Kevin Hoistacher cumplirá prisión domiciliaria en un hotel hasta el juicio, que será el 15 de octubre. El acuerdo se dio "bajo palabra" y con garantías por escrito del canciller Héctor Timerman. El joven fue detenido en la frontera con Finlandia con un cigarrillo de tabaco mezclado con marihuana. Lo acusan de contrabando.
Kevin Hoistacher, el joven argentino que fue detenido en Rusia por tener un cigarrillo de marihuana, abandonó la cárcel y cumplirá prisión domiciliaria hasta el juicio, que será el 15 de octubre. El abogado de la familia, Fernando Soto, confirmó a la prensa que la liberación de Kevin, de 24 años, se dio "bajo palabra" y con las garantías por escrito del canciller argentino, Héctor Timerman, y la firma en el lugar de detención del cónsul Jorge Zobenica, de que el joven permanecerá alojado en un hotel de la ciudad de San Petersburgo. "Kevin estaba muy contento. Salió con sus padres y sin custodia", contó el letrado.
A partir de ahora, el joven cumplirá prisión domiciliaria en un hotel de San Petersburgo. Estaba en la cárcel desde el 23 de julio, cuando había sido detenido en la frontera con Finlandia –país en el que vive- con un cigarrillo de tabaco mezclado con marihuana. Según relató los perros de la policía detectaron un paquete de cigarrillos. "Uno de ellos tenía dos hojas de marihuana", explicó. Lo acusaron de contrabando de droga, por lo cual podría recibir una condena de hasta siete años de prisión. "Estoy encerrado por un motivo ridículo. Por medio gramo de marihuana me quieren dejar de 3 a 7 años", había escrito en su Facebook.
No es la primera vez que la justicia rusa detiene a un joven argentino. El año pasado, los activistas de Greenpeace Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi estuvieron detenidos dos meses acusados de piratería y vandalismo.
Kevin Hoistacher es un estudiante que vive con su esposa en la ciudad de Tampere, en Finlandia. Fue detenido el 23 de julio cuando regresaba de Rusia a Finlandia en su auto, luego de haber dejado a un amigo en el aeropuerto de San Petersburgo. Fue interceptado en un control caminero en la ciudad rusa de Vyborg, cerca de la frontera de ambos países, y tras requerirle el documento -que era argentino, nuevo y no tenía sellos previos- los agentes aduaneros lo demoraron para analizar si sus papeles estaban en regla.
La Policía requisó el auto con perros y encontró un cigarrillo que tenía en su interior tabaco y unas hojitas de marihuana. Kevin fue detenido. "Pareciera ser que le encontraron una pequeña cantidad de marihuana, de 1,1 gramos, una cantidad ínfima. Pero la ley rusa pena la tenencia de marihuana y no establece cantidad mínima", explicó el cónsul Jorge Zobenica. El funcionario añadió que “como el hallazgo se produjo en la frontera la Justicia caratuló la causa como contrabando, a pesar de que es ilógico pensar que podía contrabandear tan solo un gramo de marihuana”.
Kevin permaneció detenido en una dependencia policial de Vyborg y el 28 de julio fue trasladado a la prisión de San Petersburgo. La familia y el cónsul aspiran que en el marco de la investigación judicial, que fue encomendada al Servicio Federal de Narcotráfico ruso, el abogado de Kevin pueda demostrar que no existió el contrabando y se le atribuya el delito de tenencia, que prevé entre 3 y 6 meses de prisión y admite una excarcelación bajo fianza.
Mediante la página de Facebook "Liberen a Kevin", su familia pide apoyo y, a quienes puedan, que la ayuden a reunir dinero para un eventual pago de fianza, que estima en 18.000 dólares.
"Estoy preso en Rusia. Ayudame a salir! Por medio gramo de marihuana me quieren dejar de 3 a 7 años. Se necesitan 18 mil dólares para poder salir. Kevin Hoistacher", dice el pedido realizado mediante la red social.
Kevin empezó a escribir un diario en prisión que fue publicado en Facebook. "En momentos como este pienso cuánto desvaloricé mi libertad, cómo desvaloricé mis viejos, mis amigos, señora, y por sobre todo mi madre", afirmó el muchacho. Sobre su detención, dijo que se produjo cuando al llegar a la frontera entre Rusia y Finlandia, le revisaron el pasaporte en la Aduana y como era nuevo y no registraba sus anteriores ingresos, pensaron que era "falso".
Allí relató, también, que en la cárcel había "perdido la noción del tiempo", ya que no podía tener reloj ni básicamente nada, y que en el calabozo, el primer día, se la pasó durmiendo "para no tener hambre ni sed". Luego, contó que le acercaron alimentos y "paquetes de cigarros para calmar los nervios", aunque un oficial le dijo que esa cárcel "es un una mierda” y si molesta “lo van a dejar inconsciente a golpes”.