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Infojus Noticias

16-11-2015|0:28|#Elecciones2015 Nacionales
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En la Facultad de Derecho, de la Universidad de Buenos Aires

Scioli – Macri: un debate con final abierto

Los candidatos a presidente del Frente para la Victoria y Cambiemos discutieron propuestas de gobierno en torno a cinco ejes. Diferencias de contenido y estilo, de cara al primer balotaje de la historia argentina.

  • Télam
Por: Infojus Noticias

Un millón ochocientos mil tweets, dijo Rodolfo Barilli, uno de los moderadores del primer debate presidencial argentino, al cerrar la primera discusión televisada entre los dos candidatos a presidente que se disputarán la conducción del país el próximo 22 de noviembre. El dato señalado por el periodista contribuye a pensar en la dimensión y el impacto que tendrá el intercambio entre Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, y Mauricio Macri, de la alianza Cambiemos, de cara a los votantes. La arena de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires –donde tuvo lugar el encuentro, organizado por Argentina Debate– todavía está caliente; medir la temperatura, en esta instancia, es como mínimo preliminar.

Sin embargo, el show dejó ciertas señales para analizar.

A puro marketing. A Mauricio Macri le tocó hablar primero. Sus exposiciones parecieron empaquetadas para la ocasión. Mantuvo un perfil publicitario, se amparó en la alegría y el cambio, esquivó el contenido, abogó por la apariencia. Desnudó parte de su disfraz: la soberbia primó en el intercambio con su competidor.

A vos, trabajador. Daniel Scioli tuvo un objetivo constante: dialogar con el público, con los empleados y los jóvenes, con las mujeres y las familias. Se mostró defensor de los asalariados, propulsor de la escuela pública y la investigación científica, garante de un Estado presente y del desarrollo a futuro, sobre la base de los derechos conquistados.

Cambio versus continuidad. En el intercambio, el jefe de Gobierno porteño concentró sus críticas en la figura del kirchnerismo. Scioli le opuso una discusión hacia delante: remarcó la diferencia de modelos en pugna y apostó por erigirse como conductor de las políticas que vienen. Macri definió su cambio desde la “escucha” y la convocatoria al trabajo colectivo; denunció a Scioli como su exégeta pero evitó precisar las ideas que nutrirían sus equipos. No tuvo imagen de conductor; más bien, hizo un mix entre el patrón de estancia y el gerente canchero. Scioli, de gestos más acartonados, subrayó las contradicciones de su competidor, mencionó las leyes a las que Macri se opuso o vetó y visibilizó algunas de sus políticas, como la Ley de Fertilización Asistida.

Los tiempos. Al candidato del Frente para la Victoria le costó cumplir con los segundos convenidos; mejor manejo de las cámaras y sus reglas exhibió Macri, de la  mano de su liviandad de discurso.  

Del bloque al mundo. La mirada sobre el mundo ocupó pocos minutos del debate. Macri no se alejó del discurso sostenido por las derechas latinamericanas, con la crítica focalizada en la situación venezolana. Scioli remarcó sus encuentros con los líderes de la región, los vinculó con inversiones a futuro y los ponderó neurálgicos para el posicionamiento de la Argentina y su inserción en el mundo.

Economía para todos. La oposición entre las visiones de Scioli y Macri ancló fuerte en cuestiones económicas. Del trabajo a los subsidios y paritarias, de la devaluación al ajuste, de los precios a la inversión para el desarrollo. “¿Quién va a pagar los costos?”, le preguntó Scioli a Macri. El jefe de Gobierno porteño evitó respuestas. Una nueva ley de coparticipación y la baja de ganancias estuvieron entre las propuestas sciolistas. Una mención a la conectividad entre rutas ferroviarias y puertos y un proyecto para el norte del país se incluyeron en el libreto macrista; también la falta de confianza en el país y la necesidad de recuperarla para atraer inversiones. 

Agenda de la seguridad. El narcotráfico y el rol de las fuerzas de seguridad se ubicaron entre los tópicos fuertes del debate. En una semana en la que la Policía Metropolitana volvió a protagonizar un caso de gatillo fácil –Lucas Cabello, un pibe de 20 años de La Boca, se encuentra internado grave en una clínica luego de recibir tres tiros por parte de un agente–, Macri defendió la conformación de la Metropolitana y su profesionalismo. Scioli remarcó que la seguridad ciudadana se vincula con la prevención, con más recursos humanos y tecnología para las fuerzas de seguridad y la continuidad de las políticas de inclusión. Dijo que tendría tolerancia cero con el narcotráfico, que blindaría las fronteras y que sumaría radares. Habló de la trata como nueva forma de esclavitud y del compromiso con el colectivo Ni una Menos. Sostuvo que las policías locales debían rodearse de autoridad y legalidad. Diferenció la lucha contra la droga y la consideración de los narcos como criminales de la vida del adicto y su tratamiento desde la concepción de la enfermedad. Inmortalizó una pregunta a Macri: “Si vos no pudiste resolver el tema de los trapitos, ¿en serio creés que podés resolver el narcotráfico?”.

El final quedó abierto. Macri aseguró que llamará al diálogo, respetará la división de poderes y no se llevará adelante “la justicia ni los medios”. Llamó a un “hacer juntos”, “aprender de nuestros errores y aciertos”, tener un presidente “que hable menos y escuche más” y vivir mejor “con trabajo y humildad”. Mostró una agenda del “deber ser”.

“Sé interpretar al pueblo”, precisó Scioli y dijo escuchar y comprender las preocupaciones de otros votantes, como los de Sergio Massa, Adolfo Rodríguez Saá, Margarita Stolbizer, Nicolás Del Caño. Además, rescató ideas del Papa Francisco y volvió a insistir con el engaño de su contrincante.  “No nos volvamos a arrodillar”, pidió.

¿Quién ganó?, es la pregunta del millón. En una semana, se conocerá la respuesta.

LL

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