Hoy declararon en la megacausa ESMA las hermanas Villaflor. Laura tenía un año y medio y su hermana Elsa cinco cuando sus papás fueron secuestrados por las Fuerzas Armadas, el 4 de agosto de 1979. Raimundo Villaflor murió a los tres días de ser detenido en la ESMA. Su esposa, Elsa Martínez Garreiro, está desaparecida
Elsa Villaflor tenía cinco años y su hermana Laura un año cuando su mamá, María Elsa Martínez Garreiro, de 33 años, las visitó por última vez. Los marinos la tenían secuestrada en la ESMA y la llevaron dos veces donde estaban sus hijas, que hoy declararon ante el Tribunal Oral Federal N°5 de Comodoro Py.
El 22 de enero de 1980 su mamá y su tía Josefina Villaflor – también secuestrada en la ESMA- las visitaron en la casa de sus abuelos paternos, en Sarandí. “Mi madre vestía una musculosa y tenía en el antebrazo pequeñas marcas, con pielcita salida. Durante el rato que estuvimos juntas le saqué esos pedacitos de piel, que también tenía en la espalda”, contó Elsa. Su padre Raimundo Villaflor y su tío José Luis Hazán también habían sido secuestrados en agosto de 1979 por su militancia peronista. Elsa recordó: “Estábamos con mi mamá y mi hermana, las tres sentadas en un sillón. Mi mamá nos besaba y nos abrazaba. Yo le preguntaba dónde estaba, le decía que la extrañábamos. Ella me decía que no me preocupara, que iba a volver pronto. Después de ese encuentro no la volví a ver nunca más, como no volví a ver a mi padre ni a mis tíos”.
La primera visita de Elsa había sido un mes antes, en diciembre de 1979. También había ido con su hermana Josefina a la casa de Sarandí. “Mi mamá nos trajo un librito en forma de acordeón con una historieta sobre una niña que soñaba con Papá Noel y que le traía regalos. También nos trajo dos muñequitas de trapo, una para mi hermana y la otra para mí”. Elsa no pudo precisar el tiempo de esas visitas. “Las recuerdo con una alegría inmensa, pero no sé si duraron 15 minutos o una hora”.
Las hermanas declararon en el juicio anterior de ESMA y en 2001 lo hicieron ante el juez español Baltasar Garzón. Su testimonio fue uno de los tantos que sirvió para extraditar al marino Ricardo Miguel Cavallo de México. El represor, alias Sérpico, fue el que escoltó a María Elsa en las dos visitas a Sarandí y es uno de los 66 imputados en este juicio, que comenzó en noviembre de 2012. Hoy estaba en la sala, como lo está en todas las audiencias, tomando notas en su notebook. Cuando las hermanas lo mencionaron, Sérpico se mostró imperturbable y no sacó la mirada de su computadora.
“Los genocidas se llevaron a mis papás”
Esta mañana Elsa y Laura les contaron a los jueces que el 3 de agosto de 1979, un Grupo de Tareas de la ESMA secuestró a sus tíos Josefina y José Luis y a su hija de tres años, Celeste. Al día siguiente, los militares le entregaron la niña a sus abuelos paternos. Ese mismo 4 de agosto, Raimundo con su mujer y sus hijas abandonaron la casa de Avellaneda para irse a vivir a La Plata. Hicieron una parada en la casa de los abuelos paternos. Solo Raimundo bajó del vehículo y volvió a los pocos minutos. Cuando hicieron dos cuadras, sobre la calle Mancilla, varios autos los cruzaron. Personas vestidas de civil obligaron al matrimonio a bajar con las manos en alto.
-¡Cuidá a tu hermana que es chiquita!- le gritó María Elsa a su hija mayor. Segundos después subió a un auto y su marido en otro.
“Con la misma velocidad que llegaron se fueron. La calle quedó vacía. Los genocidas se llevaron a mis papás. Con mi hermana nos quedamos en la vereda, debajo de un árbol”, dijo Elsa con la voz entrecortada y mirando hacia arriba, recordando.
Un año después del secuestro de sus padres, Elsa se fue a vivir con su abuela materna a Uruguay y Laura quedó con sus abuelos paternos. Antes de los 18 años de Elsa se vieron tres veces. “Fuimos dos extrañas. Siempre supe que tenía una hermana y ella sabía que tenía una hermana pero ningún adulto se ocupó se construir un vínculo. Después de mis 18 años empezamos a recuperar nuestra relación de hermanas, nos hicimos amigotas, relación que dura hasta ahora”, dijo Laura con un hilo de voz.
Cuando las hermanas Villaflor comenzaron a reconstruir su historia y su identidad, volvieron a la calle Mancilla, y vieron ese árbol que las había albergado en 1979.
“A nosotras como hijas nos costó darnos cuenta que también éramos víctimas del terrorismo de Estado”, dijo Laura que hace terapia desde los 20 años. En los ´90, cuando se reencontraron, militaron en la agrupación HIJOS. Laura es docente y Elsa educadora social. A la audiencia llevaron fotos familiares, que se exhibieron en una pantalla gigante. En una de esas fotografías se ve a Raimundo acostado en la cama matrimonial junto a las nenas. Las hermanas recuperaron la funda de la almohada que sostiene la cabeza de su padre. En la pantalla también se mostró el pedazo de tela, de color rosa pastel con dibujos. Eso es todo lo que les quedó de la casa donde vivieron los cuatro. Los militares se robaron las cosas de valor y el resto lo destrozaron.
La caída del grupo Villaflor
A María Elsa sus compañeros de militancia le decían Lucía o La Gallega, también La Enana y la Chilindrina. María Elsa nació en España y a los cuatro años se fue a vivir a Uruguay. Militó en la primera camada de los Tupamaros y a fines de los ´60 entró clandestina a la Argentina. En Buenos Aires estudió la carrera de Psicología. A su compañero, Raimundo, le decían “el negro Raúl”. Durante el primer peronismo estudió en un industrial y militó desde los 14 años en el sindicato metalúrgico, en el Peronismo de Base y en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Sobrevivientes de la ESMA afirman que Raimundo murió a los tres días de haber sido detenido por los bestiales golpes que recibió. María Elsa continúa desaparecida, al igual que su cuñada Josefina, de 28 años, y su marido José Luis, de 26. Ambos militaban en el Peronismo de Base, en el gremio de gráficos y en el FAP.
Raimundo era primo de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor. También militante peronista, Azucena se reunió con otras madres cuando su hijo Néstor fue secuestrado por la Armada y llevado también a la ESMA el 30 de noviembre de 1976. Azucena fue secuestrada el 10 de diciembre de 1977. En 2005, encontraron sus restos en el cementerio de General Lavalle. La habían enterrado como NN, después que sus restos aparecieran en la playa de Santa Teresita.
Laura le pidió permiso a los jueces para mostrar un libro escrito por Rodolfo Walsh. En “¿Quién mató a Rosendo García?” están los testimonios de Raimundo y su hermano Rolando Villaflor, también del padre de ellos, Aníbal Clemente. Todos militantes de la CGT de los Argentinos. Uno de los episodios del libro es sobre una pelea entre los Villaflor y García. Es un ejemplar de la primera edición, la portada de color amarilla. Walsh se lo dedicó a Raimundo, fechado en mayo de 1969. Con tinta azul dice: "Para Raimundo Villaflor, esta historia que ustedes vivieron y yo traté de escribir". Su compañero, Rodolfo Walsh.