Jorge Fairbairn y Marcelo Errecaborde, están acusados de explotar laboralmente a, al menos, 23 hombres: algunos oriundos de Balcarce y otros que habían llegado de Santigo del Estero. Fueron rescatados a principios de este año durante un allanamiento a un campo explotado por la firma Proyecto Sol S.A.
Durante el día, recolectaban papas del suelo en jornadas de “sol a sol”, de lunes a lunes: arrancaban a las 4.30 y terminaban alrededor de las 21. Por las noches dormían sobre colchones en cuchetas puestas en colectivos que eran sus viviendas. Alcanzaban a llenar 2.400 bolsas por día pero a la mayoría no les iban a pagar hasta que terminara la cosecha. Cuando le preguntaron a Oscar por qué había ido a trabajar a ese campo en la localidad bonaerense de General Belgrano desde su Santiago del Estero natal, respondió: “por necesidad”. Él y otros 22 hombres fueron rescatados en un allanamiento el 27 de enero de 2014. Ahora el juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla procesó por trata laboral a dos de sus explotadores.
Las víctimas estaban en un campo denominado San José ubicado en el “Camino Viejo a Pila”, a 20 kilómetros de General Belgrano. El predio era explotado por la firma Proyecto Sol S.A. a partir de un contrato de arrendamiento con los titulares del establecimiento. Según se desprende del expediente, las papas que caían de la cosechadora y los hombres levantaban del suelo tendrían como destino la famosa empresa de productos congelados Mc Cain Argentina S.A.
Los imputados, sin prisión preventiva, son dos productores de Balcarce: Jorge Oscar Fairbairn y Marcelo Eduardo Errecaborde. Están acusados de haber captado, recibido y acogido, con el fin de explotar laboralmente y así obtener un provecho económico de ello, a al menos a 23 personas, abusando de la situación de vulnerabilidad y desprotección en la que se encontraban las víctimas. En marzo del año pasado, Ramos Padilla dictó un embargo de un millón doscientos mil pesos a la firma para garantizar las remuneraciones y posibles indemnizaciones para las víctimas.
Dormir en colectivos
Los colectivos fueron la vivienda de los 23 hombres el tiempo que duró la explotación. Cada vez que una de las víctimas quería entrar a dormir, tenía que salir otra porque no entraban. Las condiciones en las que estaban configuraban un listado de falencias: no tenían luz, ni baños, ni duchas, ni botiquines, ni matafuegos. Se sentaban en los bolsones de papas para comer porque tampoco tenían sillas, ni una.
“El patrón me dijo que el trabajo iba a durar de 25 a 30 días, no nos dijo nada sobre dónde íbamos a dormir. Él únicamente me habló del dinero que nos iba a pagar al finalizar la cosecha. Tampoco dijo nada sobre cuántas horas por día había que trabajar. Sobre la comida tampoco dijo nada”, dice uno de los testimonios que figura en el procesamiento al que tuvo acceso Infojus Noticias. El escrito de 159 hojas tiene fecha de 18 de septiembre.
Las víctimas habían llegado desde Balcarce y Santiago del Estero. Según se desprende de la causa, la explotación se consumó desde diciembre de 2013 respecto a los tres hombres oriundos de Balcarce y desde el 8 de enero de 2014 hasta el día del allanamiento en relación con los 20 de Santiago del Estero. Todos eran varones mayores de edad a cargo de sus familias. La estampa de la vulnerabilidad se repite en cada una de sus historias: estudios sin terminar, trabajos informales, familias a cargo.
A los 23 hombres les descontaban todo lo que consumían, hasta la ropa para hacer su trabajo. Los precios que les cobraban los explotadores eran excesivos. “La bolsa de hielo la pagábamos cuando en verdad cuesta cerca de , en las tarjetas para la carga de los teléfonos siempre nos cobraba un recargo de , el kilo de asado nos lo cobraba cincuenta y pico a ”, contó uno de ellos. Tampoco les pagaron el traslado hasta el campo.
Los días de lluvia o de poca producción no cobraban. “Los trabajadores cumplían jornadas de sol a sol, de lunes a lunes y bajo las inclemencias del calor sofocante de la temporada estival, en clara violación a la legislación vigente para el trabajo agrario” dice el procesamiento que lleva la firma de Ramos Padilla.
El Estado contra la trata
En el caso, quedó reflejado el trabajo conjunto de distintas áreas del Estado nacional que abordan la problemática de trata desde la sanción de la ley que tipificó el delito. La AFIPDGI fue quien formuló la denuncia inicial. El Ministerio de Trabajo de la Nación constató las irregularidades y decidió suspender la actividad laboral. El Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, dio asistencia a las víctimas al momento del procedimiento y en los días posteriores. También presentó su informe sobre el caso la Dirección de Orientación, Acompañamiento y Protección a Víctimas (DOVIC) dependiente del Ministerio Público Fiscal de la Nación.
Los operadores judiciales dispusieron oficiar al Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas a los fines de que se arbitren los medios a su alcance para efectivizar la real y efectiva asistencia y patrocinio jurídico gratuitos a los hombres rescatados.
Tras el allanamiento la a gran mayoría de las víctimas decidió no continuar con la relación laboral y aceptar la protección del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento. Los hombres, a través de la Defensoría Oficial de Santiago del Estero, presentaron un reclamo civil colectivo.
Muchos de ellos quisieron denunciar la situación de explotación pero no sabían dónde ni a quién. Estaban lejos de la ciudad más cercana. La línea 145 funciona en todo el país y de manera gratuita. En ella se reciben denuncias por trata laboral y sexual todos los días del año, las 24 hs. del día.
MFA/LC