Desde 1912, con la Ley Sáenz Peña –que estableció el voto secreto, universal (para hombres) y obligatorio–, a la recuperación democrática y la presidencia de Raúl Alfonsín, Infojus Noticias presenta un registro fotográfico nunca visto sobre las jornadas electorales a lo largo de la historia argentina.
En la Argentina, la democracia moderna nació en 1912 con la Ley N° 8871, conocida como “Ley Sáenz Peña”, fruto de las negociaciones entre el conservador Roque Sáenz Peña y el radical Hipólito Yrigoyen. Hasta ese momento, los radicales habían intentado llegar al poder con levantamientos armados y se abstenían de votar para deslegitimar al régimen conservador.
La nueva norma estipulaba que el voto, desde entonces, sería secreto, universal (aunque sólo era masculino) y obligatorio. Se acababan las patotas armadas que robaban urnas y amenazaban en días de votación para ganar las elecciones. Hipólito Yrigoyen fue, en 1916, el primer presidente electo con la nueva ley.
En la esquina de Entre Ríos y Rivadavia la gente espera la anotación en las pizarras, colocadas en los balcones del Congreso, del número de votos computados. Abril 1922.
Las elecciones legislativas de 1930 fueron importantes para definir el golpe que derrocó a Yrigoyen, meses más tarde. Un resultado radical adverso le hubiera dado más poder a la oposición; uno bueno, más legitimidad al gobierno. Finalmente, la Unión Cívica Radical (UCR) obtuvo el 41% de los votos: un número considerable pero bajo, comparado con resultados anteriores. Eso terminó de definir el golpe que, encabezado por José Félix Uriburu, llegó el 6 de septiembre de 1930.
Así los conservadores volvieron al poder. En abril de 1931, tuvieron lugar las elecciones en la provincia de Buenos Aires, donde se creía que el radicalismo perdería. Sin embargo, el partido triunfó de la mano del radical Honorio Pueyrredón y los comicios fueron suspendidos.
Camiones del Correo que trasladan urnas de la Penitenciaria Nacional a la Junta Electoral, y de allí al Correo Central que se encarga de su distribución en toda la república. Marzo 1928.
La “Década infame” se extendió hasta 1943 y se basó en el fraude, la proscripción del radicalismo y la represión a un movimiento obrero donde el comunismo crecía al calor de la crisis y el deterioro de las condiciones de vida.
Tras el golpe del ’43, el coronel Juan Domingo Perón comenzó a interesarse por las condiciones de vida de los trabajadores: una prioridad de su derrotero político. Octubre del ’45 lo encontró desplazado del gobierno y encarcelado ante la presión opositora. El movimiento obrero exigió su liberación con la movilización del 17 de octubre y, meses después, Perón se convertía en presidente: alcanzó el 54,4% de los votos, superando por menos de diez a la Unión Democrática.
Colocando los resultados del escrutinio en el tablero. Abril 1924.
Perón inauguró una “democracia ampliada” que contemplaba una dimensión económica, social y política. Durante su gobierno, el derecho al voto alcanzó a las mujeres, con la Ley de sufragio femenino, sancionada en 1947. En el ’51, participaron de una elección presidencial. Una vez más, Perón alcanzaba la presidencia, con más adhesiones que antes: conquistó el 62,5% de los votos y superó por más de 30 puntos a la fórmula radical Balbín–Frondizi.
Mesa 2 ubicada en el hospital Pirovano: un ciudadano deposita su voto. Marzo 1926.
La Revolución Libertadora que derrocó a Perón, en 1955, buscó también “desperonizar” a la sociedad con diferentes medidas. La más célebre fue el decreto 4161 de proscripción, que prohibía mencionar al movimiento y su líder, además de restringir su participación electoral. Los primeros comicios bajo la proscripción fueron los legislativos de 1957 y allí el voto en blanco triunfó sobre el radicalismo con el 21,93% de los votos.
