Fueron cerca de 65 mil las que caminaron por las calles de Mar del Plata, en el cierre de la segunda jornada del XXX Encuentro Nacional de Mujeres, que culmina hoy. La movilización se vio opacada por los femicidios ocurridos el fin de semana y por los incidentes que tuvieron lugar frente a la Catedral. Sensaciones, reflexiones y demandas del colectivo, en un recorrido que marcará la historia.
Mientras los familiares de Carmen Salinas esperaban que les entregaran el cuerpo de la mujer apuñalado once veces en el barrio marplatense de Santa Rosa, cerca de 65.000 mujeres protagonizaron una marcha histórica. Se trató de la más grande que se tenga memoria en las tres décadas de Encuentros Nacionales de Mujeres. En la cabeza de la caravana, una vecina de la víctima sostuvo un cartel con su nombre. Salinas y Claudia Sposetti fueron asesinadas en Mar del Plata, en paralelo a la realización del XXX Encuentro Nacional, que tuvo lugar a lo largo del fin de semana, en esa ciudad. A los dos femicidios marplatenses, se sumó un tercero: en Ramos Mejía, al oeste del conurbano bonaerense. Anoche, la polícia buscaba al novio de Julieta Mena, acusado de matar a golpes a la chica de 23 años. La cifra de tres femicidios en un fin de semana evidencia uno de los motivos por los que las mujeres marcharon y lo seguirán haciendo, hasta que el deseo de Ni una menos deje de ser un imposible.
La cita autoconvocada y federal comenzó el sábado a la mañana y termina hoy, con la lectura de las conclusiones de los 65 talleres que desbordaron las aulas de universidades, escuelas, las plazas y playas de la ciudad balnearia. La alegría por la reunión, la presencia femenina masiva y el concierto de cuerpos marchantes no sólo se vio opacada por los recientes femicidios: también por los incidentes que tuvieron lugar frente a la Catedral de Mar del Plata, que incluyeron golpes, gases lacrimógenos y detenciones. Tras la movilización, un grupo llegó hasta ahí para escrachar a la Iglesia. Como todos los años, las esperaban varones ultra católicos rezando y rodeando el edificio como escudo humano. Entre ellos, estaba Carlos Pampillón, un dirigente ultra nacionalista cercano al candidato a intendente del macrismo, Carlos Arroyo, de Cambiemos. Estaban custodiados por fuerzas de seguridad. La manifestación terminó con tres militantes detenidas, que ya fueron liberadas. Además, una activista neuquina fue atacada por un grupo de skinheads.
Postales de una marcha histórica
La abogada feminista Nina Brugo tiene asistencia perfecta: participó treinta veces en este espacio único en el mundo, que concentra a las mujeres de todo un país. Ayer también caminó una treintena de cuadras, acompañando los cánticos que surgían paso a paso. Estuvo detrás de la bandera verde de la Campaña Nacional por el Aborto, Legal, Seguro y Gratuito.
En la otra punta, y a varias cuadras de Nina, Eva Aubel marchó por primera vez. Vino desde Isidro Casanova, La Matanza. Recorrió las calles con su hijo Lionel, de dos años, en brazos. Lo llevó porque no quiere que sea machista. “Tengo la misma sensación que el 3 de junio”, soltó sentada en un cordón, mientras descansaba, en referencia a la jornada que tuvo lugar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, meses atrás. En su cuello llevaba uno de los pañuelos verdes que se multiplicaban entre la marea de niñas, jóvenes y adultas que se extendió por tres horas de caminata.
Ni una menos, la consigna que se instaló hace ya cinco meses, se repitió en las canciones, pancartas, banderas y graffitis que desplegaron las organizaciones políticas, sociales y de derechos humanos. El reclamo para poner freno a los femicidios y la exigencia de vidas menos precarias fueron las demandas que se destacaron, entre otros pedidos vinculados a la igualdad de derechos y oportunidades para el colectivo femenino. “Se va a acabar, se va acabar. Esa costumbre de matar”, cantaron muchas organizadas y también diversas mujeres, de modo independiente.
Obreras, amas de casa, profesionales, originarias, jubiladas, trabajadoras de todos los ámbitos, heterosexuales, activistas trans, lesbianas y bisexuales: todas estaban en la caminata. Algunas vestidas; otras, sin remera, a pesar de la irreverencia del frío de octubre.
“No comprendía de qué se trataban estos encuentros hasta que vine. Es muy emocionante ser mujer y estar acá. Yo a las compañeras argentinas les tengo una envidia muy sana. Más que envidia, una gran admiración”, dijo María del Mar Ramón a Infojus Noticias. Nació hace 24 años en Colombia, lleva cuatro instalada en la Argentina. A pesar de que trabaja en la temática de violencia machista, nunca había estado en este espacio. Desde que llegó, quedó impactada con las vivencias compartidas en estos tres días.
Sarbia Quispe vive en el Bajo Flores y también es la primera vez que marcha. Tiene 19 años y un listado de amigas que sufren violencias por parte de sus parejas. “Vine porque quiero ayudarlas. Soy sociable y quiero aprovechar eso”, explicó la joven que caminó con su madre y hermana.
Hace una década que Ana María Lucero participa del Encuentro. Tiene 59 años y llegó desde el partido bonaerense de Malvinas Argentinas con un grupo de diez vecinas autoconvocadas. Fue, como todos los años, al taller sobre discapacidad. Su hijo, Víctor, tiene una discapacidad mental. “Siempre me llevo algo. Esta vez, conocí la existencia de un Observatorio sobre la temática”, contó a Infojus Noticias, envuelta en una bandera argentina. La misma con la que marchó las diez veces que vino.
Ana María Lucero tiene 59 años, es de Malvinas Argentinas y llegó a Mar del Plata junto a otras diez vecinas autoconvocadas.
“Yo nací combativa, yo nací con memoria. Somos las mujeres que cambiamos la historia” fue otro de los cánticos que retumbaron en otro tramo de la convocatoria. Encolumnadas detrás de una misma bandera, también recorrieron las calles marplatenses varias funcionarias. Estaban juntas: Cecilia “Checha” Merchán, coordinadora del Comité para la la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas; Victoria Montenegro, titular subsecretaría de la Unidad de Coordinación Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres del Consejo Nacional de la Mujer; Estela Díaz, la secretaria de género de la CTA; y las diputadas del Frente para la Victoria, Lucía Portos y Mónica Macha, entre otras que se mezclaban en el colectivo.
“Mar del Plata en contra de la trata, Mar del Plata en contra de la trata”, gritó el mujerío cuando pasó frente al prostíbulo La Posada, clausurado tras la denuncia y el escrache de las organizaciones locales. Una de las marchantes era Alika Kinan, que fue rescatada junto con otras mujeres de un prostíbulo de Ushuaia hace tres años y hoy es querellante contra sus explotadores. Alika fue víctima del sistema prostibulario durante dos décadas. En ese tiempo, estuvo en el burdel marplatense Madaho's. Nunca pensó que podría salir de ahí y denunciar, junto a tantas mujeres, la explotación sexual.
Marina Acosta participó de la caravana. Llevaba un cartel y una remera en homenaje a su hermana Paola y su sobrina Martina.
La tradicional movilización convocada por la Comisión Organizadora, que se hace todos los años antes de las conclusiones, terminó en la rambla junto a la postal de los lobos marinos de fondo. Antes, muchas se desdoblaron camino a la Catedral. Hoy, se elegirá la sede para 2016 y la mayoría de las mujeres volverá a los lugares en los que viven después de haber pasado tres días de formación, reflexión, reclamos y de Encuentro.
MFA/LL