes de impunidad y la inconstitucionalidad de los indultos.

 

En 2004 se re abrió la causa del circuito Camps, se la conoció como “Camps dos”. El 19 de diciembre de 2012 el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N 1 de La Plata condenó a 23 responsables de los 280 crímenes de lesa humanidad cometidos en ese circuito, entre ellos las desapariciones y torturas de las víctimas de la Noche de los lápices. El de hoy es el primer aniversario con estos represores condenados. Así lo destacó Emilse Moler esta mañana en declaraciones a Radio Provincia: "La particularidad que tiene esta fecha, este año, es que los principales represores de ese episodio están presos". 

 

Juan Miguel Wolk, jefe del Pozo de Banfield, el centro clandestino de detención en el que estuvieron detenidos los estudiantes, intentó eludir a la Justicia dos veces. Le decían “el nazi” y también “el alemán”. En los ochenta, fue beneficiado por la ley de Obediencia Debida.

 

A principio de los 2000, cuando fue citado por el juez español Baltazar Garzón y requerido para los Juicios de la Verdad, Wolk fingió su muerte. Inventó un acta de defunción que fue dada por válida por un juzgado. Marta Ungaro, hermana de Horacio Ungaro, desaparecido en La Noche de los lápices, denunció que Wolk no había muerto. Un periodista investigó y publicó una nota denunciando que efectivamente Wolk vivía en Mar del Plata, cerca de la playa. Fue detenido, se le concedió el arresto domiciliario. En abril de 2012 se fugó. Estuvo prófugo más de un año. En mayo de este año fue recapturado, seguía viviendo en Mar del Plata. Hoy Wolk está imputado por 200 casos de privaciones ilegales de la libertad, tormentos y homicidios realizados en el Pozo de Banfield donde los jóvenes de la Noche de los Lápices fueron vistos por última vez. Este juicio aguarda fecha de realización. 

 

Memoria

 

Hoy en todo el país los estudiantes secundarios recuerdan con distintas actividades La Noche de los lápices. En cientos de escuelas de todas las provincias hay jornadas de discusión, movilizaciones y festivales. La Federación de Estudiantes Secundarios dijo en un comunicado: "Mezclado con el recuerdo y la nostalgia por los 30 mil compañeros desaparecidos, estará la sensación de alegría de vivir en un momento histórico en el cual los jóvenes tienen la posibilidad de militar y organizarse democráticamente en torno a la política". 

 

En La Plata habrá una movilización convocada por la UES al Ministerio de Obras Públicas. En la Ciudad de Buenos Aires será a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad. 

 

Esta mañana la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires realizó un acto en el Teatro Coliseo Podestá de La Plata.  Bajo la consigna "A 37 años de la Noche de los Lápices su memoria interpela nuestro presente, basta de violencia policial" estuvieron cientos de alumnos secundarios junto con Emilio López Muntaner, integrante de la CPM y hermano de una víctima de la Noche de los Lápices; el copresidente de la CPM, Hugo Cañón; Rosa Bru y Raquel Witis, madres de víctimas de la violencia policial en democracia; y el defensor penal juvenil Julián Axat.