La directora Pamela Yates vino a la Argentina a presentar “Granito de arena: Cómo atrapar a un dictador” la película que sirvió para condenar a un genocida. Se proyecta hoy a las 22 en el cine Gaumont y el lunes a las 20 en la Alianza Francesa, en el 15º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos.
"Granito de arena" es la película de Pamela Yates que se proyectará hoy a las 19hs en el cine Gaumont. Se trata de la premiada secuela de “Cuando las montañas tiemblan” (1982), el documental que denunció el genocidio en Guatemala y dio a conocer al mundo a la activista maya -luego Nobel de la Paz- Rigoberta Menchú. “Granito de arena”, realizada en gran parte con material que quedó afuera del primer film de Yates, sirvió como testimonio para que el ex dictador Efraín Ríos Montt (1982-83) fuera juzgado por un tribunal internacional en España y condenado a 80 años de prisión por genocidio y crímenes de lesa humanidad. Hoy, con 87 años, cumple arresto domiciliario.
Poco antes de la proyección en el marco del 15º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos, la directora habló con Infojus Noticias.
-¿Qué se siente que una película suya haya servido para condenar al genocida Ríos Montt?
-Antes que cineasta soy militante por los Derechos Humanos y el cine es mi herramienta de lucha. A finales de los ’70 estuve trabajando como sonidista en El Salvador y allí me enteré que en Guatemala había una ‘guerra escondida’, por eso fui a buscar esa historia. Porque mi país tiene una gran responsabilidad al haber apoyado las dictaduras en Centroamérica, y yo como norteamericana quería contarle a los estadounidenses y al resto del mundo la verdadera historia y el papel que jugó Estados Unidos en estos países. Cuando se estrenó “Cuando las montañas tiemblan” yo sentía que no había hecho todo lo que hubiese deseado para ayudar a esa gente. Hoy siento que la vida me dio una segunda oportunidad, porque aquella entrevista de 1982 con Ríos Montt donde él dice ‘si yo no puedo controlar al Ejército entonces qué estoy haciendo aquí’ sirvió para condenarlo por la matanza de más de 200.000 personas.
-¿Por qué decidió titular “Granito de arena” a la película?
-Porque tomé una frase de Rigoberta Menchú en la que dice que no podemos cambiar las cosas por nosotros mismos, en solitario, pero podemos ayudar a que cambien, poniendo nuestro granito de arena y contribuyendo al cambio colectivo. Y pienso que esa es una lucha que dura toda la vida.
-¿Cómo fue reencontrarse 25 años después con ese material archivado para desandar otra historia?
-Me sorprendí muchísimo porque yo recordaba el material que quedó incluido en la película pero había olvidado aquellas imágenes, aquellas caras, aquellos momentos que había tenido que dejar afuera. Incluso verme a mi 25 años más joven me daba un poco de impresión. Pero eso mismo fue lo que me animó a contar la historia en primera persona, como testigo directo de todo aquello que había vivido en la selva guatemalteca con los guerrilleros, junto a los militares cuando casi pierdo la vida arriba de un helicóptero que fue derribado por la resistencia y cayó detrás de unas montañas.
-En un momento del relato usted dice que tenía mucho miedo pero que ese miedo la motivó a filmar.
-Me abracé a ese miedo para contar la historia y a la vez me sirvió ser ciudadana norteamericana porque eso me protegió, algo que no pasaba con los periodistas guatemaltecos que si hubiesen intentado hacer algo parecido a lo que yo hice les hubiese costado la vida.
-¿Qué recuerda de aquella entrevista con Efraín Ríos Montt donde él pronuncia esas palabras cargadas de impunidad?
-En esos momentos era un hombre arrogante, soberbio y maleducado que ejercía su brutalidad con fuerza, pero hace muy poco lo tuve enfrente en un juicio en Guatemala, donde se proyectó mi material fílmico, y me encontré con un viejo débil, un hombre que no demuestra emociones. Cuando le preguntaron sobre mi entrevista él dijo que no recordaba nada pero estoy segura de que nunca la va a olvidar.
-¿Hoy su vida está dedicada cambiar las cosas desde el cine?
-Mi vida la dedico a contar historias sobre los Derechos Humanos, a buscar soluciones para los problemas del mundo y a tratar de convencer de a otro gente de que aporten su granito de arena para cambiar lo que está mal. Además este documental es una carta de amor a los documentalistas de mañana, que sepan que es importante lo que están haciendo y lo mucho que vale documentar.
"Granito de arena" se proyecta hoy a las 22 en el cine Gaumont y el lunes a las 20 en la Alianza Francesa, en el 15º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos.