“No es que ningunee la impunidad pero necesitamos que no se nos muera nadie más", dijo un sobreviviente de la tragedia a Infojus Noticias. Está preocupado por el anuncio del vicepresidente de la Legislatura Porteña que dijo que en febrero se dejarían de pagar los subsidios a más e 1700 personas, previstos en la Ley de Reparación Integral.
Hace diez años que República Cromañon se prendió fuego. Los familiares de las víctimas y los sobrevivientes no dejaron de movilizarse, de impulsar –con todo su dolor a cuestas- los engranajes judiciales y políticos. Su vida comenzó a transitar entre dos mundos: la lucha contra la impunidad y cómo seguir viviendo después del incendio donde perdieron familiares y amigos. Pero ahora, que en dos meses se revisarán las condenas de la causa judicial donde se juzgó lo que ocurrió en esa noche trágica, muchos de ellos creen que deben ocuparse de continuar con sus vidas. Los suicidios y las muertes por problemas oncológicos se suman a los fantasmas que comenzaron a cargar aquella noche del 30 de diciembre de 2004 donde muerieron 194 personas.
“Hoy me preocupa más qué va a hacer el PRO y Cristian Ritondo con la Ley de Reparación que el desarrollo de la causa judicial. Eso tiene su curso y a nosotros se nos siguen muriendo pibes y familiares: 11 se suicidaron y 25 padres y madres se murieron por problemas oncológicos, se murieron de tristeza”, dijo Facundo Nívolo, que se desmayó en Cromañón y se despertó en una cama en el Hospital Penna.
La preocupación de Nívolo, como de muchos de los integrantes de la Coordinadora Memoria y Justicia por Cromañón, es que se concrete el anuncio del vicepresidente de la Legislatura de la Ciudad, quien dijo que desde febrero no se pagarían más subsidios a los sobrevivientes y familiares de Cromañón. Se trata de más de 1700 personas que tienen una cobertura asistencial que debería haberse convertido en “integral” desde la sanción de la ley, que fue aprobada por unanimidad en la Legislatura porteña.
La norma, publicada en el Boletín Oficial en noviembre de 2013, establece la “reparación integral” a las víctimas sobrevivientes y familiares de víctimas fatales de "La Tragedia República de Cromañón". El concepto de integral incluye “el restablecimiento de sus condiciones psicológicas, físicas, sociales, educacionales y laborales” y plantea, además, un trabajo coordinado entre los ministerios de Trabajo, Salud y Desarrollo Social.
“La ley es muy importante porque necesitamos atención en salud mental, controles neumonólogicos y tratamientos de oncología. Todo eso se debería coordinar mediante una Comisión de Seguimiento pero eso no funciona. Y ahora dicen que van a cortar los subsidios. Eso es lo que nos está preocupando ahora. Lo que ocurra con Callejeros es un tema judicial y discutir sobre eso nos dividió antes. Nosotros tuvimos que correr ese tema para lograr esta ley y poder seguir adelante”, repitió Nívolo, de 28 años.
En estos últimos diez años, Nívolo se convirtió en reportero gráfico y sale siempre con su cámara de fotos. Hace fotos para trabajar y, también, para expresar lo que no puede poner en palabras. “No es que ningunee la impunidad pero necesitamos que no se nos muera nadie más. Hay muchos pibes que no pueden levantar cabeza, que están hechos mierda, y lo mismo le pasa a muchos padres”, insistió y dijo que “la ley porteña debería tener una continuidad en una ley más federal porque el 60 por ciento de los sobrevivientes son del conurbano bonaerense”.
El psicólogo social Alfredo Moffat también planteó la necesidad de hacerle espacio “al duelo que fue tapado por la bronca”. Explicó que “la rabia es una forma de disminuir la depresión y eso impide elaborar el duelo, y es una forma natural de salir de la tristeza”.“Todavía hay que usar procedimientos de la ayuda psicológica para poner la historia del muerto querido en el corazón. Hay que trabajar elaborando la pena. Para que puedan decir ‘sí se murió, pero está vivo en mi corazón’”, agregó.
El padre de Lautaro Blanco, Pablo, tampoco quiere centrar su pelea en qué ocurre con Callejeros. Consideró que tienen “responsabilidad social pero no penal” y tiene una visión favorable a su absolución. Le preocupa también que “el Estado tenga una visión general y que no se preocupe por cada caso”, y cree que lo principal es “recuperar la memoria desde lo bueno, desde lo espiritual, desde lo mejor que tenían los chicos”. Por eso pintó un mural frente al colegio donde iba Lautaro, la Escuela Normal 5, en Arcamedia al 700, en Barracas. Lo hizo junto a su familia y los alumnos. Allí también fue su hija Mailín, quien logró sobrevivir. “Los dibujos los eligieron los chicos, quisieron ponerle muchos colores, zapatillas que siguen caminado, una imagen del ave fénix y una frase del cantante de Gardelitos: ‘Tiempo de transformar el dolor en poesía, que la música sea guía de lo que vendrá’”.