La Cámara Federal de Apelaciones de Paraná revocó una falta de mérito y procesó a Miguel Alberto Torrealday, uno de los fundadores del Instituto Privado de Pediatría de Paraná. Es por la supuesta sustracción y supresión de identidad de los hijos mellizos de los militantes desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela. Sabrina Gullino Valenzuela Negro recuperó su identidad en 2008. Ella y su familia siguen buscando a su hermano.
El Instituto Privado de Pediatría (IPP) de Paraná es uno de los más prestigiosos centros médicos de Entre Ríos. A Miguel Alberto Torrealday, uno de los fundadores, la comunidad local lo conoce no sólo por ser el jefe de Neonatología: su apellido está vinculado, también, a la política. En un juicio por lesa humanidad de 2011, empleados y enfermeras del IPP dijeron que cumplió un importante rol en la atención y tratamiento de dos bebés nacidos en el Hospital Militar. A los pocos días de dicha audiencia, se precipitó la caída: fue separado del cargo como asesor del Ministerio de Salud de Entre Ríos. El médico fue investigado por delitos de lesa, pero la justicia le dictó la falta de mérito. Sin embargo, ahora la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná revocó el fallo y Torrealday quedó procesado por la sustracción y supresión de identidad de los hijos mellizos de los militantes desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela. Una de ellas, Sabrina Gullino Valenzuela Negro, recuperó su identidad en 2008, y los familiares siguen buscando a su hermano.
“Están las pruebas que determinan su responsabilidad en la clínica como jefe de personal y jefe de las atenciones médicas. Él dice que no sabía, pero miente. Es imposible no haya conocido lo que estaba pasando con la apropiación de los mellizos”, dijo a Infojus Noticias Sofía Uranga, abogada querellante de H.I.J.O.S. Paraná.
Torrealday es uno de los cuatro dueños del Instituto Privado de Pediatría (IPP) y se sospecha que, en la última dictadura, tuvo vínculos estrechos con los represores. La investigación es un desprendimiento de la causa Hospital Militar de Paraná, en la que se investigó el funcionamiento de una maternidad clandestina. “La resolución de la Cámara desmorona el argumento de que esa clínica privada era abierta y cualquiera podía llevarse un niño como en un autoservicio", enfatizó Uranga al cuestionar al médico, que siempre afirmó no tener ningún conocimiento de la internación del mellizo varón en el IPP.
Los mellizos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela ingresaron al instituto privado en marzo de 1978, pero Torrealday argumentó no recordar nada porque el IPP era una institución de puertas abiertas y cada médico podía internar allí a sus pacientes sin que él y sus socios lo supieran. El 27 de marzo de 1978 los mellizos fueron dados de alta del IPP y entregados a personas que no eran sus padres ni personas autorizadas para retirarlos. La melliza mujer recuperó su identidad como Sabrina Gullino Valenzuela Negro, luego de haber sido abandonada en un orfanato de Rosario y adoptada legalmente por la familia Gullino, pero el varón continúa desaparecido.
El testimonio que abrió el camino fue el de una enfermera del IPP que reveló la presencia de un recién nacido proveniente del Hospital Militar que se encontraba "aislado" en la sala de neonatología "en una incubadora de emergencia que se utilizaba para chicos en riesgo" y que en la tarjeta de identificación decía NN. Según dijo, "el que le daba atención era el doctor Torrealday" y cuando preguntó por qué el bebé no tenía nombre éste le dio una respuesta confusa como para conformarla. En rigor, el nombre del pediatra apareció en varios testimonios en el juicio de 2011, ya que varias enfermeras admitieron que sabían que los recién nacidos venían derivados del Hospital Militar y que su madre era una detenida política. Se trataba, en efecto, de Raquel Negro. Por el contrario los propietarios del instituto privado contestaron con evasivas y el propio Torrealday se encargó de ocultar lo que sabía.
