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La reforma al Código Civil y Comercial incorpora nuevos paradigmas que tienen que ver con el derecho positivo: deja de lado el paradigma de la incapacidad para plantearse la resilencia y abandona la figura del curador tradicional para implementar un “sistema de apoyo”, que permite asistir a la persona en los temas que necesite. “Se deja el patrimonialismo para pasar a pensar en la persona”, señaló la coordinadora del Programa Nacional de Asistencia para las Personas con Discapacidad en sus Relaciones con la Administración de Justicia, Mabel Remón.

“Ese nuevo texto no busca la incapacidad, sino que piensa en la resilencia”, destacó Remón, antropóloga y perito en discapacidad, al analizar los ejes centrales de la reforma, que adecúa en el derecho positivo nacional a la Convención Internacional de Protección a las Personas con Discapacidad.

La posibilidad de pensar en la resilencia establece, para las personas que así lo necesiten, un sistema de apoyos que complementa, no reemplaza, el ejercicio de su capacidad. Y la declaración de incapacidad resulta la última opción legal.

De ese modo, la persona puede tomar decisiones según su capacidad. “Tal vez la persona puede tomar decisiones comerciales pero no sobre la educación de sus hijos. En ese caso, este nuevo sistema acompañará en esos espacios”, explicó Remón.  Y contó que en el proceso, se trabajó con el consejo consultivo de la Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas con Discapacidad (CONADIS).

“La adecuación del procedimiento acompaña cada tipo de discapacidad. El Código anterior es patrimonialista y protege al patrimonio y no a la persona. En esta nueva mirada no se busca la incapacidad para proteger los bienes sino a la persona: se busca proteger los derechos humanos de la persona”, agregó.Y subrayó que “esto le permite a las personas, sobre todo a las que tienen discapacidad intelectual, tomar decisiones en otros terrenos. No se le anula la capacidad como ciudadano”.