Los ciudadanos ante los comicios de la Capital. Un feriante. Marzo 1934.
Todas las fuerzas políticas comprendieron enseguida que, aunque el peronismo siguiera proscripto, sus votos debían tenerse en cuenta e incorporarse al juego político. El acuerdo con el peronismo fue lo que le permitió a Arturo Frondizi ser presidente en 1958, con el 44, 8% de los votos. Sin embargo, muchos peronistas renunciaron a “prestar” su sufragio y el voto en blanco salió tercero, con el 9,16%.
En la vereda de "La Razón", miran los datos que se inscribían en las pizarras. Abril 1914
El peronismo facilitó el ascenso de Frondizi pero también propició su caída. En 1962, hubo elecciones para renovar bancas legislativas y al gobernador de la provincia de Buenos Aires. Frondizi permitió la participación de partidos “neo-peronistas” con otros nombres y hombres del sindicalismo. El peronismo ganó en diez de las veintidós provincias existentes por entonces, incluyendo Buenos Aires, donde salió electo Andrés Framini, un líder sindical leal a Perón. Frondizi fue derrocado once días más tarde.
Los ciudadanos, a pesar de las inundaciones, se acercan a votar. Noviembre 1931.
En 1963, resultó electo presidente el radical del pueblo, Arturo Umberto Illia, con el 25% de los votos, uno de los más bajos de la historia argentina; detrás se ubicaron el voto en blanco (21%) y el radical intransigente Oscar Alende (16,41%). Ese débil sustento marcó el gobierno de Illia, quien debió sufrir la tutela permanente de las Fuerzas Armadas, la presión mediática y el descontento popular hasta que fue derrocado, en 1966, por la Revolución Argentina de Juan Carlos Onganía.
Recuento de votos. Marzo 1938.
El Cordobazo –la marcha obrero estudiantil que tuvo lugar el 29 de mayo de 1969– puso en jaque a la dictadura burocrático–autoritaria de la Revolución Argentina, cuyo líder Onganía terminó renunciando. El militar Alejandro Agustín Lanusse le siguió en la presidencia, tras el breve paso de Roberto Levingston; ante el avance de la guerrilla y hechos como la Masacre de Trelew, Lanusse selló el Gran Acuerdo Nacional con diversas fuerzas políticas, que incluía un llamado a elecciones.
Los comicios de 1948.
El presidente exigía que los candidatos tuvieran un mínimo de dos años residiendo en el país: de esta forma, Perón –en el exilio– no tenía margen para presentarse. Héctor Cámpora fue la figura elegida para encabezar la fórmula peronista y resultó ganador con el 49,5% de los votos. Debió haber balotaje, pero las fuerzas políticas acordaron no realizar la segunda vuelta y Cámpora se convirtió en presidente.
Una mujer deposita su voto en la escuela de la calle Sarmiento 2573. Julio de 1963.
Sin embargo, renunciaba 49 días después: Cámpora llamó a elecciones y la fórmula Perón–Perón (Juan Domingo y su esposa Isabel) logró el 61,85% de los votos. Con casi 40 puntos de diferencia sobre la fórmula radical, se trató de la diferencia más holgada que alcanzara un candidato.
Fila compuestas por ciudadanas que esperan turno a fin de emitir su voto. Septiembre de 1973.
Éstas fueron las últimas elecciones que tuvieron lugar antes del golpe militar de marzo de 1976. Tras la derrota en la guerra de Malvinas, en 1982, la dictadura cívico–militar comenzó una retirada acelerada que terminó con las elecciones de 1983. Raúl Alfonsín se convirtió en presidente con el 51,75% de los votos. Se inauguró así una etapa de democracia ininterrumpida que dura hasta hoy, la más larga de la historia argentina.
Clausurado el acto electoral, se procede al recuento provisorio de votos correspondiente. Septiembre de 1973.
* Fotos: Archivo General de la Nación Dpto. Doc. Fotográficos. Buenos Aires. Argentina.
MC/LL