Están acusados por el secuestro y torturas contra Carlos Raúl Príncipi, Rodolfo Oscar Maisonave y Ana María Germani. Estaban presos en distintas cárceles federales de la provincia o con arresto domiciliario en varias provincias del país.
Desde la llegada del juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla, al juzgado federal 1 de Bahía Blanca, las investigaciones judiciales que estaban cajoneadas recobraron impulso y los sospechosos que habían quedado flotando en el limbo de la indefinición judicial —algunos habían sido incluso indagados— ahora tienen una situación clara. Fueron procesados 21 ex militares por el secuestro y las torturas contra Carlos Raúl Príncipi, Rodolfo Oscar Maisonave y Ana María Germani, hechos por los que la mayoría habían sido indagados por el juez subrogante Santiago Ulpiano Martínez sin ninguna definición posterior de su situación procesal.
El juzgado debió rastrearlos por todo el país: los ex militares, ya procesados o condenados por otros crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la órbita del V Cuerpo de Ejército —dos tramos de esa causa ya tuvieron un juicio oral—, estaban presos en distintas cárceles federales de la provincia, con arresto domiciliario en varias provincias del país, y algunos como Jorge Norberto Igounet, Antonio Miguel Seghighi, y Ricardo Baccini fueron desvinculados provisoriamente de la investigación con una medida de falta de mérito.
En noviembre de 2013, los ex coroneles Walter Bartolomé Tejada, Hugo Jorge Delmé, Carlos Alberto Taffarel, Alejandro Osvaldo Marjanov, Jorge Enrique Mansueto Swendsen y Norberto Eduardo Condal, los ex tenientes coroneles Guillermo Julio González Chipont, Raúl Oscar Otero y Jorge Horacio Granada, el ex suboficial mayor Víctor Raúl Aguirre, el sargento Pedro Cáceres, el ex penitenciario Andrés Reinaldo Miraglia, y los ex militares Gabriel Cañicul, Arsenio Lavayén, Raúl Artemio Domínguez y Andrés Desiderio González fueron detenidos y luego indagados por el secuestro ilegal de Príncipi, y la pareja que formaban Maisonave y Germani. Pero nunca se los había procesado ni dictado la falta de mérito por ello.
El ex coronel del Ejército Hugo Jorge Delmé.
Los procesados son veinte ex coroneles, tenientes coroneles, suboficiales mayores, capitanes, sargentos, y el ex oficial del Servicio Penitenciario bonaerense Andrés Reinaldo Miraglia. Sus tres víctimas tienen una cualidad importante que les permitió identificar centros clandestinos de detención y unir los nombres con los rostros de sus torturadores: no sólo sobrevivieron al cautiverio, sino que estuvieron secuestrados por largas temporadas y luego fueron “blanqueados” en cárceles comunes a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. “Por eso sus testimonios demuestran una gran responsabilidad institucional”, agrega la misma fuente.
Carlos Príncipi el mediodía del 26 de febrero de 1977 cuando caminaba por la calle, por una patota de civil. Lo subieron a un auto a los golpes y lo llevaron al centro clandestino que se conoce como “La Escuelita”, en esa ciudad del sur. Pasó quince meses en ese pozo, sometido a interrogatorios bajo tortura, “submarino”, golpizas feroces, gritos y agresiones constantes. Estaba aislado del resto de los cautivos, inmovilizado, vendado, estaqueado. Sus verdugos se burlaban de que habían matado a su compañera Patricia Acevedo, que vivía con él.
El ex coronel del Ejército Walter Bartolomé Tejada.
En abril de 1978 se lo llevaron del inframundo en camioneta hasta la Unidad Penitenciaria n° 4 de Villa Floresta. Allí no fue la panacea: siguió aislado, sin poder contarle a su familia que estaba vivo, lo sometieron a un “simulacro de juzgamiento” que llevó a cabo el Consejo de Guerra Especial Estable del Comando V Cuerpo. Finalmente lo trasladaron a la Unidad Penal N° 21 de Ezeiza, desde donde recuperó su libertad en diciembre de 1982.
El 6 de julio de 1977 un grupo de personas armadas, vestidas de civil, entró a la casa de Hipólito Irigoyen nº 1451, donde vivían Rodolfo Oscar Maisonave y Ana María Germani. Además de pareja, eran militantes sociales y universitarios. Los subieron a autos distintos y los llevaron a la “Escuelita”. Con ellos secuestraron a Silvia Aylén, que tenía un año y cuatro meses y pasó aquella noche en el chupadero. Al día siguiente la dejaron en la casa de sus abuelos. Las primeras veces que torturaron a Maisonave con picana eléctrica, escuchó que su hija estaba en una sala contigua.
El ex coronel del Ejército -y abogado- Jorge Enrique Mansueto Swendsen.
Germani fue alojada en una casilla rodante o vagón ubicado en el predio de “La Escuelita”, donde estuvo sola y tabicada. Estuvo con su hija y la custodia de los guardias. Cuando se llevaron a la beba, empezaron los interrogatorios con corriente eléctrica y los tormentos con connotación sexual. Volvió a encontrarse con su esposo unos días después, en el Batallón de Comunicaciones n° 181.
Después de un Consejo de Guerra, los dos fueron trasladados a cárceles comunes. Maisonave fue llevado a la Unidad Penitenciaria nº 6 de Rawson, en Chubut, y luego reintegrado a la Unidad de Villa Floresta. Germani se quedó en la UP 4 hasta que la trasladaron a la Unidad Nº 2 de Villa Devoto, para regresarla finalmente a la UP 4. La pareja siguió presa incluso en democracia: fueron liberados el 14 de junio de 1984. Ahora, por sus padecimientos, hay 21 represores procesados.
LB/PW