“Sabemos que Sabrina estuvo 23 días en el IPP anotada con el falso nombre de Soledad López y al varón lo tuvieron 17 días anotado como N.N. y ahora la justicia debe comprobar cómo fue el pasaje de Hospital Militar a la clínica y cómo se dio la apropiación ilegal. Queremos ir por el resto de los médicos y de los dueños de la clínica, pero procesar a Torrealday tiene un impacto grande en la ciudad porque se trata del primer civil imputado por delitos de lesa humanidad”, precisó Uranga, quien también puso el foco en la responsabilidad ética de la clínica.
Los argumentos
El tribunal integrado por Daniel Edgardo Alonso, Mateo Busaniche y Cintia Gómez resolvió hacer lugar a los recursos de apelación interpuestos por la fiscalía y las querellas en contra de la falta de mérito que había otorgado el juez Leandro Ríos. En el nuevo fallo, la Cámara decretó el procesamiento de Miguel Alberto Torrealday por considerarlo “prima facie y por semiplena prueba, partícipe secundario de los delitos por los que fuera indagado”.
Torrealday fue procesado, entre otras pruebas, por su rol de conductor del Instituto Privado de Pediatría, la clínica de calle España de Paraná donde estuvieron internados Sabrina y su hermano mellizo luego de haber nacido en el Hospital Militar estando Raquel Negro secuestrada. Las pruebas consideran que, como autoridad máxima, coordinó el ingreso irregular de los mellizos, permitió su estadía y supo de la entrega a personas ajenas a la familia.
Se consideró, además, que el jefe médico no dio aviso de aquella situación irregular a la Justicia de Menores, sino que con su conducta hizo, según la acusación,” un aporte importante para que el plan de sustracción de los mellizos y la sustitución de sus identidades se ejecutara con éxito”. El caso quedó a las puertas de un próximo juicio.
Desde H.I.J.O.S aclararon una diferencia sobre el fallo de la Cámara de Apelaciones. “Nuestra posición es que Torrealday no fue un mero partícipe secundario en los hechos. Consideramos que su actuación fue clave y necesaria para que los bebés fueran atendidos en el IPP hasta el momento de ser entregados a quienes terminarían de concretar el plan de desaparecerlos”, expresaron en un comunicado. Los fiscales José Ignacio Candioti y Mario Silva, que habían solicitado su primer procesamiento, apoyaron el pedido de los organismos de derechos humanos por considerarlo como autor o partícipe necesario de los hechos.
El itinerario de los mellizos cautivos
Raquel y Tulioa fueron secuestrados el 2 de enero de 1978 en Mar del Plata y trasladados a la Quinta de Funes, un centro clandestino de Rosario. Con ellos estaba Sebastián, el hijo de Raquel, que tenía un año y ocho meses. Ella estaba embarazada de los mellizos.
Cuando se aproximaba la fecha de parto, Raquel fue internada en el Hospital Militar de Paraná, con el nombre de “María Amarilla” y como sobrina del represor Leopoldo Fortunato Galtieri. Habría dado a luz el 3 de marzo y el parto fue atendido por médicos que no pertenecían al nosocomio, según refirió una enfermera. Tras dar a luz al varón, la madre lo arropó durante unos instantes hasta que unos hombres se lo llevaron; luego nació la nena. Enseguida los mellizos fueron internados como NN en la sala de terapia intensiva, porque supuestamente presentaban problemas respiratorios y cardíacos, y luego fueron derivados al IPP. Por el tratamiento médico, según consta en los libros de la clínica, se pagó un costoso servicio.
Esa misma noche la beba fue dejada en el Hogar del Huérfano, un convento ubicado en las afueras de Rosario, y luego dada en adopción legal a la familia Gullino, de Ramallo. Dos integrantes del grupo de tareas rosarino que había secuestrado a la pareja en Mar del Plata, Walter Pagano y Juan Daniel Amelong, se encargaron del traslado.
Durante el juicio "Hospital Militar", que investigó la sustracción de los mellizos, los represores sostuvieron la versión de que el varón había fallecido e inclusive así lo manifestaron también los médicos que los atendieron en el Hospital Militar. Pero durante el juicio contra los integrantes de la patota del Destacamento de Inteligencia de Rosario, las enfermeras robustecieron la hipótesis de que ambos estaban bien de salud y de la investigación surgió también que los servicios de atención e internación de los mellizos en la clínica privada fueron abonados por el Hospital Militar.
JMM/RA