Luis Carlos Aiello Ginanson decía que era "empresario de la noche". Había cumplido una pena de seis años de prisión por prostitución de menores. Y el año pasado lo detuvieron por captar mujeres para explotarlas sexualmente. Ahora pagó una fianza y lo liberaron.
Conocido como “el amigo de los famosos”, Luis Carlos Aiello Ginanson se arrogaba un solo mérito: el de estar cerca de figuras del espectáculo como Andrés Calamaro, Alejandro Fantino, "Cacho" Rubio o con vedettes y modelos. Pronto, sin embargo, su figura quedó desenmascarada: había cumplido una pena de seis años de prisión por prostitución de menores, tras una condena en 2002. En noviembre del año pasado recibió una nueva denuncia en su contra y fue detenido por la Policía Metropolitana. La justicia volvió a acusarlo por un hecho gravísimo: captar mujeres para explotarlas sexualmente. Pero pagó una fianza de 5 mil pesos y ayer recuperó la libertad. Lo decidió la sala I de la Cámara Federal, que concedió el beneficio a pesar de confirmar la posible comisión del delito en uno de los hechos.
El fallo, firmado por los camaristas Eduardo Freiler y Jorge Ballestero, explicitó lo siguiente: "El encierro preventivo de una persona es una medida de carácter excepcional que sólo puede estar justificada cuando su libertad implique un peligro cierto que impida la realización del proceso". La Cámara le dictó la falta de mérito en otro de los hechos investigados y lo sobreseyó en otro por falta de pruebas. No obstante, confirmó la investigación por la denuncia formulada por la joven Valeria Marisel Gallardo, de 18 años, quien el 16 de mayo de 2013 denunció a Aiello Ginanson por extorsión y secuestro.
Gallardo subió un video a You Tube donde se muestra junto a otra joven de nombre Rocío en el departamento de Aiello Ginanson. En las imágenes, se escucha a Rocío angustiada reclamándole a Carlos que le devuelva sus documentos. Gallardo le contó al fiscal de instrucción Federico Delgado –la causa quedó a cargo del juez Julián Ercolinien- que “el amigo de los famosos” la contactó por un trabajo doméstico, pero en persona le dijo que la quería como secretaria. Aiello Ginanson le ofreció una copa de champagne y ella se quedó dormida tras beber unos sorbos. Supuestamente, la habría drogado. Al día siguiente, se despertó con mucho dolor de cabeza en la cama del departamento junto a Rocío. Escapó minutos después. Con respecto a Rocío, Gallardo manifestó que ésta decía que Carlos le había retenido el documento de identidad y, a su vez, observó que tenía marcas en sus brazos.
A partir del testimonio de Gallardo, la fiscalía inició una investigación y se observó -a partir de las escuchas telefónicas, la información que subió el acusado a internet y las tareas de campo realizadas- que Aiello Ginanson continuó en el mismo sendero de engaño y "seducción" de las chicas que se contactaron con él, ilusionadas en conseguir un trabajo. La mayoría de las chicas son pobres, solteras y sin hijos, tienen entre 18 y 25 años, y manifestaron urgencias económicas. Según la causa, una vez que captaba a las jóvenes, retenía sus documentos y las "invitaba" a vivir en su casa. Según las escuchas telefónicas, también reclutaba jóvenes en Paraguay.
El fiscal Delgado dijo que “el amigo de los famosos” realizaba convocatorias exclusivas para mujeres y rechaza solicitudes de hombres. Las mujeres se contactaban con él a través de los avisos que publicaba tanto en diarios como en diversas páginas de internet, ofreciendo todo tipo de trabajos: secretarias, recepcionistas, empleadas de limpieza con cama, promotoras, viajantes. El hombre decía tener un alto poder adquisitivo y conocer “contactos” de Europa. Era su pantalla perfecta: la investigación tiene acumuladas pruebas para avanzar en un procesamiento por posible trata de personas y explotación sexual. Aiello Ginanson no actuaba solo. La fiscalía tendría identificados a por lo menos tres cómplices.
“Aiello Ginanson finge llevar una vida económicamente acomodada, que le permite disfrutar de los espacios de diversión que ofrece la noche de la ciudad. Incluso alimenta su capital simbólico con algunas tácticas. Por ejemplo, se muestra con algunas figuras que protagonizan el entorno de los espectáculos. Y además las extorsiona sentimentalmente, diciendo que tiene enfermedad terminales para que se compadezcan con él ", advirtió Delgado.
Aiello Ginanson representa un signo de época sobre los vínculos tecnológicos. De cómo un perfecto desconocido obtiene los famosos quince minutos de fama con una vulgar virtud: la de exhibirse al lado de los famosos. Y esconde su peor cara en las sombras. Internet era su punta de lanza. En las redes sociales publicaba fotos con periodistas como "Cacho Rubio", se jactaba de ser amigo de famosos, contaba experiencias en boliches swingers y se mostraba sin ningún pudo con las mismas jóvenes por las que fue acusado de explotarlas sexualmente. Algunos de sus supuestos “amigos”, como Rubio, acumulan denuncias semejantes. El periodista fue denunciado por la organización contra la trata "La Alameda" a raíz de una filmación que lo mostraba conduciendo el supuesto "remate" de una mujer en un prostíbulo VIP.
La otra cara de Aiello Ginanson era mostrarse como vendedor de antigüedades. Fiel a su estilo, exhibía “joyas de anticuario”, como las llamaba, a una serie de objetos. En las fotos, dejaba dos teléfonos celulares que están fuera de servicio. Ese dato no es el que más desvela al fiscal Delgado. Ante la reciente libertad del “amigo de los famosos”, su mayor preocupación es que no vuelva a repetir el mismo delito por el que cumplió condena y por el que lo imputaría en las próximas semanas.