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Grecia continúa sin actividad bancaria y hoy debe pagar un vencimiento por 1.500 millones de dólares al FMI. Antes de ayer el gobierno de Alexis Tsipras anunció un control de capitales que durará hasta el 6 de julio, un día después del referéndum en el que el pueblo helénico decidirá si acepta o no las medidas de ajuste exigidas por el Banco Central Europeo, el FMI y la Comisión Europea para extenderle los plazos de pago. La convocatoria, respaldada por el Congreso, fue cuestionada por Alemania y Francia, que comandan la Unión Europea (UE).

La medida, que impuso un límite de extracciones bancarias de 60 euros pero no alcanza a las jubilaciones, llegó después de 5 años de crisis y ajustes económicos. Con sus matices, el corralito a la griega evidencia algunos rasgos comunes con la medida impuesta por el gobierno argentino en la crisis del 2001, previo al estallido social y político del 19 y 20 de diciembre.

Volver al Dracma para salir del drama

Tsipras impuso el control de capitales por  recomendación del Banco Central de ese país, luego de la masiva corrida bancaria en la que más de 400 millones de euros salieron del sistema bancario. Al igual que en la Argentina de la década del '90, en el que el peso se mantuvo atado al dólar, Grecia no controla la moneda en la que está nominada su deuda externa. Actualmente, y tras cinco años de ajustes y medidas neoliberales, la deuda del país europeo supera el 180% del PBI nacional.

“Cuando Grecia adopta el Euro en lugar del Dracma -su moneda anterior-, cede la política cambiaria al Banco Central Europeo”, explicó a Infojus Noticias  el economista Alejandro Robba. “La única forma que tiene de devaluar es salirse del euro como nosotros nos salimos del dólar. Dracmatizar al igual que nosotros pesificamos”, sostuvo.

Endeudarse para pagar deudas

La dificultad del gobierno griego para obtener euros para afrontar los pagos obligan al país a renegociar sistemáticamente la deuda con intereses crecientes. El financiamiento para cancelar las deudas griegas, surge del Banco Central Europeo, que aporta euros. En el caso argentino, la principal fuente de financiamiento fue el Megacanje, la operación financiera diseñada por el entonces ministro de Economía de la Alianza, Domingo Felipe Cavallo, y el ex estadounidense David Mulldorf. Esta maniobra, implementada en 2001, acrecentó en 55 mil millones de dólares la deuda nominal del país.

“La incapacidad de tener ingresos propios para pagar las deudas, tanto en el caso argentino como en el griego, obliga a pagar contrayendo nuevas deudas, por la incapacidad de pagar con recursos propios”, explicó el economista y docente de la Universidad de Buenos Aires Andrés Asiain.

El círculo vicioso del ajuste

Al igual que en Argentina, los organismos de crédito internacionales obligaron a Grecia a implementar una serie de programas de ajuste económico para reducir gastos y cancelar la deuda creciente y nominada en euros. Durante cinco años el país europeo aplicó la receta neoliberal. Eso afectó su sistema productivo y, como consecuencia, su capacidad de pago.

“El capital financiero internacional, en ambos casos, hace que en un momento el país no pueda pagar”, criticó Robba. “El ajuste hace que la gente no tenga ingresos para comprar. Si no tenés consumo interno no tenés inversión. Ellos proponen ajustar para que caiga el consumo y de esa manera aumente el ahorro y se transforme en inversión y luego en empleo futuro. Lo que pasa realmente es que cae el consumo, cae la inversión y los recursos fiscales. Es un círculo vicioso, porque los pocos recursos que hay están destinados a pagar la deuda. La única salida griega es la misma que teníamos nosotros: reestructurar la deuda sin defaultearla. Porque, como dijo Néstor Kirchner, 'los muertos no pagan'”, agregó.

Fuga de capitales y corralito

Los organismos que financian a Grecia (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea) ofrecieron un nuevo programa de ajuste. El premier Tsipras decidió que una consulta popular decida si acepta o rechaza la medida y convocó a un referéndum, que fue ratificado por el Parlamento.

“Compatriotas griegos, ante el chantaje del ultimátum, que nos exige aceptar una severa y denigrante austeridad sin fin y sin ninguna expectativa de recuperación social y económica, les pido que respondan de manera orgullosa y soberana, como la historia del pueblo griego lo demanda”, sostuvo Tsipras al pedir que apoyen el NO. Ayer por la tarde, una multitud se manifestó en la plaza Syntagma, frente al Parlamento, en rechazó al rescate financiero.

La decisión soberana del gobierno griego generó la respuesta del Banco Central Europeo (BCE), que decidió no aumentar los préstamos de emergencias. El fracaso de las negociaciones entre el gobierno y los organismos provocó una corrida bancaria en la que se fugaron 400 millones de euros.

“En el caso griego, como en el argentino, en el sistema financiero hay depósitos en moneda extranjera”, explicó Asiain. “En Argentina había depósitos en dólares. La propia economía no tenía las divisas, la única fuente permanente para hacer frente a la fuga de divisas era el acceso al financiamiento externo. En el caso griego son las líneas de liquidez del banco europeo. En ambas situaciones, no existe la posibilidad de extracción de los depósitos de forma masiva. Ante la falta de accesos a créditos internacionales, al preveerse que no se podrán afrontar las extracciones, la gente se desespera por sacar la plata”, agregó.

Ante la imposibilidad de afrontar las extracciones masivas, el gobierno griego anunció un corralito como el que implementó el gobierno de la Alianza en la Argentina. En este caso el plazo es breve: hasta el 6 de julio, un día después del referéndum. “Es una jugada política”, planteó Robba.

“La salida de Grecia no es economica, es política. Depende si la Troika (que conforman el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea) quiere disciplinar a Grecia poniéndolo de rodillas o acepta imposibilidad de pago, reestructura la deuda y atiende la demanda de otros países que están en una situación similar”, definió.

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