La defensa de los tres acusados reiteró que ignoraban el origen de la joven apropiada y pidió la absolución. Florencia fue entregada por un médico militar a otro médico, que fue quien la crio. Ambos compartían la guardia de un sanatorio de la UOM.
El alegato de la defensa de los tres acusados en el juicio por la apropiación de Florencia Laura Reinhold Siver ratificó todo lo que ellos habían dicho durante la instrucción de la causa: que no sabían nada del origen de la joven, ni lo que pasaba en el país durante la última dictadura cívico–militar. El abogado Luis Antonio Sasso, que defiende a Juan Carlos Lavia, Susana Serafina Marchese, y Francisco Vicente De Luca, alegó ayer ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 en la anteúltima audiencia del debate, y pidió la absolución de los tres. El lunes por la mañana los imputados tendrán la oportunidad de decir las últimas palabras y al mediodía se conocerá el veredicto.
Florencia Laura Reinhold Siver recuperó su identidad el 2 de agosto de 2011. Ese día un análisis de ADN confirmó que era hija de Marcelo Reinhold y Susana Siver, dos militantes de la JUP-Montoneros secuestrados en agosto de 1977 y trasladados a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). El cuerpo de Marcelo apareció adentro de un auto calcinado, al costado de la Panamericana, en noviembre de ese año. Susana siguió detenida y en enero de 1978 fue trasladada al Hospital Naval, donde le practicaron una cesárea.
Los primeros días después del nacimiento Susana y la beba estuvieron juntas. Ella la llamó Laura y la apodó “Lauchita”, porque era muy chiquitita. Todo eso lo recordó Florencia durante su testimonio en el juicio, que fue el primero en escucharse. Lo supo por testimonios de sobrevivientes del cautiverio de su mamá. Poco después fueron separadas. Florencia fue entregada, por el médico militar, Aldo Clemente Chiappe a Lavia y Marchese, el matrimonio de civiles que la apropió y crio como propia.
Según el testimonio de Lavia, un médico cirujano de 70 años, Chiappe era su compañero en una guardia en el sanatorio de la UOM en Haedo, y al saber que él y Marchese no podían tener hijos, le ofreció una “una criatura que habían dejado en el hospital Naval de La Plata”: “A los pocos días me entregó a la nena de menos de un mes”. Agregó que la entrega fue en una calle del barrio de Belgrano. El testimonio de Lavia fue en la etapa de instrucción porque durante el debate se negó a hablar. Lo mismo sucedió con Marchese que, en esa misma etapa, se remitió a presentar un escrito donde compartía los dichos de su marido. De Luca, un médico amigo de Lavia, fue quien se ofreció a firmar el acta apócrifa del nacimiento de la beba.
Florencia Laura siempre supo que era adoptada, pero recién a los 21 años Lavia le dijo que podía llegar a ser hija de desaparecidos. Para De Sasso, allí terminó el delito que estaban cometiendo presuntamente sin saberlo.
Durante su alegato, el abogado defensor recalcó que ni el matrimonio ni el doctor sabían del terrorismo de Estado, de desapariciones, de robo de bebés, señaló hoy el diario Página/12. Y agregó que para que haya dolo, debe existir conocimiento sobre lo que se está haciendo, sobre el delito, “algo que va contra todos los precedentes en materia de lesa humanidad”, detalló el fiscal de juicio, Miguel Palazzani al matutino.
Fiscalía y querella, a cargo de Abuelas de Plaza de Mayo, alegaron el lunes y coincidieron en pedir 10 años de prisión para Juan Carlos Lavia y 8 para su esposa, Serafina Susana Marchese, el matrimonio de civiles que se apropió de Florencia. Para Francisco Vicente De Luca, el médico que firmó la partida de nacimiento apócrifa, la querella pidió 6 años y medio de prisión y la fiscalía, 7. Fue por considerarlos coautores y partícipes necesarios de los delitos de apropiación, retención y ocultamiento de la joven cuando era una beba recién nacida, la alteración de su estado civil y la falsificación ideológica de documentos públicos. Y ayer hicieron su descargo frente a los jueces Oscar Hergott, Adriana Palliotti y Daniel Obligado por los argumentos de la defensa.
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